V

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Al día siguiente, me tomé la libertad de no ir a ninguna de mis clases.

Me dolía todo el cuerpo, y mi herida se veía peor aún que cuando me la hice ayer. Ni siquiera era capaz de ponerme de pie, y mis compañeras de dormitorio se lo dijeron a los profesores cuando pasaban lista, para que no me pusieran ausencia.

Vomité unas tres veces en menos de dos horas, y estaba empezando a considerar que quizá sí que tenía que ir a la enfermería.

Mi brazo y mi estómago estaban llenos de arañazos y cada vez tenían un color más oscuro, más negro. Las venas de alrededor de las laceraciones eran totalmente negras, y cada vez que las miraba, solo podía pensar en la extraña criatura que me atacó:

Era más que evidente que no debería haber ido, pero al menos, recuperé mi libro. Además, solo llegó a hacerme un par de arañazos antes de hechizarle con un "crucio" y esfumarse entre los grandes árboles del bosque.

Debido a las pesadillas y el malestar, me costó conciliar el sueño durante la noche, por lo que estuve durmiendo gran parte del día. Cada vez me dolía más, y lo único que disipaba ese dolor era dormir, y ni siquiera.

Era la cuarta vez que vomitaba cuando oí que la puerta se abría y unas pisadas más que reconocidas cambiaban por el suelo del dormitorio.

Genial, lo que me faltaba.

Me puse de pie a duras penas, y lo vi todo negro por unos segundos, hasta que volví a estabilizarme y salí del baño.

-Vete, Nott. Lárgate -Le espeté nada más verle, ojeando un libro de mi estantería.

Él se sobresalto un poco al verme entar, y me respondió;

-¿Tú no deberías estar en...? -Al ver mi estado, se corto a sí mismo y directamente se acerco a mí a pasos rápidos-. ¿Quién te ha hecho esto?

Theodore me agarró del brazo, examinando la herida con furia.

-¿Y a ti qué te importa?

Entonces, como si se diera cuenta de algo, levantó la mirada y me preguntó, muy pero que muy enfadado:

-¿Fuiste al Bosque por la noche?

-¿Pero qué más te da? ¡Sueltame!

Empecé a forcejear para zafarme de su agarre, pero él era mucho más fuerte que yo. No entendía su reacción por esto, ¿por qué le importaba cómo me hubiera hecho los rasguños?

De pronto, sacó su varita de su bata, y empezó a recetar un hechizo en un idioma que no sabía cual era, porque desde luego no sonaba ni a inglés ni a italiano. Comencé a retorcerme de dolor mientras que él seguía hablando, y pude sentir como empezaba a sangrar y a sangrar.

-¡Para, para, para!

Theodore no me hizo caso, y me dolía tanto que ni siquiera podía resistirme o moverme.

Ya estaba a punto de perder la consciencia por las oleadas de dolor punzante, cuando de repente, todo terminó.

Cuando abrí los ojos, había un charco de líquido negro a mis pies, y mi estómago y brazo sangraban como si los acabara de cortar otra vez.

-¿¡Pero qué cojones has hecho?! -Le grité, empujándole con fuerza.

-¡De nada, eh! ¡Te acabo de salvar la vida, imbecil!

Esa respuesta hizo que mi pequeña rabieta cesera, pues no entendía nada.

-¿Qué?

-Ese veneno estaba a punto de matarte. Dos horas más y estarías muerta. ¿Se puede saber qué coño te pasa? ¿Por qué vas al Bosque tú sola por la noche?

Smoke Curtains {Theodore Nott}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora