Estaba metida en mis asuntos, buscando mis brazaletes de oro, cuando los suspiros de mis compañeras de cuarto me hicieron sobresaltarme un poco.
—¡Ámber! —dijeron, viéndome de arriba a abajo, con una sonrisa de fascinación en la cara.
—¿Qué pasa? —pregunté, sorprendida.
Mis compañeras de cuarto se miraron entre ellas, como si estuvieran viendo al chico más guapo del mundo.
—Teníamos planeado ir a la fiesta a ligar, pero si vas a ir así, yo prefiero quedarme.
—Sí, yo igual.
Sus comentarios me robaron una sonrisa de felicidad, y al ver mi cara, se rieron conmigo.
—¿De verdad os gusta? Estaba pensando en cambiarme...
—¡Ni se te ocurra! —me chilló Cho, casi enfadada por mi idea.
—Es que me hace un poco plana... —dije, mirándome de arriba a abajo, disgustándome un poco por lo que veía.
No pude terminar mi oración porque casi me resbalo y caigo al suelo cuando un cojín impactó contra mi cara a una velocidad de cuatrocientos metros por segundo.
La verdad es que ese vestido estaba sin estrenar porque en su día, Valeria me dijo con buena intención que me hacía las tetas como dos guisantes, y que el morado no quedaba bien con mi pelo castaño.
Aunque ahora que lo pienso, muy probablemente lo diría porque siempre le encontraba algo malo a lo que se ponían sus amigas... Bueno, por lo menos enseñaba mis piernas y cintura, que eran mis puntos fuertes.
Me partí de risa por el incidente con el cojin, y decidí aceptar los cumplidos de las chicas.
La verdad es que no me juntaba con ellas porque me sentía una acoplada ahora que mis antiguas amigas habían solicitado que me cambiaran de habitación. Y, no sé, ellas ya tenían su grupo desde hace un montón y no quería ser la nueva.
—Bueno, pues si os gusta a vosotras... Seguro que tan mal no me veo.
»¿Vais a ir, verdad?
Les pregunté, mientras que me ponia mis joyas y guardaba todo lo que iba a necesitar en el bolso. Me extrañó que no se estuvieran arreglando aún, pero ellas asintieron con la cabeza y me dijeron:
—Llegaremos sobre las diez y media... Es que los de Slytherin y sus novias siempre llegan antes, ya sabes...
—Ah, sí, eso... —dije, recordando el problema con Theodore—. Os llegarán noticias mañana, pero que sepáis que Theo y yo no estamos juntos.
Les expliqué toda la situación lo más rápido y resumidamente que pude, y al terminar, estaban más confundidas que al principio. Sin embargo, ya eran las nueve menos cinco y no quería llegar tarde, así que me despedí y les dije que terminaría de contárselo mañana.
Ellas me desearon suerte, aun confundidas, y me puse en camino hacia los dormitorios de Slytherin. No veía tres en un burro porque no quería llevar gafas y después de la fiesta seguro que se me olvidaba quitarme las lentillas, y no quería que me extirparan un ojo, por lo que fui con más cuidado de lo normal.
Me ponía muy contenta saber que mis nuevas compañeras de cuarto se llevaban bien conmigo, ya que eso evitaba que me sintiera tan sola. Si algún día me animaba, les diría de ir a tomar una cerveza de mantequilla. Pero por ahora, me conformaré con lo que tengo.
Entre pitos y flautas, ya había dicho la contraseña para entrar a los dormitorios de los Slytherin y llamado a la puerta de Matheo. Estaba hecha un manojo de nervios, sobre todo cuando abrió, y le vi con el pelo mojado y despeinado, una pequeña herida en su nariz y una camisa negra semiabierta.
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Smoke Curtains {Theodore Nott}
FanfictionADVERTENCIA: Uso de drogas, asesinatos, lenguaje obsceno y grosero, escenas de sexo +18, amenazas de muerte, violencia y sadismo, toxicidad y posesividad dentro de una pareja; no imitar. Un slow-burn con Theodore Nott, a través de un enemies to love...