II

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Me sobresalté un poco al oír las pisadas, pero ese pequeño susto no tuvo punto de comparación con el terror que sentí cuando identifique a una figura alta, de hombros anchos y pelo castaño acercarse a mí.

En ese momento, supe que iba a morir. Theodore Nott me había seguido para extrangularme y acabar conmigo. Y encima, no llevaba mi varita encima.

A pesar de todo, rodé los ojos y continué leyendo el libro que me había regalado mi padre del mundo muggle, se llamaba "La Historia Interminable", o algo así. Y nerviosamente, me centré en volver a meterme en la historia.

Por el rabillo del ojo vi cómo se encendía un cigarrillo y miraba al cielo nublado mientras se metía en sus pensamientos.

"Esto es rarísimo" pensé. ¿No me va a decir que me largue, o algo por el estilo?

Nos quedamos así por un minuto, ignorandonos mutuamente, hasta que él rompió el silencio:

-He estado investigando sobre hechizos para hacer amigos... Te los podría enseñar, si quieres. -Dijo, evidentemente vacilandome, sin ningún ánimo de ayudar en realidad.

-Gracias por preocuparte, por mí -respondí, siguiendo su vacile-, pero ya he investigado por mi cuenta. He descubierto uno buenísimo que podría interesarte.

Él volvió a alzar una ceja, como esta mañana, y calando de su cigarrillo, contestó, sarcástico:

-Sorpréndeme.

-Es para que la gente a tu alrededor empiece a preocuparse por ti: seguro que ni siquiera tus padres te han pedido que dejes de fumar.

Creí haber descubierto su punto débil, porque pude ver cómo su mirada de diversión pasaba a ser de pura cólera. No obstante, se controló, y me dijo:

-Sabes que podría hacer que te expulsen de Hogwards, ¿verdad?

-Para lo inteligente que presumes ser, me sorprende que aún no te hayas dado cuenta de que me da igual. ¿Qué crees que hago aquí, Nott?

Respondí, rebuscando la caja de cigarrillos en mi bolsillo. Saqué uno y procedí a encenderlo con un pequeño hechizo que aprendí hace unas semanas.
Mientras que calaba de él, volví a centrarme en el libro, ya sintiendo cómo me iba relajando poco a poco.

Nott, al ver lo que estaba haciendo, soltó una risa ácida y dijo:

-Hipócrita.

-Si tanto te molesta, puedes irte, eh. No te sientas obligado a estar aquí.

Guardé mi libro porque iba a ser imposible concentrarme con el estúpido ese a mi lado, y me puse de pie. Tenía una costumbre muy rara, que se basaba en caminar mientras fumaba. O por lo menos, no estar sentada.

Él aprovechó para agacharse y ojear el libro que antes tenía en mis manos. Toda esta situación estaba siendo muy extraña; había muchísima tensión entre nosotros, pero no nos podíamos ir. Era como una especie de reto para demostrar quién le importaba menos a quién. De modo que mientras que yo caminaba en círculos, él examinaba uno de los clásicos de la literatura muggle.

-¿Vas a estar aquí mañana? -preguntó después de unos minutos de total silencio.

Le di la espalda mientras le daba las últimas caladas a mi cigarrillo. Decidí hacerle esperar un poco, y después de casi un minuto, respondí:

-Puede. ¿Por qué preguntas?

Pensé que él también quería hacerme esperar, pero cuando pasaron aproximadamente dos minutos, me gire sobre mi misma, extrañada de no haber obtenido respuesta, y me lleve una gran sorpresa cuando me di cuenta de que se había ido, y mi libro ya no estaba en el suelo.

Smoke Curtains {Theodore Nott}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora