XXXVI

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Me pasé la noche en vela sin poder olvidarme de lo que representaba esa criatura para mí. Había visto un par de muertes en la televisión y alguna vez me había desmayado, pero eso no implicaba "ver la muerte", de modo que estaba en blanco.

Sobre las cuatro de la mañana, me rendí y dejé de resistirme a lo que me estaba pidiendo el cuerpo. Agarré mi móvil y me dirigí muy silenciosamente a fuera de los dormitorios, a algún lugar dónde nadie pudiera escuchar la conversación.

Antes de presionar el símbolo de un teléfonito sobre el contacto al que quería llamar, me paré a repasar una vez más los últimos tres meses en Hogwarts, pues nunca antes había visto un Thestral. De hecho, la última vez que fui hacía el bosque prohibido, tampoco vi ninguno. Así pues, debía de ser algo medianamente reciente.

Pero estaba completamente en blanco, no se me ocurría nada; además, podía ser que como no solía tomar la ruta que tomé esa noche para ir hacia el bosque casi nunca, siempre hubiese sido capaz de ver los Thestral y me había dado cuenta esa noche... Sin darle más vueltas, hice la llamada.

Eran las cuatro de la mañana, y en Florida, según tengo entendido, eran las once de la noche, o alrededor de esa hora, y ella siempre estaba despierta.

Después de unos segundos sin respuesta, escuché la aguda voz de mi madre al otro lado de la línea.

—¿Qué haces despierta a estas horas, Ámber? —me saludó, a su manera.

—Hola, mamá. Sí, estoy bien, ¿y tú?

—Terminando de trabajar, hija. ¿Necesitas algo? —Quiso saber, sin sonar muy borde, pero bastante ocupada.

Podía escuchar desde aquí el sonido de las teclas siendo apretadas con rapidez y apuro, los pasos veloces dentro de la oficina y unos gritos no muy amables.

Quise no molestarla mucho, así que fui al grano.

—Es un poco extraño, pero, ¿alguna vez he visto a alguien morir frente a mí cuando era pequeña?

Hubo un silencio demasiado largo para mi gusto al otro lado de la línea, y mi madre estaba decidiendo si esto era una broma o si tenía que llevarme a terapia.

Pero ella ya estaba acostumbrada a las preguntas extrañas que no venían a cuento por mi parte, así que respondió, exasperada:

—No, Ámber —resopló, y me la pude imaginar pasándose la mano por la cara, sin poder creerse la pregunta—. Que yo sepa, nunca me has contado nada sobre haber visto morir alguien frente a ti, ni nada por el estilo.

»A no ser que tú padre, en alguno de sus viajes, tuviera algún conflicto.

Se me puso la piel de gallina al recordar el oficio de mi padre y la razón por la que viajaba tanto. Encerré mis emociones en un tarro a punto de explotar, y negué con la cabeza, alejando ese pensamiento.

—No, con papá nunca vi nada. —Y de eso sí que estaba segura. No tenía ni un malo recuerdo con él—. Bueno, mamá, te dejo trabajar, mucha suerte.

—Gracias, cariño. Descansa, buenas noches. —Me dijo, esta vez más suave que antes.

—Buenas noches, te quiero.

Ella colgó la llamada, y yo me quedé sola detrás de una pared del castillo en el patio, de noche.

Quise emprender mi camino de vuelta a mi dormitorio, pero en cambio, me senté en el suelo, sabiendo que en cualquier momento podría pasar algún profesor de guardia y pillarme fuera del castillo.

Pero el riesgo merecía la pena. El cielo era tan bonito esa noche. Y tan familiar por alguna razón que no supe descifrar...
Todo estaba tan tranquilo y silencioso, que no se me ocurrió mejor idea que molestar a una de mis personas favoritas en Hogwarts.

Theo.

Theo.

Theo.

¿Estás despierto?

Para mi grata sorpresa, contestó en menos de dos minutos. ¿Este hombre no dormía nunca o qué?

No.

Déjame en paz.

Se me escapó una risita al leer su mensaje. Sin embargo, no me dio tiempo a responder:

¿Qué haces despierta?

He salido a dar un paseo.
No podía dormir. ¿Y tú?

Yo nunca duermo.

Pero tú sí. ¿Te pasa algo?

Ver que me conocía bastante bien me conmovió, e hizo que apoyara la espalda en la pared del castillo, tan fría como aquella noche.

Decidí serle sincera, pues quizá podía ayudarme.

Hoy he visto un Thestral.

Al ver que no respondía nada, decidí añadir:

Nunca había visto uno antes.

Y según yo, nadie ha muerto
frente a mí.

Theodore tampoco respondió a eso, aunque seguía en línea. Me resultó raro viniendo de él, probablemente se hubiera quedado dormido. Apagué mi móvil y volví a mirar a la luna, que se me seguía haciendo igual de familiar que antes.

Algo más sobrenatural que de costumbre estaba sucediendo esa noche y necesitaba saber qué estaba pasando.

Estaba a punto de ponerme de pie cuando la pantalla de mi teléfono se iluminó, mostrando en grandes letras blancas el nombre de Theodore. Me había enviado un mensaje.

E

stoy fuera.

Te iba a mandar un audio
pero mejor te lo digo en
persona.

¿Dónde estás?

♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡

He vueltoooo

Perdón por la inactividad, pero escribí tanto en tan poco tiempo que necesitaba tomarme un descanso.

Os aviso que no voy a actualizar tan a menudo como antes, pero no voy a dejarla sin terminar, no preocuparse. Estoy dedicándole más tiempo a otras historias mías que algun día me gustaria subir aquí, a Wattpad, y por tanto no va a haber un capítulo por día o incluso dos, como antes.

Espero que lo entendáis, muchísimas gracias por las 70k lecturas es que aún no me lo creo, sois los(as) mejores 😭😭

Un besoo♥︎♥︎♥︎

Smoke Curtains {Theodore Nott}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora