XVI

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Me senté en un banco vacío de una calle totalmente desconocida, muy alejada de Hogwarts, y llorando de la frustración y la ira.

Odiaba a Theodore Nott. Pero odiaba más que tuviera el poder de hacerme sentir así.

Después de que me diera un cumplido, se tiraba toda la tarde insultándome, pasando de mí, cuando yo lo único que quiero es devolverle el favor de que haya aceptado tener una relación falsa. Y encima, intenta pagarme porque vaya a una boda, como si me estuviera comprando, y se mete con el negocio de mi familia.

¿Por qué estaba tan enfermo?

De solo pensar en lo mucho que lo odiaba, continuaba llorando y sollozando; había llegado a un punto en el que no podía respirar.

Entre tantas respiraciones cortadas, casi no pude escuchar el sonido de mi teléfono en mi bolsillo. Muy tonta de mí, pensé que quizá era un mensaje de Nott disculpándose, o por lo menos preguntando donde estaba.

Aunque el remitente no era desagradable; Riddle me había mandado otro mensaje.

Desesperada y sin saber a quien llamar, porque Valeria y las demás no podían enterarse de esta discusión, Berkshire estaba en la biblioteca y estudiando siempre apagaba su móvil, me vi en la necesidad de recurrir a Riddle, porque no me llegaba el dinero para un taxi ni de broma.

Perdona pero si me hubieran
dejado cocinar a mí, tendríamos los
pulmones limpios.

Bueno, más o menos.

Matt, ¿puedo llamarte?

Matheo, al ver que le cambiaba de tema, me preguntó, más serio:

¿No estabas con Nott?

¿Dónde estás?

Me ha dicho que os ha
surgido algo y ha ido para allá.

No lo sé.


Mándame tu ubicación.

Hice lo que me pidió, y pensé que Riddle había dejado en leído mi mensaje y no me iba a responder porque ya venía hacía aquí, pero de repente, una llamada emergente apareció en la pantalla de mi teléfono, con su nombre en letras grandes.

No pude evitar sonreír al ver que al menos una persona se preocupaba por mí, y se me escapó otro sollozo antes de responder a su llamada.

—¿Qué ha pasado, Lia? —Si no lo conociera, diría que Matheo hablaba como si estuviera enfadado, pero en realidad estaba muy preocupado.

—He discutido con él... —Se me escapó otro sollozo y me limpié las lágrimas—. No sé, Matheo, ya me cansa que sea siempre igual.

Él esperó pacientemente a que volviera a tener la respiración controlada para poder seguir hablando.

—Me hace un cumplido, y luego me intenta pagar con dinero, como si fuera una puta...

—¿Que ha hecho qué? —exclamó, entre sorprendido y cabreado. Muy muy cabreado.

Le conté poco a poco qué había pasado durante la tarde. Le dije que yo pensaba que nos estábamos llevando mejor por el tema de la relación falsa, porque me dejaba reseñas en los libros que yo le prestaba y porque había encargado un vestido para mí, para la boda. Pero que después de decirme que no me quedaba mal, me trató fatal, como si fuera una mierda del suelo. Obviamente, también le mencioné lo que me hizo explotar, y ni siquiera fue lo del dinero.

Smoke Curtains {Theodore Nott}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora