Los recuerdos no se irán

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Capítulo 16

Los recuerdos no se irán.

Freddy

Seguí leyendo esas líneas desde la cama, apenas había amanecido y siempre era lo primero que hacía, en la mañana me gustaba torturar a mis propios sentimientos, quería que recordara cada palabra, cada gesto y cada error.

«Día uno, podíamos llamarlo destinó y si se trataba de destino, entonces yo era la persona con la peor historia escrita para su vida, otra vez él, no es que importará quién fuera, siendo yo me sentiría decepcionado de cualquier otra persona.»

Me reí —Porque solo tú eres perfecto en tu mundo.

«Lo amo.»

Eso se repetía mucho hasta que dejó de escribir y su caligrafía fue sustituida por la mía, ni tan buena, ni tan limpia, tampoco tenía nada positivo que decir.

Escribí un poco, «te hubiesen gustado ver las torres de Egipto, estoy seguro de que de esto no te hubieses sentido decepcionado en lo absoluto, son igual de aburridas que en la televisión»

—¿Qué es eso? —pregunto la mujer a mi lado.

Recién se había despertado, aunque ya yo llevaba algunas horas leyendo y escribiendo.

—Un diario —respondí.

Cuando él se fue descubrí que había dejado esto entre las cosas que no se llevó. Lo vi como algo tan preciado que tuve que llevarlo conmigo, creí que si nos volvíamos a encontrar yo debía devolverlo, pero después de seis meses sin que diera ni una sola señal de vida había abandonado esa idea. 

Ella lo tomó de mi rechazo —Brandon —leyó el nombre de la portada—. No sabía que también te llamabas Brandon, Kang, tienes muchos nombres.

Le quité el diario, no me gustaba que nadie lo tocará. Me había vuelto tan protector con el cómo lo había sido Brandon cuando escribía en él todas las mañanas y todas las tardes. Tenía esa extraña rutina que nunca olvidaré, me solía preguntar si aún lo seguía haciendo.

—Es de la persona que amo —respondí, volviendo a la página en dónde estaba.

Ella comenzó a reír —¿Entonces que haces aquí? 

La había conocido en un bar, el Cairo ofrecía muchas cosas y aunque el lugar fue un tanto aburrido, las mujeres eran atrevidas o al menos ella. De cabello oscuro y ojos rasgados, tenía una figura bonita y hablaba lo justo siempre que la mantuviera ocupada, de momento se estaba volviendo molesta metiendo las narices dónde no la llaman. 

—Intentando pasar la página —respondí.

—Imbécil —me lanzó la almohada y comenzó a vestirse.

Esto era más de lo mismo, no era la primera vez que decepcionaba a una mujer de esta manera. Creí que si volvía a mi antigua vida el recuerdo de él se esfumaria, pero no podía dejar de pensar en él todas las noches. Fue cruel al dejarme con tantos recuerdos, al menos debió haberme borrado la memoria o algo. Ojalá algo así se pudiera hacer. 

Mi teléfono comenzó a sonar, lo tomé porque se trataba de Eros, él siempre solía llamar a esta hora, no importa dónde estuviera. 

—¿Cómo te va con las momias por el Cairo? —pregunto él, en cuanto conteste.

—Es..., es una mierda, no te voy a mentir, es como un eterno museo —confesé.

—¿Qué haces ahí? Ya regresa, llevas cuatro meses viajando sin descanso, te extrañamos en el club —pidió como hacía siempre.

Te estuve esperando L(G)TBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora