El sol brillaba con fuerza sobre Los Ángeles cuando Adele Adkins y Izzie se dirigieron al Hospital Westside. La mañana estaba en pleno apogeo y el tráfico de la ciudad apenas ralentizaba su conversación animada.
—¿Preparada para otro día salvando vidas? —preguntó Izzie con una sonrisa mientras entraban en el aparcamiento del hospital.
—Siempre lo estoy —respondió Adele, ajustándose la bata blanca mientras se adentraban en el edificio.
El hospital estaba tan activo como siempre, con pacientes y personal médico en constante movimiento. Al entrar, saludaron a varios colegas y se dirigieron hacia la sala de reuniones donde su equipo ya esperaba.
—¡Buenos días a todos! —saludó Adele al abrir la puerta—. ¿Cómo están?
Antes de que pudieran responder, Miranda, la astuta doctora del equipo, se acercó rápidamente a Adele.
—Adele, el director del hospital quiere verte en su oficina de inmediato —dijo con seriedad.
—Entendido. Ya vuelvo, chicos. Empiezen la reunión sin mí —indicó Adele antes de salir de la sala y dirigirse a la oficina del director.
Al llegar, tocó suavemente la puerta antes de entrar. El director, el doctor William Harlow, la recibió con una sonrisa.
—Adelante, doctora Adkins. Quiero presentarle a nuestro nuevo neurocirujano —dijo Harlow, señalando a un hombre alto que estaba mirando por la ventana.
Cuando el hombre se dio la vuelta, Adele quedó momentáneamente sin palabras. Tenía ojos marrones penetrantes, tez negra y labios finos. Definitivamente, era muy guapo.
—Adele, este es el doctor Rich Paul. Rich, esta es la doctora Adele Adkins, nuestra jefa de cirugía —los presentó el director.
Rich sonrió y extendió la mano. —Un placer conocerla, doctora Adkins.
—El placer es mío, doctor Paul —respondió Adele, estrechando su mano con firmeza.
—Adele, quiero que le muestres el hospital y lo pongas al tanto de nuestras instalaciones y procedimientos —pidió el director Harlow.
—Por supuesto, director. Venga conmigo, doctor Paul —dijo Adele, comenzando el recorrido.
A medida que caminaban por los pasillos, Adele le mostró cada departamento, explicando en detalle las funciones y particularidades de cada área. Rich escuchaba con atención, haciendo preguntas pertinentes y mostrando un interés genuino.
—Es un hospital impresionante —comentó Rich mientras se dirigían a la sala de reuniones donde el equipo de Adele esperaba.
—Y el equipo que tenemos aquí es aún más impresionante —respondió Adele con orgullo—. Voy a presentarle a todos.
Al entrar en la sala, las conversaciones se detuvieron y todos se giraron para mirar al nuevo miembro del equipo.
—Chicos, quiero presentarles al doctor Rich Paul, nuestro nuevo neurocirujano. Rich, este es nuestro equipo: la doctora Miranda, el doctor Tony, el doctor Jhony y la doctora Maggie,—dijo Adele, señalando a cada uno.
—¡Bienvenido al equipo! —dijo Miranda con una sonrisa, estrechándole la mano.
—Es un placer tenerte con nosotros —añadió Tony, seguido de saludos cordiales de Jhony y Maggie.
—Gracias a todos. Estoy deseando trabajar con ustedes —respondió Rich, claramente impresionado por la cálida bienvenida.
—Bueno, sin más nada, es hora de trabajar. Muchos pacientes nos esperan y a mí muchas cirugías —dijo Adele con determinación—. Doctor Paul, le deseo un buen día.
Adele salió de la sala de descanso con su equipo, cada uno dirigiéndose a su labor. Rich se quedó un momento, pensativo, mientras observaba a Adele alejarse. No podía evitar sentirse atraído por su belleza y su evidente habilidad como líder.
"Definitivamente es una mujer extraordinaria," pensó Rich, preparándose para su primer día en el Hospital Westside.
Manos a la Obra
El sonido de los monitores y el murmullo del personal llenaban el ambiente del quirófano mientras Adele y Rich se preparaban para una serie de operaciones. Era un día agitado, con múltiples pacientes esperando la destreza de sus manos expertas.
—¿Lista? —preguntó Rich mientras se ponía los guantes.
—Siempre lista. Es una laparotomía exploratoria en un paciente con dolor abdominal agudo —respondió Adele, revisando los informes del paciente.
La operación comenzó con una sinfonía de movimientos coordinados. Adele y su equipo trabajaban en perfecta armonía, con Rich observando cada detalle. Aunque no estaba directamente involucrado en esta operación, estaba allí para aprender y apoyar.
—¿Cómo va, Adele? —preguntó Izzie desde el otro lado de la mesa.
—Todo bien. Encontramos una obstrucción, pero nada que no podamos manejar —respondió Adele con confianza.
Mientras terminaban la cirugía, Adele se volvió hacia Rich.
—Su turno, doctor Paul. Tenemos un paciente con un tumor cerebral que necesita ser extirpado —dijo, dirigiéndose al siguiente quirófano.
Rich tomó el mando, demostrando su habilidad y precisión. Adele observaba atentamente, lista para intervenir si era necesario, pero confiando plenamente en su nuevo colega.
—Tumor identificado y preparado para extirpación —anunció Rich, con una calma impresionante.
—Excelente trabajo —comentó Adele, asistiendo en los momentos cruciales.
A lo largo del día, Adele y Rich alternaron entre cirugías, cada uno demostrando su maestría en su especialidad. La camaradería y el respeto mutuo se hacían cada vez más evidentes con cada procedimiento.
—Su técnica es impecable, Dr Adkins —dijo Rich durante una breve pausa.
—Gracias, Dr Paul. Lo mismo puedo decir de usted. Este hospital ha ganado mucho con tu llegada —respondió Adele, apreciando su destreza y profesionalismo.
El día pasó rápidamente entre cirugías y consultas. Al finalizar su última operación, Adele y Rich se dirigieron a la sala de descanso, exhaustos pero satisfechos.
—Fue un día largo, pero muy productivo —dijo Rich, quitándose la máscara.
—Así es. Y apenas estamos comenzando —respondió Adele, dejándose caer en una silla—. ¿Qué te parece el equipo?
—Impresionante. Todos son muy competentes y dedicados —dijo Rich, mirando a Adele—. Y tú eres una líder excepcional.
—Gracias,. Estoy segura de que harás una gran diferencia aquí —dijo Adele con una sonrisa.
—Eso espero. Trabajar contigo ha sido una experiencia increíble —admitió Rich.
—Y esto es solo el principio —respondió Adele, sintiendo una chispa de emoción por lo que estaba por venir.
Todos se despieron al momento de salir del hospital para sus casas, cómo era constumbre ver a Adele y izzie salir juntas de hospital y subir a su auto las dos...
—Y que tal el nuevo neurocirujano? — pregunta izzie.
—Hace muy bien su trabajó, no lo puedo negar espero que siempre sea haci.
—Es muy guapo no? — si, que lo es...
Las dos se rieron maliciosamente en el auto para luego subirle el volumen a la radio y cantaron hasta llegar a su departamento.