Izzie acompañó a Adele al aeropuerto, y ambas compartieron un último café antes de la partida.
—Cualquier cosa que pase en estos dos días, tu solo me llamas y ahí estaré
— dijo Izzie, con una sonrisa cómplice.—Está bien, lo prometo — respondió Adele, sonriendo.
Richard ya estaba en el aeropuerto cuando Adele llegó. Al verla, se acercó y la saludó cortésmente. Subieron al avión rumbo a Chicago, y durante el viaje, Richard se quedó dormido un rato, mientras Adele miraba por la ventana, perdida en sus pensamientos, intentando descifrar que es exactamente lo que esta sintiendo.
Una vez en el hotel, Adele subió a su habitación, deshizo su maleta y se decidió sobre lo que usaría en la reunión de la noche. Necesitaba despejarse, así que decidió caminar un poco por el hotel, un lugar lujoso y bellamente decorado. En su paseo, se encontró con una vieja amiga, Kate, y las dos se saludaron efusivamente, poniéndose al día de sus vidas.
La tarde llegó rápidamente, y Adele se preparó para la reunión. Optó por un hermoso vestido rojo de gala, elegante y ceñido, con la espalda descubierta y unos tacones a juego. Llevaba el cabello suelto y un maquillaje sutil. Al bajar al salón, todas las miradas se centraron en ella, pero sólo una le importaba: la de Richard, que la observaba sin disimulo
algo pero sin que ella lo notará.La reunión comenzó, y los representantes de los hospitales discutieron sobre las condiciones actuales y los planes de mejora. Adele participó activamente, apoyando muchas de las propuestas y ofreciendo su perspectiva.
Después de los discursos, todos brindaron y se dispusieron a cenar. Richard hablaba con una de sus colegas, Verónica, mientras Adele los observaba discretamente, bebiendo de su copa de vino. Kate se acercó a ella y comenzaron a conversar plácidamente, pero Adele no podía evitar desviar su mirada hacia donde estaba Richard.
—Deja de mirar tanto a la ex pareja —dijo Kate con una sonrisa traviesa.
—¿Cómo que ex pareja? —preguntó Adele, sorprendida.
—Sí, Verónica y el neurocirujano... ¿cómo es su nombre?
—Rich —respondió Adele, sintiendo un pequeño nudo en el estómago.
—Eso, Rich. Se me había olvidado su nombre. Fueron pareja por un par de años, creo que hasta hubo anillo de por medio. Nunca se supo por qué terminaron...
—Vaya, no tenía ni idea de eso —dijo Adele, tratando de mantener la calma.
Decidió ir por más vino, y allí se encontró con Rich, quien la tomó por sorpresa pero no desaprovechó el momento para decirle:
—Doctora adkins está usted hermosa está noche.
Adele sintió su corazón latir más rápido. —Gracias, Doctor usted también luce muy bien esta noche.
La música suave y las conversaciones animadas llenaban el salón Adele hablaba con diferentes colegas, pero en especial con Kate la cual le decía más de un chisme de todos los reunidos en el salón.
Finalmente, la reunión terminó y todos se dirigieron a sus respectivas habitaciones. Adele y Richard estaban en el mismo piso, y coincidieron en el ascensor. El ambiente estaba cargado de tensión.
—No sabía que tú y Verónica fueron pareja —dijo Adele, rompiendo el silencio.
—Sí, así es.
Estuvimos juntos cuatro años, pero al final no funcionó —respondió Richard, mirándola fijamente.
—Es una lástima.
—¿Lástima por qué? —preguntó Richard, acercándose un poco más.
—Por que lo de ustedes no funciono...
—Oye... —susurró Richard, inclinándose lentamente hacia ella.El ascensor se detuvo con un suave "ding" y las puertas se abrieron. Adele rápidamente salió de éste y tomó un poco de aire.
—Buenas noches, Richard —dijo, tratando de sonar firme.
—Buenas noches, Adele —respondió él, mirándola con intensidad.
Adele cerró la puerta de su habitación, su mente aún revoloteando con pensamientos sobre lo sucedido en el ascensor. Se dejó caer en la cama, para luego quitarse los tacones tratando de buscar calmar. Justo cuando comenzaba a encontrar un poco de paz, un suave golpe en la puerta la hizo levantarse de nuevo.
Al abrir, se encontró con Richard, su expresión tensa y pensativa.
—¿Qué sucede? —preguntó Adele, su voz apenas un susurro.
—Necesito hablar contigo —dijo Richard, con seriedad en sus ojos.
Adele asintió, dejándole pasar y cerrando la puerta detrás de él. Ambos se quedaron en silencio por un momento, la tensión palpable en el aire. Finalmente, Richard rompió el silencio.
—Sé que me porté como un imbécil ese día después del beso —comenzó, su voz baja y llena de sinceridad—. Solo quiero que sepas que ese beso lo fue todo para mí. No fue solo un impulso, realmente lo deseaba.
Adele lo miró fijamente, sus palabras resonando en su mente. Guardó silencio, dejando que él continuara.
—Sabes, justo cuando el ascensor se abrió, iba a decirte algo importante —dijo Richard, dando un paso más cerca de ella.
—¿Qué? —preguntó Adele, intrigada y nerviosa al mismo tiempo.
—"Lastima habría sido que estuviera comprometido y no pudiera mirarte, observarte, ni pensar en ti como lo hago" —respondio él, su mirada intensa clavada en la de ella.
Adele sintió su corazón acelerarse aún más. Trató de encontrar las palabras adecuadas, pero solo una confesión salió de sus labios.
—Sé que nunca me preguntaste, pero me encantó ese beso —dijo ella, su voz temblorosa—. Y me muero por uno en este momento.
Richard se acercó aún más, la distancia entre ellos casi inexistente. Adele lo miró a los ojos, sintiendo una mezcla de nervios y deseo. Richard levantó una mano y la pasó suavemente por el rostro de Adele, acariciando su mejilla con ternura. Se inclinó hacia ella, sus respiraciones mezclándose, y la diferencia de estatura apenas perceptible ahora que Adele no llevaba tacones.
Sus labios se encontraron de nuevo, esta vez con una pasión contenida que ambos habían estado tratando de negar. El beso fue suave al principio, pero pronto se volvió más intenso, más urgente. Adele rodeó el cuello de Richard con sus brazos, atrayéndolo más cerca, mientras él la sostenía con firmeza y delicadeza a la vez.
Ambos se dejaron llevar por el momento, olvidando por un instante todas las dudas y complicaciones. En ese pequeño espacio de tiempo, solo existían ellos dos, y el mundo exterior parecía desvanecerse.
Finalmente, se separaron, sus frentes aún tocándose, sus respiraciones entrecortadas. Richard la miró a los ojos, una sonrisa suave curvando sus labios.
—No quiero que esto sea pasarejo.
—murmuró—. Quiero que sepas que me importas, más de lo que he admitido.Adele asintió, sintiendo una calidez en su pecho que no podía negar.
—Yo menos —respondió ella, su voz apenas un susurro.
CONTINUARÁ.
Espero que disfruten este capítulo de estos dos personajes, casi que no rich, dios mío... Estoy intentando actualizar lo más que puedo ya que estoy teniendo un poco más de tiempo libre para continuar con esta historia.