Capitulo 36

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Cinco días después:

Durante estos días, la compañía de Izzie y las visitas constantes de Richard me habían dado la energía que necesitaba para sobrellevarlo. Richard venía a verme cada día, trayendo pequeñas sorpresas, ya fuera un ramo de rosas, un libro, o simplemente su presencia.

Hoy iremos los tres a cenar a la casa de mi padre. La noche era cálida y tranquila cuando llegamos a casa de mi padre para la cena. Desde el accidente y la cirugía, había ido recuperándome poco a poco, y poder caminar sola —aunque con cuidado— se sentía como una victoria. La cena de hoy no solo era una celebración por esa pequeña recuperación mía, sino también por la visita de Izzie, ya en unos dias regresara a Nueva York. Aunque en el fondo también sabía que todos estábamos allí para compartir un momento con mi padre, cuyo cáncer había avanzado a un punto en el que hasta había perdido su cabello. El dolor de verlo así era profundo, pero ver cómo aún mantenía su espíritu.

La casa estaba llena de risas y voces cuando todos nos reunimos alrededor de la mesa. Richard, que se había convertido en un apoyo constante en mi, me sostenía suavemente por la cintura mientras caminábamos juntos hacia el comedor. Me dedicó una sonrisa tranquila, y yo le respondí con un beso. Para mi sorpresa, se llevaba cada vez mejor con mi padre; los dos parecían haberse encontrado mutuamente un respeto y aprecio, algo que llenaba de una tranquilidad inmensa.

—Vaya, Adele, estás caminando mejor de lo que imaginaba —comentó Hellen, sonriendo con calidez mientras servía las bebidas.

—Eso es porque tengo un excelente equipo de enfermeros —respondí, lanzando una mirada a Richard e Izzie, quienes sonrieron de vuelta.

—Yo diría que la fortaleza viene de familia —intervino mi padre con una voz suave y tranquila, y todos guardaron silencio un segundo, llenos de respeto por sus palabras.

Christyn, pintaba algunas de sus calcomanías estado en silencio, así que aproveche para preguntarle a mi padre sobre su enfermedad.

—Papá,Cómo te has sentido?. —le pregunte, mientras observaba sus ojos cansados.

—Bueno ya perdí mi pelo por completo, aunque es bueno por qué chrystin me vive diciendo que parezco un huevo de pascua.

—Sonrie levemente, mientras miraba de nuevo a chrystin pintado con inocencia, sin saber que significaba eso.

—Ahi días en los que no se puede parar de la cama, y su respiración es más agitada. —Pronuncio Hellen.

Sentí como las manos de richard, acariciaban las mías al ver mi semblante.

—Bueno, he porqué no cenamos? —bromeó, izzie haciendo que todos rieran.

—Eso es cierto, se va a enfriar  —bromeó, hellen riendo mientras, llamaban a la mesa a chrystin.

Cuando todos comenzamos a cenar, la conversación se tornó más íntima. Después de la cena decidimos jugar un juego de mesa, izzie y Richard hicieron tregua y nos iban ganando a todos.

—No, eso es trampa —dije un poco frustrada al momento de no sacar la carta correcta —. No importa cuántas veces intentaba, siempre sacaba un número menor.

—No, es nuestra culpa que seas una nobata en esto. —agregó rich, divertido, aunque noté en su tono burleton.

Mi padre intervino en ese momento, y saco una carta de suerte y gano.

La emoción en la mesa era palpable, y todos compartimos un instante.

—Papi, ganaste —dijo abrazándolo, mientras esté la tenía en sus piernas.

—Donde está el baño? —Pregunte rápidamente.

—Volteando al fondo —Me señaló Hellen un poco sorprendida por mi pregunta.

Me levanté con cuidado de la mesa, Richard se iba a poner de pie pero le dije que podía sola, no tardaba.

—Como están tus padres izzie? —Muy bien señor Evans, ahora están felices viniendo en Seúl dicen que los asiáticos son otro nivel.

—Llegue al baño rápidamente y no pude contener más el vómito, se siente asqueroso. Lo hice de seguido por un par de minutos, no entiendo el porque.

—Ya regreso .— pronuncie y me levanté de la mesa.

Izzie siguió hablando con evans de muchas otras cosas, incluyendo a Hellen
aunque no se conozcan... Ella es una loro para hablar con cualquiera.

—Estaba humedecido mi rostro un poco
cuando tocaron la puerta del baño.

"TOC, TOCK"

—Abri la puerta, ya sabía que era el.
— Estás bien rubía? Está un poco pálida, se acercó un poco más —. Si, estoy bien no te preocupes cariño.

—Ven, volvamos con todos... Creo que es mejor te lleve a casa no debes esforzarte tanto mañana te quitaran, la insision de la pierna.

—Eso es cierto solo espero no quedar con alguna cicatriz, porque se verá horrible.

—Hey, no digas eso tu pierna quedará perfecta ya lo verás.

Paso sus manos por mi cintura, haciendo evidente el acercamiento de nuestros cuerpos.

—Te amo —Nuestros labios se unieron en un beso. —Por suerte use enjuague bucal.

—Y yo a ti!!

—Atrapados, por eso se vieron los dos solitos al baño. —Pronuncio izzie

—No, es cierto.

Adele tu padre ya tiene un poco de sueño, creo que ya es tarde y es hora
de irnos a casa.

—Si, justo de eso hablá con rich — Sisi, cómo no.

Los tres volvimos a la sala donde estábamos, Ya era hora de despedirnos uno a uno.

—Adios, Mi muñeca que descanses —Recuperate pronto para vayamos al parque juntas.

—No, se diga más —Bese su mejilla, para luego despedirme de mi padre y Hellen.

—Feliz noche!!!

Los tres salimos de la casa, Rich y izzie me ayudaron al entrar al carro para evitar lastimarme... Después de unos minutos llegamos a mi departamento.

—Mañana vengo por ti, para ir al hospital —Esta bien —. Sonríe levemente

—Descansa, Gracias por el día de hoy y por traernos a casa... Conduce con cuidado.

—No, es nada y lo haré puedes estar tranquila.

Ejerci un poco de fuerza en sus mangas de su suéter, para atraerlo a mi y besar eso labios que tanto me encantan. Fue
un beso corto, casi una caricia, como si quisiera saborear la sensación de tenerlo cerca. Luego, el beso se fue profundizando, pasando de dulce a un poco más intenso y sus manos rodeaban
mi cintura pero luego de unos minutos paré.

—Ya, es hora —dije medio antontolada mientras aun rodeaba con sus manos mi cintura.

—Descansa rubia, te cuidado al entrar
—Tu igual, no te preocupes izzie debe de estar en la sala esperandome.

Me quedé por unos segundos más, hasta que subió a su auto y retrocedio para irse, así que entre a casa.

Anatomía de un deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora