Capitulo 7

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Cuando Izzie y Adele llegaron a su departamento, el ambiente aún estaba cargado con la energía de la noche. Sin embargo, Izzie notó de inmediato que algo había cambiado en su amiga.

—¿Estás bien, Corazón? Pareces un poco ida — preguntó Izzie mientras dejaba sus cosas en el sofá.

Adele suspiró y se dejó caer en el sillón. — Es que... algo pasó mientras te esperaba.

Izzie se acercó con los ojos brillando de curiosidad. — ¿Qué pasó? Cuéntamelo todo.

Adele miró a su amiga, dudando por un momento, pero finalmente decidió contárselo. — Rich me besó.

Izzie soltó un grito de emoción y se sentó a su lado, agitando las manos con entusiasmo. — ¡Lo sabía! ¡Lo sabía! Ese hombre no puede dejar de mirarte. Y esas últimas salidas suyas... ya ni vives aquí, vive pegado a ti. ¿Y qué tal besa? ¡Cuéntame todo!

Adele sonrió, a pesar de sus nervios.
— Izzie, no hay mucho que contar. Solo fue un beso. Estoy segura de que fue porque estaba tomado y no pensó lo que hacía.

—¿Tú crees? Yo no creo que él sea así
— dijo Izzie, pensativa— . De todos modos, ustedes deben hablar bien sobre esto.

Adele asintió, sabiendo que su amiga tenía razón. — Sí, lo haré mañana.

Ambas subieron a sus habitaciones, pero Adele no podía dejar de pensar en el beso. Recordó la sensación de los labios de Rich sobre los suyos, la calidez de su toque y la intensidad del momento. Mientras tanto, en su propio apartamento, Rich hablaba con su mejor amigo, Max.

— Max, creo que cometí un error — dijo Rich, preocupado.

— ¿Qué pasó? —preguntó Max.

—Besé a Adele —confesó Rich— . No sé si ella siente lo mismo que yo y no quiero crear un mal ambiente en el trabajo ni en el equipo. No quiero que piense que confundí las cosas.

Max lo miró con comprensión. —Lo mejor que puedes hacer es hablar con ella. Aclaren las cosas para que todo quede muy claro.

— Tienes razón. Mañana hablaré con ella — dijo Rich, decidido.

A la mañana siguiente, todos llegaron puntuales al hospital, excepto Adele e Izzie. Cuando Adele finalmente llegó, se encontró con Rich en los pasillos. Cruzaron miradas brevemente, pero Adele trató de disimular su nerviosismo.

Después del almuerzo, Adele fue al baño para despejarse. Al salir, se encontró con Rich, quien la saludó con una dulzura que la hizo temblar.

— Hola, Adele —dijo Rich, sonriendo.

— Hola, Rich —respondió ella, intentando mantener la calma.

— ¿Podemos hablar a solas un momento? pidió Rich.

Adele asintió y ambos se dirigieron a un pasillo más tranquilo.

— Lo de anoche fue... —comenzó Rich, dudando.

Adele lo miró fijamente, esperando que continuara.

— Quiero pedirte perdón por lo de anoche. Sé que no debí hacer lo que hice —dijo Rich, sinceramente arrepentido.

Adele intentó hablar. — Rich, yo...

Pero Rich la interrumpió. — Creo que es mejor que hagamos como si esto nunca hubiera pasado. No sabía lo que decía ni lo que hacía.

Adele se sorprendió por su respuesta, pero guardó silencio. Finalmente, asintió. — Sí, es lo mejor.

Ambos se miraron por un momento más antes de separarse, cada uno sintiendo el peso de las palabras no dichas y las emociones no expresadas. La tensión entre ellos era palpable, pero sabían que necesitaban mantener la profesionalidad en el hospital.

Mientras el día avanzaba, Adele no podía evitar sentir una mezcla de tristeza y alivio. Sabía que la conversación con Rich era necesaria, pero no esperaba que terminara así. Por su parte, Rich se sentía igual de conflictuado, deseando poder retroceder el tiempo y manejar las cosas de una manera diferente.

Al llegar al consultorio de, Izzie la cual la estaba esperando con una taza de té.

—Bueno, ¿cómo te fue? —preguntó Izzie, curiosa.

Adele se dejó caer en el sofá y suspiró. Exactamente como te dije. Rich me dijo que lo de anoche fue un impulso y nada más.

Izzie la miró a los ojos. —¿Te gusta Richard?

Adele se quedó en silencio por un momento, confundida. —No... claro que no. Además, eso sería poco ético.

Izzie sonrió y la miró con ternura.
— Adele, soy tu mejor amiga. No me puedes mentir. Mira cómo te brillan esos ojitos lindos que tienes.

Adele llevó sus manos a su rostro, sintiéndose vulnerable. — Estoy muy confundida por todo esto. Pero eso es todo. Todo continuará como si nada...

Justo en ese momento, el teléfono de Adele sonó. Era el director del hospital, pidiéndole que ella y Rich fueran a su oficina.

— Adele, Richard, necesito hablar con ustedes — dijo el director al encontrarse en su oficina—. Este año, ambos van a representar al hospital en la reunión anual de los diferentes hospitales del país.

Adele lo miró sorprendida. — Siempre he asistido con usted, director. ¿Por qué el cambio?

— Este año no podré acompañarte, Adele. Pero confío en que Richard hará un excelente trabajo junto a ti. ¿Tienes algún problema con eso?

Adele miró a Richard por un momento antes de responder con confianza. -No, por supuesto que no.

El director sonrió. — Excelente. Estoy seguro de que ambos representarán al hospital con gran profesionalismo.

Al salir de la oficina, Adele y Richard intercambiaron una mirada.

Unas horas después los dos entraron juntos a cirugía todo fluyó muy bien
y fue todo un éxito.

—Buen trabajo doctor Paul —Pronuncia Adele con una sonrisa, saliendo así de la sala de cirugías ya su jornada había terminado y era tiempo de descansar ya que mañana tanto ella como rich tendrá un largo día de trabajo fuera del hospital.

Anatomía de un deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora