Capitulo 30

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Después de terminar todo, Richard me seguía esperando afuera del hospital al salir. Nos dirigíamos al estacionamiento cuando Richard me lanzó una mirada traviesa. Sabía lo que planeaba, y aunque al principio intenté resistirme, no pude evitar sonreír cuando se acercó a mí, tomándome por la cintura y plantando un beso suave pero insistente en mis labios.

—Ven conmigo —me susurró entre besos

—No lo sé... —intenté protestar, pero otro beso selló cualquier argumento que tuviera.

—Sabes que quieres —dijo con esa sonrisa que siempre me desarmaba.

No había manera de decirle que no. Asentí, y en cuestión de minutos ya estábamos camino a su apartamento.
Al llegar, Richard abrió la puerta y me guió adentro, abrazándome desde atrás apenas cruzamos el umbral. Sentí sus labios presionarse suavemente contra mi cuello, haciéndome reír un poco.

— Voy a preparar algo rápido para cenar.

Me quedé en la sala, quitándome el abrigo y mi cartera, Mientras él comenzaba a cocinar algo, me acerqué para apoyarme en la barra y decidí hablar de algo que había rondado mi cabeza todo el día.

—He estado investigando más sobre el cáncer de mi padre  —le comenté, rompiendo un poco el ambiente ligero.

Richard, sin dejar de cocinar, levantó la mirada y me dedicó una sonrisa comprensiva.

—¿Y qué has encontrado? —preguntó.

—Nada realmente nuevo que no sepa, pero... no sé, es complicado aún me cuesta entender.

Él no dijo nada al principio, simplemente me dejó hablar, como siempre hacía. Mientras terminaba de preparar la comida, se acercó y me puso un plato delante.

—Vamos a cenar, y luego me cuentas más, ¿te parece? —dijo, dándome un beso en la frente.

La cena fue sencilla pero deliciosa, algo que Richard siempre lograba. Durante la comida hablamos un poco más, de mi padre, del hospital, sobretodo de la chica de los orgasmos, fue realmente chistoso.

—¿Te ayudo con los tacones? —preguntó Richard después de la cena, viéndome hacer un gesto de incomodidad.

—Por favor —dije, aliviada.

Se arrodilló frente a mí y con delicadeza me quitó los tacones. Luego, comenzó a masajearme los pies, haciéndome suspirar de alivio.

—Tienes manos milagrosas, ¿te lo he dicho antes? —bromeé, disfrutando cada segundo de ese pequeño masaje.

—Lo sé —respondió con una sonrisa arrogante, pero graciosa.

Tras unos minutos de masaje, Richard me miró con una expresión que ya conocía bien.

—¿Qué te parece si nos damos un baño en la tina? Con agua tibia y mucha espuma... Creo que nos lo merecemos después del día de hoy.

No pude evitar sonreír ante la idea.

—Eso suena delicioso.

Pocos minutos después, ambos nos dirigimos al baño. La tina ya estaba lista, llena de espuma y con el agua a la temperatura perfecta. Me desvestí lentamente, sintiendo el alivio de quitarme la ropa después de tantas horas de trabajo. Richard, en cambio, solo se quedó en boxer, como si supiera que eso me haría sonreír.

Entramos en la tina, y el contacto del agua caliente con mi piel fue casi terapéutico. Me acomodé frente a él, dejando que mis músculos se relajaran por completo. El silencio entre nosotros no era incómodo, más bien era un momento de pura calma, de estar presentes.

De repente, noté que Richard me estaba observando con una sonrisa leve en su rostro.

—¿Qué sucede? —le pregunté, curiosa.

—Nada... solo que este ha sido un buen momento para terminar mis cumpleaños —dijo, como si fuera lo más normal del mundo.

—¿Qué? —respondí, incrédula—. ¿Hoy es tu cumpleaños?

Richard asintió, divertido por mi sorpresa.

—Sí, pero no quería hacer un gran alboroto por eso.

—¿Y por qué no me lo dijiste antes? —lo golpeé suavemente en el brazo, fingiendo estar ofendida.

—No quería que te sintieras obligada a hacer algo. Además, este momento, contigo aquí... es todo lo que necesitaba.

Me quedé mirándolo, sin saber qué decir al principio. Era tan típico de él no querer atención. Me acerqué más a él en la tina, mis manos recorriendo suavemente su pecho.

—Entonces, supongo que es mi turno de hacer que este cumpleaños sea inolvidable —susurré, con una sonrisa traviesa.

Richard sonrió de vuelta, y en ese momento, supe que la noche estaba lejos de terminar.

Perdón por no haber actualizado antes!!!
No, vuelve a pasar que disfruten de los capítulos, me hacen saber si les parece mejor que sea narrado desde el punto de vista de Adele o tercera  persona :)
Att: Kate

Anatomía de un deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora