Después de una intensa jornada en el Hospital Westside, el equipo de Adele se dirigió al bar local para celebrar el cumpleaños de Tony. La risa y la charla animada llenaban el aire mientras todos disfrutaban de la merecida desconexión.
—¡Por Tony! —brindó Izzie, levantando su copa de vino—. ¡Feliz cumpleaños!
—Gracias, chicos. No podía pedir mejores compañeros —respondió Tony, claramente emocionado por la sorpresa.
La noche avanzaba con historias y anécdotas del hospital. Todos se relajaban, dejando atrás el estrés de la jornada. La llegada del pastel marcó un punto culminante en la celebración. El enorme pastel de chocolate estaba decorado con velas que Tony sopló con entusiasmo mientras el equipo cantaba "Feliz Cumpleaños".
—¡Foto de grupo! —gritó Miranda, levantando su cámara—. ¡Todos juntos!
Adele, quien había estado conversando con Izzie, se unió al grupo. Sintió un ligero nerviosismo cuando Rich se colocó a su lado y, con una sonrisa, deslizó su mano alrededor de su cintura.
—Sonríe para la foto —le susurró al oído, su voz suave y tranquilizadora.
Adele sonrió, aunque sentía un cosquilleo en el estómago por la cercanía de Rich. La cámara destelló, capturando un momento que ninguno de ellos olvidaría pronto.
A medida que la noche avanzaba, el pastel fue devorado y las botellas de vino se vaciaron. La media noche llegó rápidamente y con ella, el final de la celebración.
—Gracias por una noche increíble, chicos. ¡Feliz cumpleaños, Tony! —dijo Adele, abrazandolo.
—Gracias, Adele. Ha sido una noche perfecta —respondió Tony, con una sonrisa de oreja a oreja.
Mientras todos se despedían, Izzie se volvió hacia Adele con una expresión de preocupación.
—Oh no, olvidé mi bolso en la recepción del hospital. Debo ir a buscarlo —dijo Izzie.
—Está bien, Izzie. Ve con cuidado. Yo me quedaré un rato más —respondió Adele, mirando a Rich.
El bar comenzó a vaciarse hasta que solo quedaron Adele y Rich. Se sentaron de nuevo, revisando las fotos que miranda les había enviado a todos y riéndose de las expresiones capturadas.
—Mira esta. Tony tiene más crema en la cara que en el pastel —dijo Rich, riendo.
—Sí, y mira a Miranda tratando de mantener la compostura —añadió Adele, riéndose.
Después de un rato, Adele y Rich se pusieron de pie y él la acompañó hasta su auto. El aire nocturno estaba fresco y Adele sintió un escalofrío.
—¿Tienes frío? —preguntó Rich, quitándose su abrigo—. Toma, ponte esto.
—Gracias —dijo Adele, sonriendo y aceptando el abrigo.
Rich pasó una mano suavemente por el rostro de Adele, apartándole un mechón de cabello. —Hoy estás muy hermosa.
Adele se sintió ruborizar y no supo qué responder. Solo guardó silencio, sintiendo una mezcla de nervios y expectación.
—Tienes un poco de crema en tu mejilla —dijo Rich, sonriendo.
—¿En serio? Qué vergüenza —respondió Adele, apenada.
—No te preocupes, déjame quitarla
—dijo Rich, susurrando mientras se acercaba más a ella.El espacio entre ellos se fue reduciendo
adele miraba fijamente a rich aquí se notó su diferencia de estatura, poco a poco rich se acerca mucho más hasta que sus labios finalmente se encontraron en un beso suave y tierno. El mundo pareció detenerse para ambos, el tiempo congelado en ese momento perfecto. Sus labios se movieron en una danza lenta y apasionada, una conexión que ninguno había anticipado pero que sentían profundamente.Después de lo que pareció una eternidad, se separaron lentamente, ambos respirando con dificultad. Rich mantuvo su mirada fija en los ojos verdes de Adele, una chispa de emoción y deseo brillando en los suyos.
—No quería que esta noche terminara sin hacer esto —dijo Rich en un susurro—. Eres increíble, y me encantas.
Adele se quedó sin palabras, su corazón latiendo con fuerza. —Rich, yo...
Antes de que pudiera terminar, el coche de Izzie apareció, interrumpiendo el momento.
—¡Aquí estoy! Perdón por la espera —dijo Izzie, bajando la ventanilla—. ¿Listos para irnos?
Rich y Adele se miraron una vez más, sus sentimientos no expresados pero claramente entendidos.
—Sí, vamos —respondió Adele, quitándose el abrigo y devolviéndoselo a Rich—. Gracias por el abrigo, Rich. Y... gracias por todo.
—De nada, Adele. Buenas noches —dijo Rich, sonriendo.
Adele se subió al coche de Izzie, su mente aún girando por el beso y las palabras de Rich. Mientras se alejaban, miró por la ventana y vio a Rich, todavía de pie, observándola.
Adele sabía que nada volvería a ser igual después de ese beso, y eso le ponía los pelos de puntas, está peor que un volcán
su cabeza piensa algo totalmente diferente que sus latidos.