Capitulo 32

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A la mañana siguiente, me desperté temprano. Richard seguía dormido a mi lado. Decidí levantarme sin hacer ruido, bajar a la cocina y tomar un vaso de agua para acompañar mi píldora anticonceptiva. Mientras me la tomaba, sentí la frescura de la mañana llamándome desde el jardín. Abrí las puertas del patio y dejé que el aire fresco me envolviera.

Me senté en una de las sillas del jardín, disfrutando de la tranquilidad del momento, mientras revisaba los mensajes de texto. Tenía uno de mi padre, Y como era costumbre, un mensaje de Izzie con alguna broma para hacerme reír.

El sonido del timbre rompió la paz. Me levanté, regresé al interior de la casa y fui hacia la puerta. Al abrirla, me encontré con un hombre alto, de ojos vivaces y una sonrisa que intentaba ser despreocupada.

—Tú debes de ser Adele, ¿verdad? —me dijo, observándome con curiosidad.

—Sí, soy yo —respondí con una sonrisa amable. —¿Y tú eres…?

—Perdón, soy Max, amigo de Richard. Solo venía a hablar con él y a felicitarlo por su cumpleaños... que fue ayer. Pero si no está, puedo venir otro día.

Reí un poco y lo invité a pasar.

—No, Richard está aquí. Puedes pasar.

Lo llevé a la sala de estar, y mientras él se acomodaba, le pregunté si quería tomar algo.

—Un café estaría bien —respondió Max, acomodándose en el sofá.

Mientras preparaba el café, sentía su mirada observándome desde la sala, aunque trataba de disimularlo.

—Richard me dijo que eras hermosa pero llegué a pensar que exageraba. —dijo de repente, mirándome con una sonrisa astuta cuando le entregué el café.

—Gracias —respondí con una sonrisa.
— Y bueno ya sabes cómo es el.

La conversación continuó unos minutos más, hablando de trivialidades, hasta que escuché pasos en la escalera. Richard bajaba, aún medio adormilado, pero con esa mirada que siempre me hacía sonreír. Me levanté de la silla y me acerqué a él, inclinándome un poco para darle un beso.

—Buenos días, ¿cómo amaneciste? —le pregunté en voz baja.

—Mejor ahora —respondió Richard con una sonrisa perezosa.

Pude notar cómo Max intentaba mirar hacia otro lado, incómodo pero también divertido por la situación. Se removió un poco en su asiento, fingiendo estar distraído por cualquier otra cosa.

—Max, ¿Mi hermano a qué debo tu visita? —dijo Richard, dándole un apretón de manos y un abrazo rápido. —No esperaba verte tan temprano.

—Solo vine a felicitarte por tu cumpleaños, hermano —respondió Max, intentando retomar su actitud despreocupada.

—Gracias, mi hermano. Aunque el verdadero regalo ya lo tengo —dijo Richard, rodeándome con su brazo mientras me miraba.

Max soltó una ligera risa. Yo solo me limité a sonreír, disfrutando de la interacción.

—Que tienen planeado para hacer hoy?
—Pronuncio Max rápidamente.

Mire a Richard buscando alguna respuesta en el.

—Hoy es nuestro día de descanso, creo que solo estar en casa. — Que plan tan aburrido, ¿porque no van hoy en la noche a mi gastrobar?

—No, se — Si, ahí estaremos —pronuncie y Richard me miró un poco sorprendido por mi respuesta.

—Te parece bien a las 8? —pronuncie
lo cual asintió max, con una leve sonrisa.

Max se despidió después de nosotros haber aceptado su invitación. Mientras y yo nos quedamos en la sala de estar.

Anatomía de un deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora