Capitulo 10

63 6 1
                                    

La primera luz del amanecer se colaba a través de las cortinas de la habitación del hotel, iluminando suavemente la figura dormida de Adele. Richard despertó primero, observándola con una mezcla de adoración. Las pequeñas pecas en sus mejillas le parecían adorables, y se tomó un momento para acariciar su rostro, cubriendo un poco más su cuerpo desnudo con la sábana para protegerla del fresco matutino.

Intentó salir de la cama sin despertarla, pero Adele, sintiendo el movimiento, abrió los ojos y lo sujetó de la mano.

—¿A dónde vas? Aún es temprano... murmuró con voz adormilada.

Richard volvió junto a ella, susurrando suavemente:

—Nuestro vuelo sale en una hora.

Adele reaccionó, recordando sus obligaciones. Se acomodó en la cama, cubriendo sus senos con las sábanas, y le dedicó una sonrisa radiante.

—Buenos días —dijo, besándolo con ternura. ¿Cómo amaneciste?

—De maravilla, contigo a mi lado respondió Richard, acariciándole el rostro.

Adele, con una seriedad repentina, comentó:

—Richard, no hemos hablado sobre qué pasará cuando regresemos...

Richard se acomodó en la cabecera de la cama y la atrajo hacia él, haciendo que ella se postrara encima de él. La miró a los ojos, su mirada llena de determinación y deseo.

—Yo quiero todo contigo, Adele. ¿Acaso piensas que te voy a soltar justo después de todo esto? Prefiero que mi vida termine mañana antes de dejar esto acá. Mis ojos solo desean verte todas las noches desnuda, mis labios no quieren alejarse de tu boca, y mis manos no desean separarse de tu piel.

Adele pronunció su nombre suavemente, y Richard puso uno de sus dedos en sus labios, silenciándola con una pregunta:

—¿Tú qué quieres?

Adele respondió, sus ojos brillando con una malicia juguetona:

—Creo que la respuesta es más que obvia.

Comenzó a lamer el dedo de Richard con una sensualidad contundente, disfrutando de la sensación de control y de la evidente excitación que causaba en él. Después de unos minutos, se detuvo y lo besó apasionadamente, sintiendo el miembro duro de Richard entre sus piernas. El deseo crecía entre ellos, pero Adele se apartó, tomando el control de la situación.

—Es hora de ducharnos, o sino perderemos nuestro vuelo.

Ambos se levantaron de la cama a regañadientes, sabiendo que la realidad los llamaba. Se ducharon juntos, compartiendo caricias y risas bajo el agua caliente, disfrutando de cada momento de intimidad que les quedaba. En pocos minutos, estaban listos, vistiendo sus ropas formales y preparándose para el día que les esperaba.

Salieron del hotel, el aire frío de la mañana los envolvió mientras se dirigían al aeropuerto.

Durante el trayecto, Adele apoyó su cabeza en el hombro de Richard, disfrutando de la cercanía y del calor de su cuerpo. Richard le acarició el cabello, sintiendo una paz y una felicidad que no había conocido antes.

Llegaron al aeropuerto justo a tiempo, listos para embarcar en su vuelo de regreso a Los Ángeles. Mientras esperaban en la fila, Richard susurró en el oído de Adele:

—Esto es solo el comienzo.

Ella sonrió, sus ojos reflejando la misma determinación y felicidad.

Al llegar a Los Ángeles, Richard acompañó a Adele a su casa. Se despidieron con un beso Adele entró a su casa y se encontró con Izzie en la sala. Dejó sus maletas y la abrazó.

— Izzie, por Dios, estás ardiendo en fiebre. ¿Qué tienes? —preguntó preocupada.

—Solo es un resfriado, no te preocupes —respondió Izzie.

—No puede ser, déjame prepararte un té para que de una vez por todas se te baje esa fiebre —dijo Adele, yendo a la cocina.

Izzie la siguió, insistente.

—¿Qué tal te fue? —preguntó con una sonrisa pícara.

—Bien —respondió Adele, concentrada en preparar el té.

—Izzie levantó una ceja. ¿Solo bien? ¿Nada más?

Adele terminó de preparar el té y se lo entregó a Izzie, quien se sentó en la mesa de la cocina, expectante. Adele tomó asiento frente a ella, sintiendo que era momento de compartir todo lo que había ocurrido.

—A ver cuenta yaa —dijo desesperada izzie.

—Es que no se por donde empezar...
rich y yo pues, estuvimos juntos

—Juntos cómo colegas o como otra
cosa? —Hicimos el amor.

—Queee — dijo emocionada, es que yo lo sabía con razón ninguna llamada de tu parte haci mi, estabas desahogando tus instintos bajos con richard.

—Eso no es cierto, también estuvimos trabajando.

—Y que tal es?. —le pregunto izzie

—Ese hombre mejor dicho perfecto, no sabes todos las cosas que me dijo, es divino, puedes creer que después que habíamos terminado de... Ya sabes
me dijo que yo era su deseo de anatomía.

—Ahhh joder entonces esa si fue una buena follada. — dijo izzie mientras tomaba el té.

—No diré lo contrario —Te lo mereces
dijo izzie acercandose a ella para abrazarla. — Gracias por el té.

—Que la follada, jajaja de nada

—Bueno si, pero también encontrar
a alguien que te ame de esta manera, Richard me agrada así que lo acepto como cuñado tienen mi permiso.

—Bueno se lo sabré saber a rich, al parecer ya estás mucho mejor por qué ya estás diciendo locuras.

—Eres mi persona, ¿ok? — pronuncio izzie, a lo cual Adele respondío con una sonrisa.

—Y tu la mía

Los dos subieron a sus habitaciones donde adele desempaco sus maletas
para luego ponerse su pijama para ir hasta la habitación de izzie a ver un par de películas juntas, y cuidar del resfriado de izzie.

CONTINUARA.

Anatomía de un deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora