Capítulo 6

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Los días pasaban como Aster lo había supuesto, en soledad y aburrimiento. Todo era demasiado rutinario, se levantaba, se aseaba, iba a desayunar, regresaba a su habitación, dormía un rato y al despertar ya era hora de comer. Iba al gran comedor, comía en soledad y volvía a su habitación, escribía a sus hermanos, escuchaba un poco de música y después regresaba al comedor por su cena. Luego volvía a su habitación y esperaba a Marcus o Aro, quienes iban a preguntarle sobre su desarrollo como trihíbrida. Después de eso, se iba a dormir, para despertar y repetir su día.

Aster se consideraba una persona tranquila, que prefería el silencio al ruido o la tranquilidad de una película a una fiesta, pero definitivamente con estás tres semanas estaba a punto de morir de aburrimiento. Harta, decidió que no iba a tolerar esta situación por más tiempo. Dispuesta a hablar con los reyes, abrió la puerta de su habitación, encontrándose con Demetri, quien, al parecer, custodiaba su habitación.

-¿Qué haces aquí? -preguntó Aster con notable sorpresa.

-Me gusta quedarme parado afuera de las habitaciones de la gente del castillo -respondió Demetri con sarcasmo-. Estoy vigilándote, humana, ¿qué otra cosa podría estar haciendo?

-¿Creen que me voy a escapar? -preguntó Aster con molestia.

Literalmente había seguido todo como se lo habían pedido. Le parecía una gran ofensa que cuestionaran su conducta y su disposición a seguir las reglas que le habían impuesto.

Demetri soltó una risa, demasiado divertido al ver cómo la humana era tan ingenua y su cara al fruncir el ceño lo hacía reír más.

-Si crees que por eso te estoy vigilando, estás muy lejos de la realidad -dijo Demetri, aún con burla en su voz-. Una humana como tú no podría ni ir dos metros lejos de aquí sin que yo ya la trajera de regreso.

Aster rodó los ojos, fastidiada por la soberbia del vampiro. Iba a pasar a su lado, pero Demetri obstruyó su paso, dándole una mirada retadora.

-Creí que no estabas aquí para retenerme -dijo Aster con molestia, cruzándose de brazos y esperando que, de manera celestial, el vampiro desapareciera.

-Debo supervisar cada uno de tus movimientos dentro del castillo -Aster frunció el ceño, sintiéndose completamente una rehén de vampiros cuyos nombres apenas conocía.

-¿Dónde está Alec? -preguntó, creyendo que sería el único que podría ayudarla ahora.

Demetri cambió su expresión de divertida a seria, mostrando una sutil preocupación.

-¿Por qué quieres saberlo? -preguntó con voz sombría.

Durante las tres semanas que llevaba en el castillo, Alec había sido el único con quien compartía conversaciones agradables. Incluso se sentaba a su lado cuando iba a comer, haciendo el momento más llevadero. Sin embargo, ese gusto solo duró dos días; de un momento a otro, Alec dejó de escoltarla. Hace un par de días, preguntó por él a Jane, pero solo recibió una mala mirada y ningún comentario.

-¿Es por él que saliste de tu habitación? -preguntó Demetri, sacando a Aster de sus pensamientos.

Aster estaba un tanto extrañada por las preguntas. No era por Alec que había salido de la habitación, aunque no negaba que extrañaba su presencia.

-No -respondió Aster, sintiéndose un poco preocupada al ver que los ojos de Demetri parecían más oscuros.

-Entonces, ¿por qué no me dices qué estás haciendo fuera de tu habitación? -exigió el vampiro, acercándose un paso a la chica, provocando que se pusiera alerta.

-¿Por qué me cuestionas tanto? Solo quería salir un momento de esta pequeña habitación -habló con hostilidad la trihíbrida, sintiéndose irritada con la presencia del rubio.

Seductora Oscuridad | Cauis VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora