Capítulo 26

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Unos fríos y traviesos dedos sobre su mejilla hicieron que Aster despertara. Apenas abrió uno de sus ojos y sintió cómo sus mejillas se encendían. La noche anterior había tenido la valentía de permitirse dormir sobre el pecho del rey, pero ahora, los nervios por esa decisión surgieron de repente.

-Buenos días, Kaz -susurró el rey.

-Buenos días -respondió la humana, escondiendo su rostro en el pecho del vampiro.

Aster sintió el pecho de Caius vibrar con una suave risa.

-¿Dormiste bien? -preguntó el rey, pasando una mano por el suave cabello de la tríbrida.

-Lo hice -respondió sinceramente la chica, levantando su rostro para ver a su compañero con claridad.

-Debo resolver unos asuntos antes de la cena -comenzó a decir el vampiro-. ¿Está bien si te dejo sola un par de horas?

Aster volvió a apoyar su cabeza sobre el frío pecho de Caius, aspirando el tenue pero inconfundible aroma del vampiro.

-Está bien, Caius -respondió Aster-. Aprovecharé el tiempo para arreglarme con Jane.

Estaba emocionada con la invitación de la vampira. Nunca antes se había arreglado con alguien que no fuera su madre o sus tías, por lo que estaba encantada de hacerlo con alguien a quien ya consideraba una amiga.

Caius alzó una ceja al ver cómo Aster se levantaba de la cama. Apenas unos segundos lejos de ella y algo en su interior ya añoraba la cercanía de su compañera.

-¿Te arreglarás con Jane? -preguntó el vampiro, tratando de ocultar los intensos sentimientos que apenas podía procesar.

-Sí, me lo pidió ayer. ¿No es genial?

El vampiro hizo una mueca al ver la espalda de su compañera mientras ella buscaba algo en su armario. Caius no encontraba una razón por la cual sería "genial" arreglarse con alguien como Jane. No es que no respetara a Jane; al contrario, era sin duda la mejor de su guardia. Pero también era conocida por ser malhumorada, poco habladora, y tan despiadada que le costaba imaginarla pasando tiempo con Aster, quien era todo lo opuesto: siempre positiva, parlanchina cuando tomaba confianza, y sin duda la persona más bonachona, amable y de buen corazón que el vampiro había conocido en todos sus años de vida.

Caius detuvo sus pensamientos al darse cuenta de que Jane era, en muchos aspectos, una versión miniatura de él mismo. Y si Aster lo había aceptado a él, por supuesto que aceptaría también a Jane.

-¿Caius? -la humana chasqueó los dedos frente al vampiro.

Era la tercera vez que Aster lo llamaba, y no podía negar la pequeña preocupación que sintió al ver que el vampiro no respondía.

-Perdóname, amor. ¿Decías algo? -preguntó Caius, realmente apenado por no haber prestado suficiente atención a su compañera.

Aster sintió un agradable cosquilleo en su corazón al escuchar aquel apodo salir de los labios del vampiro. Parecía tan absorto en sus pensamientos y en la preocupación que le había causado la pregunta de la humana, que no fue del todo consciente de que la había llamado "amor".

-Solo te preguntaba si estabas bien -aclaró Aster, desviando la mirada del vampiro por unos segundos.

-Lo estoy -respondió Caius, sujetando con una de sus manos el mentón de la tríbrida-. Te acompañaré hasta la habitación de Jane, ¿te parece bien?

Un simple y suave "sipi" salió de los labios de Aster, lo que provocó una sonrisa instantánea en Caius, quien se permitió disfrutar de la felicidad que invadía su cuerpo. Inclinó ligeramente su cabeza y dejó un suave y casto beso en los delicados y rosados labios de su compañera.

Seductora Oscuridad | Cauis VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora