Capítulo 3

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Caius iba delante de la trihíbrida, tratando de alejar los constantes pensamientos sobre su agradable olor de su mente.

-¿Falta mucho? -preguntó Aster, esforzándose por seguir el paso del vampiro.

-¿Acaso ya te cansaste? -respondió con indiferencia, con un toque de desprecio en su voz, sin siquiera voltear a verla, pero internamente ligeramente preocupado por su respuesta.

-Eh, no, estoy bien -respondió Aster con timidez.

Claro que la chica estaba cansada. Llevaban caminando más de quince minutos, sin mencionar que llevaba unas botas con un poco de tacón. Aster estaba casi segura de que el vampiro caminaba sin un rumbo fijo y que sus hermanos ya estarían a medio interrogatorio, si no es que ya habían terminado.

-Es aquí -dijo Caius, interrumpiendo los pensamientos de la trihíbrida, abriendo una puerta al azar, sin recordar qué cuarto era.

Aster entró en la habitación, sorprendida por lo espaciosa y hermosa que era. Una sala de palacio, tan elegante y bonita, con un par de libreros, tres sillones y un gran y precioso piano justo en el centro.

-¿Te quedarás parada todo el tiempo? -preguntó el rey, que también estaba de pie, pero a diferencia de la trihíbrida, a él no le molestaba.

-¡Vaya! -exclamó Aster en un susurro bajo, aún con la mirada perdida en los detalles del lugar-. ¿Qué habitación es esta?

Ni siquiera Caius lo sabía, porque, aunque sonara increíble, era la primera vez que estaba en esa habitación.

-Es simplemente otra sala común -respondió con indiferencia, tomando asiento en un sillón individual.

-Oh -dijo Aster, un poco decepcionada con la respuesta-. ¿Empezaremos ya? -preguntó, sentándose en el sofá más apartado de donde se encontraba Caius.

Caius no respondió, solo se limitó a observar cada detalle de la chica que tenía enfrente, sorprendiéndose por los delicados rasgos que tenía en su rostro para ser una mezcla de humana y mujer lobo. Sus ojos azules con detalles grisáceos, sus cejas pobladas aparentemente peinadas, una nariz muy marcada y unos labios de un lindo y ligero color rosado, realmente esponjosos como si hubieran sido operados, aunque Caius estaba seguro de que no era así.

Aster se dio cuenta de la nada sutil mirada del rey sobre su rostro y, aunque intentó relajarse, no lo consiguió, comenzando a sonrojarse y sintiendo su corazón latir con más fuerza. Caius no pudo evitar pensar en lo hermosa que se veía la chica con el suave color rojo en sus mejillas.

-Mi nombre es Aster Black -dijo de repente la trihíbrida, interrumpiendo los pensamientos del rey.

Caius se sorprendió, tratando de mantener una postura seria. Aster solo quería que la entrevista comenzara cuanto antes para poder regresar con su familia, por lo que pensó que sería bueno iniciar con una presentación.

-Lo sé -respondió el rey, inclinándose con soberbia sobre el respaldo del sofá.

La trihíbrida se sintió muy tonta por haber dicho su nombre.

-Cre-eí qu-e debíamo-s iniciar con nuestros nombres -y aunque comenzó tartamudeando, pudo completar la frase con más seguridad.

-¿No conoces mi nombre? -preguntó el rey con genuina curiosidad, aunque su rostro mostraba indiferencia y seriedad.

-Sí, Caius, lo recuerdo -aclaró la trihíbrida mientras asentía con la cabeza.

A Caius casi se le escapó un gemido de verdadero placer. Su nombre en los labios de la chica había provocado una respuesta inesperada en su frío cuerpo. Pero, con la poca cordura que logró reunir, se mantuvo firme en una fachada de indiferencia y desprecio.

Seductora Oscuridad | Cauis VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora