Capítulo 24

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-Es realmente extraño -señaló Aster mientras se reía a carcajadas-. ¿Viste cómo miraba todo alrededor? Ni siquiera entiendo su don -agregó, aún con una sonrisa en su rostro.

Caius sonrió. Ver a su compañera feliz lo hacía sentirse feliz también. Aunque todavía le parecía extraño mostrarse vulnerable frente a alguien, Aster se había ganado la suficiente confianza del rey como para que ya pudiera ver más frecuentemente su sonrisa.

-Su don es inservible -dijo el rey con seguridad, sin darle tiempo a explicárselo a Aster-. Únicamente fue invitado porque su esposo posee un don más interesante.

Aster se detuvo a pensar en las palabras del rey, borrando poco a poco su sonrisa. Se sintió identificada con Ian, el vampiro de quien estaban hablando. Ella no poseía ningún don útil, ni siquiera tenía un don. Tal vez llevaba en su sangre genes de tres especies diferentes, pero hasta ahora, parecía ser una humana común y corriente.

-¿Sucede algo? -preguntó Caius con preocupación, levantándose del sofá donde estaba sentado para acercarse rápidamente a la humana.

-Solo estoy aquí por ti -dejó salir sus pensamientos sin obstáculos, haciendo que el rey se sintiera un poco atacado, como si le estuviera recriminando, aunque no era su intención. Sin embargo, el rey se lo tomó a mal.

-Creí que te estaba comenzando a agradar tu estancia en el castillo -dijo el rey con el ceño fruncido, frente a Aster, viendo cómo ella comenzaba a fruncir las cejas.

Aster comenzó a analizar, sin haberse detenido a pensar si le agradaba vivir en el castillo. Tenía sus ventajas estar en un lugar donde se le proveía de todo lo que necesitaba, pero también extrañaba su libertad, poder ver a su familia, aunque solo fuera por un fin de semana, o poder salir simplemente a caminar sin necesidad de ser escoltada.

-No lo sé -dijo la chica, mirando la pared detrás del rey, meditando sus pensamientos.

Caius estaba inquieto, irritado por el cambio repentino de humor en la habitación. Hace solo unos minutos estaban riendo; bueno, la humana reía, pero él sonreía. ¿En qué momento su grata conversación se había transformado en algo no tan agradable?

-¿Quieres irte? -preguntó el vampiro con hostilidad, dejándose llevar por sentimientos negativos ante la idea de un posible rechazo por parte de su compañera.

Aster regresó su mirada al rey, pasmada por su actitud. Para ella, el tema no era tan grave, pero eso se debía a que ella conocía mejor el contexto de su propia inseguridad. Sin embargo, el rey solo conocía una parte, lógicamente completándola con sus propias inseguridades.

-¿Quieres que me vaya? -preguntó la humana con miedo, sin saber adónde la llevaría esta conversación.

-Es descortés contestar una pregunta con otra pregunta -señaló el rey, alejándose unos pasos de Aster, sintiéndose abrumado por tan amarga sensación.

-No entiendo por qué estamos hablando de esto -dijo la chica con confusión, realmente despistada.

Caius la miró como si de alguna forma ella estuviera bromeando. Para él, ella había iniciado el tema, y aunque tenía razón, las intenciones de Aster no eran las que el rey creía. Aster pensaba que, si no fuera compañera del rey, ya se habrían deshecho de ella desde hace meses y que, si en algún momento, el rey se aburría de ella, sería llevada a la torre de las reinas o, peor aún, desterrada del castillo. Mientras que Caius creía que su compañera quería alejarse de él. Ambos con diferentes ideas, que, por no hablarlas, los estaban llevando a una pequeña discusión.

Se miraban con intensidad, una intensidad generada por inseguridades y miedos. Ninguno quería decir lo que les aquejaba, creyendo que probablemente solo empeoraría la situación. Y, siendo algo que lo aterraba, Caius hizo lo que sabía hacer mejor.

Seductora Oscuridad | Cauis VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora