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Dos días habían pasado desde aquel intento de charla en los baños, sus amigos se sentían en un ambiente peor que cuando estaban peleando todo el tiempo.
Ninguno se sentía capaz de interferir, no querían complicar nada, pues el asunto a resolver era fácil, explicar, escuchar y creer.

Kat no había intentado hablar con ella devuelta, de hacerlo lloraría y no quería volver a eso, odiaba las lágrimas.

Lynn aún pasaba algunas noches llorando, su corazón seguía doliendo, su cerebro e imaginación seguían jugando en contra al corazón que buscaba explicación al beso, al corazón que creía ciegamente en la pelirroja.

Era un día nublado pronto llovería, la pelirroja estaba recostada sobre su cama divinando mientras oía música.
Tocaron la puerta de su habitación y emitió un "adelante". Su hermano tenía panqueques recién echos con crema y frutillas.

Kat sonrió feliz y gustosa.

—Gracias...

—No hay de qué.

Su hermano le alcanzo el plato y a medida que ella comía él la miraba sentado a su lado.

—¿Quieres contarme que pasa?

—Es...Lynn.

—¿Que paso con ella?

Bajo su mirada antes de hablar.

—Ella cree que me bese con un chico—le contó—bueno, no creé, en realidad si paso pero yo no quise ese beso, lo aleje y le di un golpe, no creo que haya visto esa parte.

Mattheo abrió su boca sorprendido.

—¿Y hablaste con ella?

—Lo intente—espetó la pelirroja mientras comía.—No quiere hablarme, no quiere escucharme ni verme.

El pelirrojo suspiro, los adolescentes en el amor son muy complicados a veces.

—¿La quieres?

—Claro que la quiero.

—Entonces ve e inténtalo una vez más, no dejes que un malentendido y falta de comunicación arruine esto.

—¿Y si no me escucha?

—Al menos lo abras intentado, no dejes esto sin haberlo intentado una vez más.

Suspiro mientras se llevaba un bocado de panqueque a su boca, Kat era de aquellas personas en que si no le creías cuando te decía algo estaba en ti creer o no, no le importaba, pero ahora necesitaba que Lynn le creyera, que escuchará la verdad de todo lo que pasó y no que simplemente terminara creyendo algo erróneo por haber visto solo una parte del momento.

Sin dudas, termino por decidirse, iría a casa de Lynn e intentaría explicarle, ella jamás dejaba las cosas ahí sin solucionar así que lo intentaría una vez más y esperaba con toda la esperanza que abordaba su corazón poder ser escuchada y que todo volviera a ser como antes.






























































































































Lynn golpeaba su mini pelota de básquet con la pared, haciendo un pequeño rebote para que está volviera a sus manos. Suspiro cansada.

—Debí haberla escuchado...—se lamento.

¿Y caer en su mentira?

Y allí estaba devuelta esa voz en su cabeza.

—Kat nunca miente, nunca.

𝐌𝐘 𝐄𝐍𝐄𝐌𝐘, lynn loud jrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora