ᴇʟ ʜᴇʀᴍᴀɴᴏ ᴅᴇ ᴍɪ ᴍᴇᴊᴏʀ ᴀᴍɪɢᴀ (Heeseung y tu)

Capitulo 39

Heeseung miró fijamente a Lee Know durante un momento antes de asentir en silencio. Jay y Jungwon intercambiaron una mirada rápida, comunicándose sin decir una palabra. Mientras el carro se adentraba en la oscuridad de la noche, el silencio reinaba de nuevo, solo interrumpido por el sonido del motor y el suave murmullo de la radio.

Cada uno en el carro estaba perdido en sus propios pensamientos, mentalizándose para lo que vendría a continuación. Sabían que la misión que tenían por delante no sería fácil, pero estaban decididos a cumplirla cueste lo que cueste. El destino de todos estaba entrelazado, y juntos debían luchar hasta el final.

Entrelazado puede ser un concepto bastante flexible, ¿eh?

—Ustedes tendrán bajas posibilidades de de combate o ni siquiera un enfrentamiento de fuego pero eso no quiere decir que las posibilidades son nulas, trataremos de irnos sin alborotar —dijo Lee Minho con un tono de voz bastante calmado.

—Tu serás el chófer de escape, ¿no? —pregunto Jungwoon com evidente nerviosismo.

Jay le dió un cocotazo y Heeseung le dedicó una mirada que no supe interpretar.

—Manejare yo, tonto.

—¿El golpe era necesario? —pregunto  mientras sobaba su cabeza.

—No pero le mete drama —eso nos hizo soltar una carcajada algo extraña.

—Minho estará muy ocupado agarrándose a patadas para manejar —solto Heeseung.

—Entonces estaremos siendo ayudados a salir por un loco, arriba las esperanzas —comento Jungwoon con sarcasmo.

—Oh, ya verás —se sacudió el cabello.

El ambiente era extraño, Jay y Jungwoon intentaban aligerarlo, pero incluso ellos no lograban mantener su naturalidad en las bromas.

Mientras trazaba mentalmente el plan de escape, revisando cada detalle repetidamente en su mente. Era consciente de la necesidad de actuar con rapidez y precisión para salir ilesos de la situación.  

Ver el edificio que nos habían estado mostrando en imágenes a una corta distancia hizo que mi estómago se revolviera, el carro seguía moviendo pero se sentía como si hubiera frenado bruscamente.

—Hora de separarnos —dijo Minho —ustedes bajense y suban a edificio, ya saben radios y binoculares, no se olviden de cuidar sus espaldas, son tres, hagan vigilancias —se giro — todavía me deben una partida de uno, más les vale volver imbéciles.

Minho seguía hablando pero en cuanto mi mirada conecto con la Heeseung el mundo se detuvo, no dijimos ni una sola palabra pero sabía que ambos nos decíamos mutuamente "regresa con vida"

Uno de los chicos abrí la puerta y salí detrás de ellos mientras veía al auto partir a un lugar distinto junto con el hombre que había estado amando estos últimos meses.

Que cursi acabas de sonar.

Oh, sigues ahí.

—____, vamos —dijo Jungwoon llamándome.

En seguida me uni a ellos, subimos por las escaleras de emergencia de ese edificio el cual honestamente daba algo de miedo lo inestables que parecían.

—¿Te imaginas tropezar por el barandal? —solto Jay.

Eso hizo que Jungwoon mirara hacia abajo inconscientemente causando que le diera un escalofrío.

—¿Te imaginas que te empujen?  —defendio Jungwoon.

Eso hizo que Jay se callará.

Cuando llegamos a la azotea, sacamos los binoculares y avisamos por la radio. Los chicos aún se encontraban en posición sin avanzar aún dentro del camino de entrega.

—Ya saben dos vigilan los dos puntos de acceso y uno cubre las espaldas —recorde.

—Haré la primera vigía —se ofreció Jay.

Jungwoon y yo estuvimos de acuerdo, nos tumbamos hasta recibir señales de los chicos. En eso la radio de Jungwoon suena para avisar que veían.

—Esta despejado —afirmamos ambos.

Aproximadamente 5 minutos después vimos el camión de entregas que llevaba a los chicos acercarse, en cuando abrieron la reja para dejarlos pasar sentí aún mas nervios de los que había estado acumulando esta semana.

Cuando se cerró supe que ya no había vuelta atrás.

—Te toca —susurro Jay para indicarme que tenía que hacer mi vigilancia.

Asentí mientras le daba mi lugar, en cuanto me levanté no pude evitar sentirme algo nerviosa al no poder ver, camine en círculos, revise las escaleras y la entrada interna del edificio por algunos minutos que fueron eternos.

Ansiosa por terminar mi roda, me regresé a darle el turno a Jungwoon en cuanto termino el mío pero al voltearme un nudo apareció en mi pecho trancando mi respiración al ver que no estaban donde se suponía whe tenían que estar.

Voltee a todas partes pero un grito desesperado me atrapó por completo.

—¡Corre! —grito Jungwoon.

Voltee hacia el lugar del sonido y los ví tumbados en suelo con hombres reteniendolos e intentando cubrir sus bocas con poco exito.

Esto no puede estar pasando.

Carajo.

Nos descubrieron.

Heeseung está dentro.

Mi corazón comenzó a doler, al principio mis piernas no respondían pero al ver a otro hombre abalanzarse sobre mi comencé a correr lo más rápido que pude.

—¡Tienes que avisarles! —grito con todas sus fuerzas Jay desesperado.

Intenté sacar mi radio pero en ese momento el hombre me dió una patada en la espalda haciéndome caer al suelo mientras soltaba un chillido de dolor, el hombre intento agarrarme por las piernas pero patee su cara haciéndolo soltar un gruñido mientras me veía como si quisiera matarme en serio ahora.

—¡Maldita niña!

Me levanté y volví a correr pero otro hombre apareció obligandome a tomar el camino de las escaleras de emergencia, intento bajar pero en ese momento el primer hombre patea mi radio al suelo, me giro para ver sus movimientos y evitar un golpe, me encontraba totalmente acorralada dentro de la estructura oxidada.

El hombre intenta golpear mis cosquillas pero me cubro con mis brazos, intenté conectarle una patada pero este agarro mi pierna.

—No tienes escapatoria pequeña idiota.

Intenté darle un cabezazo pero el hombre me empujó hasta ponerme contra el barandal.

Grite al sentir que en cualquier momento me podía tirar a más de 7 pisos de altura, podía sentir mi muerte acercarse cada vez más, no pude evitar pensar en mi mamá, papá y lo enojados que estarían por tener a una hija tan estúpida e impulsiva.

No podía hacer nada.

Por mi al menos.

—Si me voy te vas conmigo desgraciado —susurre antes de aferrar mis brazos a su torso.

—¡Estás loca maldita perra!

Un crujido hace que ambos aflojemos nuestros agarres.

Lo último que supe que el suelo bajo mis pies era inexistente.

Estaba cayendo.