ᴇʟ ʜᴇʀᴍᴀɴᴏ ᴅᴇ ᴍɪ ᴍᴇᴊᴏʀ ᴀᴍɪɢᴀ (Heeseung y tu)

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Especial

“Lluvia de otoño“
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El sol se asomaba tímidamente en el horizonte, filtrando sus rayos dorados entre las hojas secas que aún se aferraban a las ramas. La tormenta de anoche había dejado su huella: charcos brillaban en la carretera, reflejando un cielo que comenzaba a despejarse. Las ardillas, emergian de sus escondites rompiendo con el silencio de la mañana, mientras el mundo se vestía con los matices del otoño.

A medida que avanzaba en el auto, el ruido del motor se mezclaba con el canto lejano de las aves que regresaban. Las nubes, aún desgarradas, se retiraban lentamente, dejando tras de sí un aire fresco y cargado de fragancias a tierra mojada y hojas en descomposición, mientras la carretera serpenteaba entre paisajes que parecían llorar la pérdida de lo que el verano había traído.

Mi cabeza estaba apoyada en el cristal de la ventana al lado del asiento el copiloto, me encontraba envuelta en una manta, mientras que a mí izquierda se encontraba Bangchan, quien de vez en cuando me daba algunas miradas preocupado. Me había encontrado tirada en ese callejón mientras sostenía caja de metal que me había entregado Heeseung. Todavía decir su nombre mientras recuerdo esto se doloroso.

Tal como el había dicho el Bangchan me ayudaría a alejarme de ese almacén. Ninguno había dicho ni una sola palabra. Lo único que me consolaba un poco era el hecho de saber que me llevaba a casa.

Casa.

Soy la única que regresa a una.

Cuando el auto de Bangchan de detiene el me mira.

—No te preocupes, vendré a visitarte antes de irme —murmuro antes de regalarme una sonrisa y bajarse del auto.

No había volteado pero en cuanto voltee hacia la ventana y ví a mis papás parados esperando por mi un nudo en mi garganta apareció con un sentimiento de culpabilidad, Ni siquiera podía mirarlos a los ojos.

Bangchan me abrió la puerta y mi mamá fue la primera en salir corriendo a abrazarme seguido de mi papá, cuando sus brazos me rodearon la calidez y sentido de protección que me otorgaron disolvieron el nudo en mi garganta dejándome estar triste.

—Mamá, papá... Yo —las palabras se atascaban en mi garganta — Heeseung y Meli, ellos...

Ni siquiera era capaz  de terminar de decirlo.

—Lo sé hija, lo sé, no te preocupes, no estoy molesta mi amor—murmuro mi mamá tratando de ocultar el hecho de que quería llorar, mientras me acariciaba y consolaba como cuando era niña—estas bien, te tengo aquí conmigo, ¿Okey?

Las lágrimas comenzaron a brotar, y con cada gota que caía, sentí que una parte de mi dolor se deslizaba hacia el suelo, como hojas secas arrastradas por el viento. En el abrazo de mis padres, encontré un refugio cálido, un remanso en medio de la tormenta que había asolado mi alma.

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Pasaron algunos días desde que volví a mi hogar, no he salido desde entonces, me da pánico la sola idea de  encontrarme con la familia de alguno de los chicos. Aunque Bangchan cuando vino que visitarme me aseguro que ellos estaban al tanto de la situación, la importancia de que ellos se fueran y que de ninguna manera me vincularán con el incidente simplemente no sé si sería capaz de mirarlos a los ojos.