Capítulo 2: Niña chocolate

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Capítulo 2: Niña chocolate

Capítulo 2: Niña chocolate

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• Axel

Daphne es simplemente desesperante, es tan... tan... ni siquiera sé. Ella siempre ha creído que la odio, pero no es así, solo no soporto lo metida que es, lo estresante que suele ser, que siempre intente llevarme la contraria o incluso que intente ser mejor que yo. Nadie es mejor que yo y eso se lo dejaré muy claro.

Cuando salió de su habitación, no puedo negar que me la recontra comí con la mirada, y sé que ella se dio cuenta, porque empezó a contonear sus caderas como nunca lo había hecho.

Minutos después que ella se había ido, recibí una llamada de Olivia, me reclamo por estar llegando tarde a nuestra cita.

....

Tomo mi telefono y marco el número de Olivia. Suena una sola vez hasta que ella contesta.

—Antes de que digas algo, esta vez tengo justificación de porque estoy llegando tarde.

—¿Cuál es tu maravillosa excusa?— espeta con evidente enojo.

—Estaba en una reunión familiar que surgió de repente—termino por decir— Solo les di una hora, pero me sucedió algo que no esperaba—"una breve discusión con Daphne" quise decirle.

—¿Qué sucedió?—cuestiona—Adivinaré, no puedes decirme—me la imagino rodando los ojos.

—No, no puedo decirte, lo lamento—me disculpo.

—Me debes muchas explicaciones, Axel Hudson, y las quiero todas—dice con reproche—Te estoy esperando en el parking de mi casa, tienes cinco minutos para llegar.

Estoy a punto de responder, pero cuelga la llamada. Olivia me sacará canas verdes.

Si llegara a enterarse de que la reunión fue con la familia de Daphne, se volverá loca. Se pondrá celosa, comenzará a hacer berrinches y a cuestionar por qué aun me junto con esa familia.

Estoy harto de todo eso.

Necesito hablar con alguien, o pelear, no importa. Y sé quién es la persona correcta para eso.

Doy la vuelta al coche, regresando hacia mi casa. Conduzco por las calles de Miami lo más tranquilo que puedo. Sé que Olivia se va a enojar, pero no me importa.

Diez minutos después llego a casa y parqueo mi coche en su sitio. Me dirijo a la casa de mi mejor amigo que queda justamente al lado de la mía.

Toco el timbre, pero nadie abre, vuelvo a tocarlo y la persona que me abre, es la que menos esperaba.

Daphne.

—¿Qué haces aquí?—pregunta al verme—¿Se te ha quedado la dignidad en mi habitación?

—¿Se te olvida que mi mejor amigo vive en esta casa?—la miro de arriba hacia abajo.

Lleva su pelo dorado recogido en una coleta, el mismo vestido de hace una hora y va descalza.

Amándote a Escondidas © | En edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora