C 13: Leer es de ignorantes

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Capítulo 13: Leer es de ignorantes

Un lector vive mil vidas antes de morir. El que no lee solo vive una
-George R. R Martin

Daphne

Clases y más clases.

Eso es lo único que he hecho estas dos semanas luego de que entré al colegio y solo puedo decir que ha sido un completo infierno, no lo aguanto más.

Pero valdrá la pena algún día.

Ahora mismo Elionor y yo nos encontramos en clase de literatura, los demás alumnos han comenzado un debate sobre la lectura.

Muchos dicen que leer de bobos, otros que la lectura no deja nada y otros aún peores que dicen que leer es de ignorantes.

Yo decidí no meterme en ese debate, los que no están a favor de la lectura no quedarían muy bien parados con la respuesta simple que les daría.

—¿Y tú Daphne, que opinas?—la maestra me mira, a la espera de que responda.

Resoplo

—No tengo nada para decir, no quiero meterme en este debate—ella asiente sin presionar.

Un chico alza la voz para reírse, yo inmediatamente lo miro.

—Claro, no quiere meterse porque ella es otra de las bobas que lee—ruedo los ojos y no le presto atención—Ella es solo una cara bonita, pero toda una rata de biblioteca.

Me levanto lentamente del asiento y me volteo para mirarlo.

—Lo dice la persona con el promedio más bajo de esta generación—su rostro se desfigura—tú deberías aprender de esta rata de biblioteca.

>>Yo puedo ser lo que sea Chad, pero te aseguro que no tengo el cerebro lleno de cucarachas como tú.

El me mira con odio.

—Deberías recordar bien lo que te diré—sonrío—Un lector vive mil vidas antes de morir, el que no lee, vive solo una—vuelvo a sonreír—Y por cómo vas, creo que no vivirás ni siquiera la tuya.

Su rostro arde en cólera, sus puños apretados encima de la mesa; por su postura, noto que está muriendo por el enojo.

—Bien chicos, hasta aquí la clase, pueden salir.

¡Al fin! Ya estaba harta.

Siento una mano apretarme el brazo y dejándome dentro del aula cuando estoy a punto de salir, y me encuentro con la maestra Amelia.

—Necesito hablar contigo—dice seria y con un toque de enojo—específicamente sobre Axel.

Ah, seguro fue ella quien me envió la foto que me hizo derramar lágrimas la noche anterior.

—¿Qué quiere con Axel?—pregunto directa—¿No sé harta de acosarlo?

Amelia abre la boca, supuestamente ofendida.

—¿Cómo puedes decir algo así? El es quien me acosa a mi—lágrimas falsas salen de sus ojos—, siempre me llama, me escribe y ayer me estaba diciendo cosas horribles sobre cómo me iba a follar.

Amándote a Escondidas © | En edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora