Amándote a Escondidas © | En edición

C 35: Un "te amo" de muchos

Capítulo 35: Un "te amo" de muchos.

"Te amo" palabra de significado fuerte y lleno de sentimiento.

+18 (si no quieres leer, salta esa parte)

•Daphne

Debo decir que la convivencia con Axel y Dahlia ha sido de lo mejor, estas semanas con ellos han sido de las mejores. Axel nos ha llevado a pasear, a comer helado, a la playa, a museos, a visitar parques y monumentos, todo ha sido maravilloso.

Con lo referente a nuestra relación, ha ido mejor de lo que esperaba, porque así como salimos en familia, salimos nosotros dos solos.

Me llevó a cenar, paseamos los dos juntos, fuimos a la playa pero solos, volvimos a la casa que compró, lo llevé a mi editorial y él a mi a su empresa. Casi que no hicimos nada juntos, porque nos centramos más en Dahlia que otra cosa.

La verdad es que la nena es un amor, solo tengo unas tres semanas tratando con ella y ya la quiero como si fuera mi hija.

Pero no lo es...

Desgraciadamente, desearía tener una nena que salga a Axel. Que salga con sus ojos grises, su pelo negro, sus cejas finas y medianamente pobladas, con sus pestañas largas.

Se supone que hoy iríamos a visitar a Olivia para que Dahlia la vea, porque aunque su madre no la quiera, sigue siendo la mujer que le dio la vida. Pero cuando Dahlia lo supo, se negó rotundamente a ir, dijo que no quería volver a verla.

En cuanto al divorcio de Axel, es la mejor noticia que nos han dado en estas tres casi cuatro semanas.

El divorcio ya salió y él lo ha firmado... pero Olivia no. Se niega a firmarlo, pero con suerte Axel logrará que lo firme.

—¡Daphne!—el grito de Dahlia me saca de mis pensamientos—¡Ven por favor!

Quito los brazos de Axel de mi cintura e intento levantarme, pero la fuerza que pone en mi cintura, hace imposible que me mueva.

—Cariño, la nena me está llamando—susurro.

—No vayas, quédate aquí—besa mi cuello.

Anoche nos acostamos tarde jugando y viendo películas con Dahlia. Por suerte el hoy no trabaja y yo tampoco.

—Tengo que ir a ver qué necesita—vuelvo a susurrar, pero me pierdo en sus caricias.

—No...—se voltea y termina encima de mi—tu madre se hará cargo...

Su boca se apodera de la mía en cuestión de segundos, devorándola como si no volviese a besarme jamás.

—Axel... tengo que ir—susurro entre besos—ya déjame ir.

—No...

Vuelve a besarme, pero esta vez con fiereza, con deseo. Su mano viaja a mi cintura, pegándome a su cuerpo.

—¡Papi!—grita Dahlia.

Axel separa su boca de la mía y suspira.

—No quiero ir—arruga el entrecejo—quiero quedarme contigo...