C 39: Luna de miel

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Capítulo 39: Luna de miel

Dejen el último presente💙🍼:

Daphne

Al otro día de la boda, enseguida nos fuimos de luna de miel a nada más y nada menos que Santorini-Grecia.

Convencí a Axel de que solo duraríamos una semana, pues el embarazo iba a seguir avanzando y no quería durar un mes fuera de casa.

Es nuestro quinto día y casi no hemos salido del hotel, Axel siempre busca una excusa para quedarse follando conmigo, y no es que me disguste, pero si vine a Santorini, ¡Tengo que visitar, no solo follar con mi marido!

—Nos vamos en un rato—me dice dejando el tenedor a un lado.

Ahora nos encontramos en el restaurante del hotel.

—¿A donde?—terminó de comer mi postre de chocolate.

—Pues a la habitación, ¿a donde más si no?

Dios, necesito controlarlo.

—Axel—lo miro fijamente—Tenemos toda una vida para follar; salgamos un rato, o vamos a la playa.

—Quizás tengamos toda una vida, pero la privacidad se acaba en cuanto nazca ese pequeño que tienes en tu vientre.

—No te olvides de Dahlia.

—Con ella ya no tenemos privacidad.

Cierto, las últimas veces que intentamos hacer algo, Dahlia siempre tocaba la puerta o se ponía a llorar delante de nuestra puerta.

—Aún así, quiero ir a la playa.

Él suspira sonoramente y luego asiente.

—Vale, pago la cuenta y nos vamos.

El llama la camarera y le pide la cuenta; paga, le deja propina y nos vamos. Como tengo un bikini debajo, no tengo que ir a cambiarme y pues el se pasa todo el día en bermudas y tampoco tiene que cambiarse.

Cuando llegamos a la playa del hotel, nos sentamos muy apartados de las personas, según Axel, no quiere que nadie vea a su mujer en traje de baño.

—Es ridículo lo que dices, ¡estamos en una jodida playa!

—No me importa; todo eso—señala mi cuerpo—es mío y solo yo puedo apreciarlo con o sin ropa.

El sonrojo sube por mi cuello y se planta ferozmente en mis mejillas.

—Claro. Me meteré un rato al agua, ¿vienes?

—Iré en un rato—me da una breve miradita.

Corro hacia él agua y una vez dentro, me hundo por completo, dejando que la sal se pegue a mi cuerpo. Nado un rato más y luego salgo.

—Al final no viniste—le digo a Axel sentándome a su lado.

—Lo siento cielo, me quedé leyendo.

Miro a nuestro alrededor y las pocas personas que están, se ven muy lejos de nosotros.

—No te preocupes, al menos estás aquí conmigo y no cogiendo en la habitación.

El cierra el libro de golpe y me sobresalto. Axel se cierne sobre mí y me da una sonrisa pícara.

—Puedo compensar lo de no ir contigo al agua...

No me deja responder. Axel me besa, juega con mis labios, los muerde y tira de ellos.

—Axel. Aquí no...

—Shhh, déjame terminar.

Él baja una de las copas de mi sostén del bikini y se mete un pezón a la boca. Se acuesta sobre mi, haciendo parecer que su cabeza solo está en mi pecho, cuando en realidad está devorando mis pezones.

Amándote a Escondidas © | En edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora