C 33: Enterarse de la verdad

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Capítulo 33: Enterarse de la verdad

¿Qué es más fuerte? ¿Cuando te enteras de algo que no sabías o cuando te enteras de algo que sospechabas?
—Su querida autora

+18 ( si no quieres leer, salta la parte explícita )

Axel

A pesar de haber el escuchado el clic de una cámara, Daphne y yo no nos detuvimos. Ella misma me tomó de la mano y me guió hasta la parte de atrás, donde están todos los demás tomos de su libro.

—Axel... te necesito—jadea restregándose contra mi cuerpo.

—¿Donde me necesitas princesa?—pregunto a escasos centímetros de su boca.

La tomo de la cintura y la siento encima de la mesa que hay en el lugar.

—Responde Daphne—demando autoritario.

Ella toma mi mano y la pone encima de sus pechos.

—Aquí—susurra con la voz cargada de excitación.

Luego la va bajando por su cuerpo hasta llegar al punto entre sus piernas.

—Y aquí—presiona mi mano en su intimidad.

—Este no es el lugar princesa....

—Axel, por favor.... No aguanto más.

Joder, le creo. Su feminidad está húmeda y caliente.

—Lo sé cielo, siento tu coño húmedo y caliente, listo para que te corras en mi boca—lamo su cuello.

—Pues... ¿qué esperas?—abraza mi cuello y me acerca a su boca.

—Este no es el lugar, cariño—beso sus labios—Este lugar no es digno de una princesa.

—Tus sucias palabras, tampoco lo son—jadea cuando trazo pequeños círculos su feminidad por encima de sus bragas—Joder, deja de provocarme si lo que quieres es irte.

—¿Y como haremos para que esto—palpo su sexo—no deje de estar húmedo?

—Yo se que tus dedos mágicos se encargarán de eso—sonríe pícara.

—No tengas duda de eso.

—Te espero afuera—me guiña un ojo salta de la mesa. Sale de la pequeña bodega, contoneando sus caderas.

Joder, lo que estoy haciendo está mal, pero con ella no me importa nada. No me importa estar montándole los cachos a mi "esposa"

Después de un rato, salgo detrás de ella y la encuentro en la puerta hablando con él de seguridad que no estaba ahí en el momento que nos tomaron la foto.

—¿Está seguro que no vio nada?—pregunta.

Me acerco a ella y me paro justamente detrás de ella. Siento como se remueve en su sitio debido a mi cercanía.

—Seguro señorita Evans.

—Mandaré a que revisen las cámaras—me incluyo en su conversación—Y si no quieren colaborar, pues tendré que poner una pequeña demanda por lo incompetentes que son.

Amándote a Escondidas © | En edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora