C 36: Una propuesta

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Capítulo 36: Una propuesta

El matrimonio es el sello de un amor inquebrantable.

Axel

Llevo días y semanas pensando en lo mismo, dándole tantas vueltas que hasta me he arrepentido, pero quiero hacerlo.

Estoy en el centro comercial, con Liam, tal cual la última vez, solo que ahora es más especial.

—¿Ya te decidiste?—pregunta por enésima vez.

—Que si joder, le haré la propuesta, tengo muchos días pensándolo.

—No, tú tienes dos semanas pensando en lo mismo—rueda los ojos—de verdad que he llegado a creer que te golpeaste la cabeza cuando naciste.

—Es que... quizás ella piense que es pronto—suelto lo que me había impedido hacer lo que tanto quiero—porque cuando le pregunté si quería ir a vivir conmigo, me dijo que era muy pronto.

Liam suspira.

—¿Pues que esperabas que dijera? Acababan de reencontrarse—dice exasperado—Aunque ustedes no pierden tiempo, eh.

Suelta una carcajada y me da un golpe en el hombro.

—Liam, deja de golpearme cada que te ríes.

—Lo siento.

Seguimos caminando un poco más y llegamos al misma joyería que la última vez, solo que ahora compraremos una joya que valdrá la pena recordar.

Entramos y vemos a la misma chica de hace cuatro años, aún me sorprende que siga ahí.

—Hola, otra vez—dice ella cuando nos ve—¿En qué puedo ayudarles esta vez?

Liam me mira.

—Mi amigo está buscando otro anillo de compromiso, pero esta vez tiene que ser de los más caros que tenga.

—Vaya, la mujer tiene que ser afortunada.

Miro a la chica y me río.

—La afortunada no es ella—le digo—El afortunado soy yo por tenerla.

La chica se mueve por detrás del mostrador y nos pide que la sigamos.

—Estos son de edición limitada—explica—O sea que son los más caros y sofisticados de toda la tienda.

Ella saca la caja donde están todos, son como treinta anillos y todos están preciosos, pero, hay uno que llama mi atención.

—Este—tomo el anillo entre mis dedos—es perfecto.

El anillo tiene un diamante grande incrustado en el centro, tiene pequeños diamantes rojos alrededor del aro y es de un dorado precioso.

—Buena elección—dice con una sonrisa—¿De que color querrá la caja?

Lo pienso un segundo y la idea que se me cruza por la cabeza, es la mejor que he tenido desde que entramos.

—Negra. Y quiero que le graben dos iniciales.

—Perfecto, pero, hay un detalle...

Amándote a Escondidas © | En edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora