Charlotte siempre fue tratada como "la chica fea", sus familiares, amigos y conocidos solían discriminarla por su apariencia.
En el transcurso de los años aprendió a vivir con eso, mejor dicho, a aceptar que era una "chica fea", ganándose un mal tra...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Aquella chica no lo dudó dos veces y corrió hacia Charlotte para tomarla del brazo, jalándola hacia ella con fuerza.
Las dos mujeres cayeron al suelo, provocando que la chica golpeara su cabeza contra el suelo y cerrando sus ojos, adolorida.
Charlotte se abrazó a esta con sus ojos cerrados y después se separó lentamente intentando ver el rostro de la chica, pero no podía.
—Qué alivio... ¿Estás bien? —preguntó la chica.
—Yo... Sí... Estoy bien —dijo Charlotte colocando sus manos en el pecho de esta, Charlotte se dio cuenta de la prometedora posición en la que se encontraba con la chica y rápidamente se levantó.
—Lo siento —dijo Charlotte mientras la chica se levantaba del suelo.
—¿Por qué piensas solo en ti? ¿Y tus padres, amigos y familiares, cómo crees que se sentirían al saber que te suicidaste? —preguntó la chica, alterada.
—Sería lo mejor para ellos —susurró Charlotte.
—Agh, eres una cobarde egoísta —escupió la chica enojada.
—No sabes por lo que estoy pasando —dijo Charlotte alterada.
—¡Sea lo que sea, debes enfrentarlo y no rendirse como una maldita cobarde! —gritó la chica.
Charlotte bajó su cabeza y la chica soltó un suspiro mientras la veía con sus manos en su cintura.
—No puedo ver nada —dijo Charlotte.
—¿Qué? ¿Estás ciega? —preguntó la chica.
—No... Mis gafas se rompieron y sin ellas veo todo borroso —dijo Charlotte.
La chica soltó un largo suspiro y se acercó a Charlotte.
—¿En qué apartamento vives? —preguntó secamente.
—¿Qué? —preguntó Charlotte confundida.
—¿En qué apartamento vives? Te ayudaré a llegar —dijo la chica rodando los ojos.
—En el 304 —dijo Charlotte.
La chica tomó su mano y la jaló para comenzar a caminar hacia su apartamento.
Aquella chica, que aunque era un poco más baja que Charlotte, caminaba más rápido y Charlotte intentaba seguirle los pasos.
La chica presionaba los botones para llamar al ascensor, pero estos no daban respuesta.
—¿Qué mierda? —preguntó la chica, presionando repetidas veces los botones, pero no funcionaban. —Mierda.
