CAPÍTULO 42

185 19 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Tim y la señora Waraha se quedaron a dormir en el sofá para acompañar a Engfa, pero cuando estos despertaron Engfa les dijo que lo mejor era que regresaran a casa.

—¿Estás segura de que estarás bien? —preguntó Tim.

—Sí, descansen. Yo estaré perfectamente bien, no se preocupen —dijo Engfa despidiéndose, esta se encontraba acostada en su camilla.

—Cariño, si algo llega a suceder le avisas a la enfermera de todos modos ella me va a llamar si algo sucede —dijo la señora Waraha preocupada por dejar a su hija sola en el hospital.

—Tranquila mamá, estoy bien —dijo Engfa por décima vez y esta asintió.

—Adiós mi amor, te traeré tu comida favorita en el almuerzo —dijo su madre dándole un beso en su frente.

—Adiós, nos vemos luego... Vayan con cuidado —dijo Engfa cuando salieron de la habitación para irse a su hogar.

Engfa se quedó sola en la habitación, pero en unos cuantos minutos la puerta se abrió dejando ver a Chompu en silla de ruedas siendo empujada por una enfermera.

—Chompu... —susurró Engfa abriendo sus ojos. Chompu tenía rasguños y algunas heridas que ya estaban vendadas, otras no se veían por la pijama del hospital.

¿Ella será mi compañera de habitación? —preguntó Chompu a la enfermera y esta asintió.—Dios, ¿por qué me odias?—se preguntó y Engfa bufó.

—Agh, qué mala suerte —dijo Engfa rodando los ojos.

La enfermera deslizó a Chompu hacia su camilla y le ayudó a levantarse tomándola de los brazos, las piernas de esta estaban dormidas. Chompu frunció el ceño para hacer el esfuerzo de subir a la camilla con la ayuda de la enfermera.

Engfa miraba todo con su mirada triste sintiéndose culpable.

—Listo, más tarde te toca tu otro medicamento, descansa —dijo la enfermera amablemente cuando Chompu finalmente pudo acostarse en la camilla.

—Gracias —dijo Chompu, esta asintió y salió de ahí dejándolas solas, las dos mujeres quedaron en un incómodo silencio sin saber qué decir.

—¿Por qué tus piernas parecen dos fideos aguados? —preguntó Engfa rompiendo el silencio y Chompu la miró reprochante.

—¿Es en serio? Casi me mato por salvarte, ¿y lo primero que preguntas es por qué mis piernas parecen fideos? —preguntó Chompu.

—Sabes que no soy muy buena en estas cosas —dijo Engfa rascando su nuca y Chompu rodó los ojos.

—¿Vas a poder caminar? —preguntó Engfa y Chompu soltó un suspiro.

True Beauty / Englot...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora