Charlotte siempre fue tratada como "la chica fea", sus familiares, amigos y conocidos solían discriminarla por su apariencia.
En el transcurso de los años aprendió a vivir con eso, mejor dicho, a aceptar que era una "chica fea", ganándose un mal tra...
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Charlotte y Davika se encontraban en el restaurante esperando su comida. Davika jugaba con sus manos nerviosa sin saber qué decir, pero finalmente decidió romper el incómodo silencio que había entre las dos.
—Es lindo estar aquí... estoy muy agradecida con usted por aceptar mi invitación —dijo Davika y Charlotte sonrió levemente.
—¿Siempre eres así de amable? —preguntó Charlotte divertida y Davika sonrió.
—Sí... la verdad estoy muy nerviosa. Nunca había tenido el valor para invitarla a salir, pero todo este tiempo usted estuvo en mi mente —dijo Davika y Charlotte tragó saliva.
—La traje a este lugar por una razón... Quiero serle sincera, me gustas Charlotte —dijo finalmente y Charlotte soltó un suspiro.
—No estoy ciega —dijo Davika y Charlotte la miró confundida.
—Sé que usted ama a alguien más y ese alguien podría ser la chica que estaba esta mañana en su oficina. Llegué a esa conclusión porque usted la mira a ella de una manera distinta que a todos los demás... y ella la mira de la misma manera. Además, nunca la vi salir con nadie y eso me pareció muy extraño, pero ahora sé que su corazón está ocupado —dijo con una pequeña sonrisa nerviosa mientras Charlotte escuchaba atenta.
—Aun así quería decirle cómo me siento. Sé que esto debe ser muy incómodo para usted y debe estar pensando en la mejor manera de rechazarme. Pero no se preocupe, entiendo completamente y respeto sus sentimientos —finalizó soltando un suspiro.
—No sé qué decir, yo... —susurró Charlotte apenada.
—Solo, espero que podamos ser amigas... Después de todo, no tiene que darme explicaciones —dijo Davika dándole una sonrisa sincera y Charlotte sonrió.
—Eres una muy buena persona, claro que quiero ser tu amiga —dijo Charlotte divertida y Davika sonrió grande.
—Entonces... ¿Amigas? —preguntó Davika ofreciéndole su mano.
—Amigas —dijo Charlotte sonriente mientras estrechaba su mano con la de la chica.
El celular de Charlotte comenzó a sonar y esta llevó rápidamente su mano a su pequeño bolso para sacarlo de ahí. Al ver que era una llamada de Engfa contestó lo más rápido que sus dedos le permitieron.
—Hola, ¿usted es Charlotte? —preguntó una voz gruesa, parecía la voz de un hombre mayor.
Charlotte frunció su ceño confundida y decidió contestar.
—Sí... ¿Sucedió algo? ¿Quién es usted? —preguntó Charlotte preocupada.
—Soy el dueño del bar The Bamboo... su novia está demasiado ebria... Ella no paraba de decir su nombre, así que decidí llamarla porque tengo que cerrar el local —dijo el señor apenado y Charlotte abrió sus ojos.
