Charlotte siempre fue tratada como "la chica fea", sus familiares, amigos y conocidos solían discriminarla por su apariencia.
En el transcurso de los años aprendió a vivir con eso, mejor dicho, a aceptar que era una "chica fea", ganándose un mal tra...
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Chompu entraba al edificio de la disquera con la que había firmado un contrato, después de subir al ascensor y caminar por los lujosos pasillos de la empresa, se encontró con su representante.
—¡Chompu! ¡Qué gusto verte! —gritó su representante emocionado.
—Hola, Lawan —dijo Chompu sonriente.
—Ya todo el equipo musical está en la cabina, si quieres ve al salón que está al final del pasillo para que calientes tu voz y después hacemos los demos de la canción —dijo Lawan y Chompu asintió.
Chompu se dirigió al salón que le dijo Lawan y cuando abrió la puerta se encontró con una chica cantando.
Chompu abrió sus ojos sorprendida al escuchar la hermosa voz de la chica que cantaba y cerró lentamente la puerta intentando no hacer ruido, pero la puerta se cerró de un tirón llamando la atención de la chica.
—Mierda —susurró Chompu mirando la puerta y después fijó su mirada en la chica que ahora la miraba a ella.
—Lo siento mucho, no quería interrumpir... espera... —dijo Chompu analizando a la chica con su mirada, esta hacía lo mismo entrecerrando sus ojos para recordar dónde se habían visto.
—¡Tú! —gritaron con los ojos abiertos mientras se señalaban con sus dedos índices.
—¡Eres la loca del aeropuerto! —gritó Chompu.
—¡Y tú eres la idiota que chocó conmigo ese día! —gritó la chica.
—¿Perdón? ¿Acabas de decir "la idiota"? —preguntó Chompu alzando sus cejas.
—Sí, la idiota cabeza hueca del aeropuerto —escupió la chica enojada y Chompu soltó una carcajada.
—Mi camisa se arruinó, ¿sabes? Intenté quitar esa fea mancha que dejaste, pero no se quitó —escupió Chompu enojada.
—Tú eres una ladrona, me robaste mi bufanda —dijo la chica rodando los ojos.
—¿Qué? Claro que no, tú me la diste —dijo Chompu.
—¿Qué? Tú me la quitaste —dijo la chica frustrada.
—Claro que no —dijo Chompu cruzándose de brazos.
—¡Claro que sí! —gritó la chica del mismo modo.
—¡Qué no!
—¡Qué sí!
—Oh, hola chicas, Chompu, ¿ya conocías a Nudee? —preguntó Lawan entrando a la habitación mientras estas se miraban enojadas.
—Ya la había visto antes, pero no me interesa conocerla —dijo Chompu rodando los ojos.
