Charlotte siempre fue tratada como "la chica fea", sus familiares, amigos y conocidos solían discriminarla por su apariencia.
En el transcurso de los años aprendió a vivir con eso, mejor dicho, a aceptar que era una "chica fea", ganándose un mal tra...
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Engfa y Charlotte se encontraban charlando solas en la habitación. Chompu se había ido a buscar algo para tomar, ya que se sentía incómoda al verlas juntas. Charlotte estaba sentada en una silla mientras Engfa se encontraba sentada en la camilla.
—Te traje algunas cosas para que te distraigas, debe ser muy aburrido estar aquí todo el tiempo. Mi mamá les preparó comida a las dos, solo tienen que pedirle el favor a una enfermera para que la caliente —dijo Charlotte entregándole una bolsa a Engfa y esta sonrió.
—Gracias Char —dijo Engfa dejando la bolsa a un lado. —¿Cómo te fue en la escuela? —preguntó.
—Pues, todos preguntaban por ustedes dos, por cierto hay muchas chicas afuera esperando para entrar —dijo Charlotte.
—A la única que quiero ver es a ti —dijo Engfa y Charlotte se sonrojó mientras sonreía.
—¿Cómo te sientes? ¿Ya no te duelen mucho tus heridas? —preguntó Charlotte preocupada.
—Pues... A veces me duele aquí —mintió Engfa señalando su pecho.
—¿Qué? ¿Tu corazón? Dios mío, Engfa, eso es muy delicado —dijo Charlotte levantándose de la silla y llevando sus manos al pecho de Engfa completamente preocupada.
Engfa soltó una carcajada y alzó sus piernas entrelazándolas en la cintura de Charlotte, empujándola hacia ella con estas y dejándola a solo unos milímetros de su rostro.
—Me duele porque te extraño demasiado —dijo Engfa mientras se miraban fijamente.
Engfa tenía sus piernas entrelazadas en la cintura de Charlotte, dejándola sin escapatoria mientras esta tenía sus manos en el pecho de Engfa con sus rostros a unos milímetros de distancia.
—Entonces, seré tu medicina —dijo Charlotte, deslizando sus manos a las mejillas de Engfa y atrayéndola poco a poco a sus labios.
Las dos mujeres pegaron sus labios en un suave beso en la solitaria habitación. El sonido de sus besos era lo único que se escuchaba, pero de repente se comenzaron a escuchar voces conocidas que provenían del pasillo.
Engfa y Charlotte abrieron sus ojos separándose rápidamente al escuchar las voces que cada vez se acercaban más.
—Mierda —dijo Engfa acostándose en la camilla mientras tomaba su cobija. —Ven.
—¿Qué? —preguntó Charlotte confundida mientras la veía acostada, estas escucharon como abrían la puerta y rápidamente Charlotte se metió debajo de la cobija de Engfa acostándose a su lado, Engfa las cubrió con la cobija escondiendo a Charlotte de sus amigas.
—¡¡Engfa!! —gritó su grupo de amigas entrando a la habitación preocupadas.
