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Eleck Kozock se escabulle con elegancia entre el gentío, sortea a cada transeúnte casi sin ser visto, apenas rozando sus cuerpos, moviéndose como si fuera parte del mismo viento que mese sutilmente las copas de los árboles más cercanos, sigue interesado aquella estela luminosa que lo conduce hacia un posible mago cercano, necesita refuerzos, comida y descanso, tiene que mantenerse fuerte y sano para poder combatir contra los enemigos que lo siguen de cerca; sus ojos blancos con destellos platinados observan a todos lados asegurándose de no hallar peligro cerca, los tatuajes de su mano brillan levemente por el uso de su magia y no duda en esconder la misma con la gran túnica que porta en caso de que un hechicero lo vea, nadie más debe ver sus marcas, nadie debe saber quién es él.

Las calles de aquella ciudad le recuerdan un poco a su reino de origen, tan lejos de lo que los humanos conocen, tan místico como nada antes conocido y tan prohibido como solo la misma tentación puede ser, definitivamente puede asegurar que la zona que ahora transita es lo más similar a su hogar que podrá encontrar en el mundo de los mundanos y seguirá pareciéndole poco al lado de su hermosa ciudad natal.

De pronto, pisadas demasiado cerca de él lo alertan, voltea sin disimulo encontrando a dos sujetos de capas color vino encaminándose a él, lo han descubierto y no puede hacer más que correr tanto como puede entre las personas siguiendo la luminiscencia que ahora aumenta su velocidad al tenerlo cerca de él; el joven mago escucha a otros adversarios unirse a la persecución y decide que lo mejor es escabullirse con ayuda de su magia, no lo duda dando un salto hacia la pared de un edificio impulsándose con la misma en un brinco que lo hace llegar a los tejados del mismo, la estructura bajo sus pies cruje levemente y el peliblanco corre de teja en teja, veloz, sigiloso, con su capucha ocultando su identidad, la capa revoloteando por la velocidad que lleva y la brisa que aumenta, sus cabellos albinos alborotándose un poco, su instinto de conservación activo.

—¡Vuelve aquí, Marline! —el grito lo estremece, ya saben a qué ha viajado al mundo mundano por lo que apresura la carrera.

Spejl Usynling — susurra viendo aparecer a su lado una copia exacta de él que de igual manera corre, se escabulle detrás de la chimenea más cercana dejando que su clon siga huyendo, viendo a sus perseguidores caer en su truco.

Con una sonrisa el peliblanco retrocedió lo más que pudo para lanzarse a otra teja cercana y seguir su huida, había perdido de vista la estela luminosa que lo guiaba y encontrarla sería un problema, volver a lanzar el hechizo sería cansado para él, lo mejor que podía hacer era intentar encontrarla por lo que se detuvo barriendo con su mirar toda la extensión de la ciudad que podía ver desde el edificio en el que se hallaba; la noche ya estaba cayendo, por lo que quizás podría notarla debido al brillo que adquiría al no estar en contacto con la luz. Sonrió en grande al divisar algo brillante a la distancia, sin esperar más se lanzó al encuentro de la estela esperando que ya hubiese encontrado al mago más cercano para poder pedir ayudar, corrió por la acera una vez descendió del tejado, llegó quitando su capucha al callejón viendo allí a la bruma blancuzca mantenerse levitando en un sitio, observó a todos lados sin comprender qué sucedía pues no había nadie cerca, ¿Su hechizo falló? ¿No hay magos cerca?

El blanco de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora