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Alistair y Niesse se encontraban despiertos, sentados fuera de la casa viendo las estrellas, deleitándose un poco con el aire fresco y la tranquilidad de los alrededores, no hacía falta que dijeran mucho pues cada uno tenía en mente sus propios temas pero, de vez en cuando, se daban miradas para hacerle saber al otro que estaban allí, que a pesar del trémulo silencio entre ellos podían sentirse acompañados.

—Nunca creí que iba a sentirme tan aliviado después de llorar por horas —Alistair sonrió—. Nunca lloré tanto, me limitaba solo a descartar lo que sentía.

—Ese fue el error —Niesse lo observó—. Te vez diferente, más relajado.

—Me siento así, como si flotara entre las nubes, gracias por su apoyo —suspiró—. Ahora solo debemos dejar que Eleck mejore y podremos retomar la misión, quiero irme de aquí cuanto antes.

—¿No te gusta la villa? Creo que es muy tranquila —la joven se desperezó, tanto tiempo sentada le estaba pasando factura.

—Lo es, pero no es mi tipo de lugar para vivir, de donde vengo siempre hay movimiento y nuestra villa se encuentra entre las montañas, donde las corrientes de aire son fuertes, salvajes, frescas —sonrió recordando—. Llevo años sin ver a mis padres o amigos, creo que comienzo a echar de menos mi hogar.

—Es normal —ella asintió—. Supongo que cuando todo esto termine vas a regresar a tu casa, como todos los demás.

—Sí, seguro Silvano tiene un lugar al cual ir, Eleck regresará a su puesto en palacio y tú, bueno, puedes volver a Helsingborg o quedarte en Cathair Ghrian, eso depende de tus decisiones —comentó Alistair echándose al césped.

—Me gustaría quedarme, no creo poder ser capaz de regresar a una vida tan monótona luego de conocer todo esto, además, hay intereses aquí para mí —comentó algo distraída.

—Tu interés se llama Eleck Kozock, ¿Verdad? —rió viéndola de reojo—. Te gusta el Valaisin, ¿No es así? El chico de los ojos plata te tiene en las nubes desde el primer momento en que los vi juntos, se ven bien, me gustan así.

—Uh, ¿Gracias? —negó algo avergonzada, no podía creer que fuera tan obvia—. No sé si él sienta algo por mí.

—Wow, wow, wow —Alistair se incorporó—. Dijiste sentir y no gustar, eso es otro nivel, amiga mía.

—Eh, sí... —apretó los labios—. Creí que era simple atracción, ya sabes, él es llamativo físicamente y su personalidad es encantadora, pero, cuando estuvimos en ese bosque, cuando tuve que decidir sobre ustedes... Me di cuenta de que nunca podría ponerlo en último lugar, quiero a Eleck, tal vez no sé cuánto pero lo quiero.

—Bueno, sí me lo preguntas, ustedes dos, desde que los conozco, han sido muy apegados, se entienden, no sé cómo pero es algo así como si necesitaran del otro —comentó el mago de aire suspirando—. Tener una conexión así con alguien no sucede dos veces en la vida, créeme, sé de lo que hablo pues yo creí tener eso mismo con una mujer de la que me enamoré pero que me dejó mientras estaba en la guerra y cuando regresé, incluso tenía un hijo que no era mío... Asique, no lo desperdicies, Niesse, dile lo que sientes y si debe ser, será.

El blanco de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora