Eleck abrió los ojos con pesadez, parpadeó con algo de incomodidad por la luz tenue que lo alumbraba y se incorporó sobre la superficie de la cama, observó a todos lados no pudiendo recordar en qué momento se había quedado dormido; frunció el ceño, pronto pudo escuchar pasos y luego la puerta del pequeño cuartito abrirse dejando ver a Silvanus que con una sonrisa se acercó cargando una bandeja con bebidas humeantes, tomó asiento a un lado de la cama y dejó lo que traía sobre la mesita de noche, suspiró y observó al joven.
—Bueno, supongo que tienes preguntas.
—Pues sí, ¿Cómo es que llegamos aquí? No lo recuerdo —susurró lo último algo confundido.
—Fue complicado llegar a mi casa, vivo en las afueras de Helsinborg donde nadie me molesta, soy muy solitario a decir verdad, tuve que cargarte en mi espalda ya que te desmayaste y antes de que digas algo, sí, estabas muy agotado por haber sostenido un escudo contra seis tipos locos —sonrió—. Además de que el hechizo de Torkset es veneno puro para los tuyos, los desgasta a una velocidad inaudita.
—No tenía idea, no habían usado eso contra mí nunca —negó sorprendido.
—Comprendo —tomó una de las tacitas entregándola al peliblanco—. Bébelo, te hará sentir mejor, vas a recuperarte pronto y sabe bien.
—Son hierbas medicinales —comentó el Valaisin mientras olisqueaba el aroma—. Qué agradable.
—Si, así es, tengo mi propia huerta en el patio trasero asique no requiero ir a la ciudad por medicamentos, prefiero hacerlos en base a mis dones —sonrió.
—Wow, había oído que un Luonto tiene una conexión con la naturaleza que te transmite paz, no se equivocaban —Eleck sonrió en grande.
—Gracias, pero deberías ver lo que las brujas verdes pueden hacer, eso es en verdad dejar fluir a Madre Tierra por tu ser —agregó de manera cálida mientras observaba a detalle los rasgos del más joven—. Dime, ¿Cómo es que eres completamente albino? ¿Mmm?
—¿Por qué sorprende tanto? Todos los Valaisin tiene rasgos así, es lo que nos caracteriza como magos de luz —comentó interesado.
—De todos los magos son los únicos que tienen un rasgo característico, he conocido a varios como tú, algunos tenían los ojos platinados, otros solo mostraban destellos en ellos, algunos eran sumamente pálidos o tenían un detalle en el cabello en tono blanco, tú reúnes todas y cada una de las condiciones que he visto —soltó sin más—. No es normal ver un albino.
—Oh —murmuró sopesando todo mientras bebía con calma la infusión—. Cuando era pequeño solía tener el cabello ébano, mis ojos eran cafés, hasta que mi magia despertó y fui perdiendo colores.
—Ya veo —asintió—. ¿Cómo es que despertó tu magia? ¿No tenías antes de ese suceso?
—No, soy hijo de una bruja y un humano, eso me hace un mitad mago, pero mi nacimiento no trajo magia consigo, solo la habilidad de poder ver nuestro mundo —chasqueó la lengua—. Todo cambió cuando salvé a un ManeKatt de la muerte, los cazadores querían arrancarle las piedras preciosas incrustadas alrededor de sus ojos... No pude dejarlo solo...
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El blanco de sus ojos
FantastikNiesse Donovan es una joven que vive en Helsingborg desde hace cinco años buscando encaminar su vida, proveniente de una familia sumamente tranquila y común, cree que nada puede sorprenderla ya, pero todo cambia una noche en que decide ayudar a un e...