—¿Cómo te sientes? —Cira preguntó viendo a Eleck ponerse de pie y caminar hasta el espejo más cercano donde se detuvo, con cuidado quitó el cabello de su frente viendo la gema incrustada en su piel—. Apareció cuando volviste a la vida.
—¿En verdad estuve muerto? —susurró tragando duro, sus manos iluminándose de forma tenue, su magia se sentía mucho más fluida que antes y por ello sonrió.
—Sí, no sé por cuánto tiempo, pero sí —asintió con una mueca.
—Recuerdo la sensación de soledad... Vacío y frío, creo que ya sé por qué le temo a la oscuridad... —suspiró—. Ya he estado muerto antes, pero no puedo recordarlo.
—Eleck, eso no puede ser cierto, es un poco exagerado y fantasioso, ¿No crees? —ladeó la cabeza—. Lo importante es que estás vivo, que sigues aquí con nosotros. El Oculi Tenebris desapareció, ya no tiene que huir de Gya porque está muerta.
—¿Cómo fue que sucedió? —volteó a verla lleno de sorpresa.
—Bueno, fue Niesse quien se enfrentó a ella, el dragón que trajiste estaba de su lado —Cira frunció el ceño—. Agatha y los demás Valaisin invocaron un hechizo que la debilitó, entonces... Tu amiga la devoró como cualquier come almas.
—Niesse es una Sielun Syoja... —negó sorprendido aún más, era una locura lo que estaba escuchando—. No estaba listo para saber eso, es algo que no esperaba.
—Nadie lo esperaba, pero creo que debes ser consciente de que ya no es solo una bruja de oscuridad, debes tener cuidado con ella —Cira espetó—. Puede hacerte lo mismo en cualquier momento, es asombrosa la capacidad que tiene para quitarte tu magia, no puedes volver a pasar por esto, Eleck. Me ha costado demasiado ayudarte, no te aseguro que la próxima vez puedas regresar.
—Entiendo —asintió—. Pero no me voy a alejar de Niss, la conozco lo suficiente como para saber que seguro ahora está abatida por lo que ha sucedido, no es una bruja maligna, no es diabólica, es amable.
—Eleck, te puede matar, ¿No lo ves? Ya lo hizo, te dejó sin vida, sin magia, sin nada, fuiste un cadáver en mis brazos y en los de Equusuu, te tomamos el pulso, te sentimos frío, ¿Qué más debo decirte para que entres en razón? —masculló—. No confío en Niesse, si tú no te puedes mantener a salvo, entonces lo haré yo.
—Yo confiaría mi vida entera a Niss, asique no me digas qué es lo que tengo que hacer —la enfrentó serio, con cierta molestia por la forma en la que se refería a su amiga—. Aprecio todo lo que has hecho por mí, aprecio que estés preocupada y que quieras cuidarme, pero de esto me encargaré yo, Cira.
—Bien, pero luego no vengas llorando cuando veas la verdad sobre tu amiga —asintió encaminándose a la puerta—. Por cierto, desde que estás aquí, durante estos cuatro días donde no has casi despertado ni siquiera vino a verte. Todos tus amigos estuvieron aquí, preguntaron por ti, menos Niesse, ¿Qué te dice eso?
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El blanco de sus ojos
FantasyNiesse Donovan es una joven que vive en Helsingborg desde hace cinco años buscando encaminar su vida, proveniente de una familia sumamente tranquila y común, cree que nada puede sorprenderla ya, pero todo cambia una noche en que decide ayudar a un e...