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Niesse abrió los ojos tras un largo y hondo suspiro, paseo la vista con lentitud por la habitación en la que se encontraba, parpadeó con parsimonia sintiéndose débil en demasía. Intentó incorporarse, sentarse sobre la cama pero fue en vano terminó cayendo rendida nuevamente en la almohada, la puerta abriéndose la alertó más no podía moverse como le hubiera gustado por lo que se vio en la obligación de esperar a saber qué sucedería.

—Veo que has despertado ya, eso es bueno —Irina sonrió de manera afable—. No te apresures a salir de la cama, necesitas descansar tu cuerpo, reponerte del desgaste físico, mental y emocional que ha sido usar tu magia.

—Creo que no podré levantarme por días —susurró.

—Lo que tengas que quedarte, lo harás —asintió acercándose—. Voy a ponerte estos paños húmedos en la cabeza, fueron sumergidos en agua y hierbas medicinales, ayudan a la pronta recuperación.

—Gracias —se relajó mientras la mujer colocaba uno a uno los paños—. Todo esto parece un sueño.

—El hechicero me ha hablado de ti, dice que eras humana hasta hace poco pero que tu magia despertó, ¿Cómo fue? —preguntó amable y llena de curiosidad, no sucedía seguido que un humano resultara ser parte de los suyos.

—Solo sucedió, yo quería proteger a Eleck de la come almas, ni siquiera sé qué fue lo que hice en concreto —suspiró prestándole atención a la fémina.

—No tienes que saberlo, las intenciones y su poder son algo que no debe ser subestimado, muchacha, si tu deseo ferviente de proteger a tu amigo liberó tu magia solo quiere decir que posees un fuerte corazón y gran nobleza, la amabilidad y la predisposición a la ayuda y protección son cosas que deben ser admiradas —con gran felicidad y orgullo sus comisuras se elevaron en una curva fina—. Aunque no esperaba eso de un Pimeys.

—Supongo que todos son malos —asintió.

—No, claro que no, pero están tan estigmatizados por sucesos del pasado que es imposible que la gente pueda ver el verdadero potencial en las sombras —suspiró, bajó la cabeza para volver a verla—. Hace tiempo, la mayoría de los tuyos, por no decir casi todos, era fieles seguidores de Morgainne, la bruja que quería destronar a Merlín y puso a muchos magos en su contra; los Pimeys creyeron sus palabras, fueron parte de su ejército, es por eso por lo que hoy en día los sigan estigmatizando por las acciones del pasado.

—Ya veo —asintió—. Siempre habrá malos que son buenos y buenos que son detestables, todos somos tal o cual en una historia mal contada.

—Exacto, todo depende de las acciones que tomemos y las decisiones que contemplemos —sonrió—. Eres sensata, Niesse Donovan.

—Tengo muchas dudas, señora Irina —chasqueó la lengua—. Yo he sido humana toda mi vida, pero ahora incluso tengo conocimientos de hechizos que nunca he oído, ¿Cómo es eso posible? ¿Cómo puedo saber algo que no he aprendido aún?

El blanco de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora