Silvano se encontraba sentado en medio de su sala frente a Eleck que mantenía los ojos abiertos a pesar de que estos fueran dos cuencos negros y tenebrosos, el mago de la naturaleza esparcía con cuidado su preparación sobre los ojos del peliblanco. Luego de haber triturado las especias necesarias, de haber conseguido algo de agua limpia y mezclar los ingredientes con esfuerzo y sobre todo paciencia hasta lograr la consistencia requerida, la sustancia verdosa se había convertido en algo similar a la arena, cada grano igual de verde al anterior y bien podía decirse que era polvo de hadas siendo espolvoreado sobre el chico.
—¿Crees que esto funcione? —preguntó un preocupado mago de luz que no dejaba de apretar las manos sobre su regazo.
—Es lo que espero, de todos los hechizos sanadores que conozco este es el más poderoso, puede con todo o bueno, eso es lo que se sabe —respondió observando a los demás presentes—. Necesitaré algo de espacio por lo que les pido que retrocedan.
Una vez Niesse y Alistair dejaron prácticamente la sala para observar desde el umbral de la puerta y los ManeKatt adoptaron su forma animal con mucha curiosidad por lo que sucedería en ese instante, el mago de la naturaleza se puso de pie inhalando hondo; cerró sus ojos para una mejor concentración y extendió sus brazos hacia adelante moviéndolos con lentitud hacia los lados y de regreso al centro. La energía mágica de Silvano se proyectaba como estelas verdosas y brillantes llenas de pequeños copos ambarinos, una bella escena a ojos de cierta bibliotecaria que se maravillaba con todo el mundo de la magia. Una vez estuvo preparado, el rubio acortó algunos pasos para posar una de sus manos sobre los orbes contrarios y la otra en una de sus sienes, comenzó a bombear su magia en dirección a Eleck donde aquella arenilla de su pócima reaccionaba creando destellos coloridos.
—Äitimaasta siihen, mikä sinua vaivaa, tuo terveyttä ja lohtua pahuuden häpäisemään ruumiiseen ja poista kaikki sen pimeyden vertauskuvat —murmuraba Silvano mientras y los ojos del chico se volvían verdes por un instante en el que la expectativa de los presentes creció en demasía—. Tuo takaisin tyyneys ja rauha, palauta tasapaino, tuo valoa siihen, mikä on turmeltunut.
Silvano dio todo de sí, puso cada parte de su cuerpo y su energía para poder contrarrestar el Oculi Tenebris de Gya, sin embargo, no surtió el efecto que esperaba puesto que generó un gran rechazo por parte del cuerpo de Eleck y se vio siendo despedido hacia atrás hasta dar contra los muebles de la sala sacándole un quejido; Rayna y Ónice se acercaron a él para olfatearlo sorprendidos por lo ocurrido y toda la luminiscencia que había sido duela de la habitación desapareció sin más llevándose consigo las esperanzas de Eleck, las buenas vibras de los presentes y todo lo que quedaba de la arenilla especial del mago Luonto.
El silencio reinó en el lugar hasta que Eleck se puso de pie con inseguridad tanteando con las manos a su alrededor, sus ojos seguían oscurecidos y sin poder ver nada de nada. Tragó duro llevando sus manos a los mismos para tocarlos lentamente, aun cuando supiera que eso no iba a traer de regreso su vista, necesitaba hacerlo para saber que seguían allí, suspiró dejando caer sus brazos a los lados.
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El blanco de sus ojos
FantastikNiesse Donovan es una joven que vive en Helsingborg desde hace cinco años buscando encaminar su vida, proveniente de una familia sumamente tranquila y común, cree que nada puede sorprenderla ya, pero todo cambia una noche en que decide ayudar a un e...