"Se que eh tomado muchas malas decisiones, pero su majestad le soy leal en esta guerra."
Donde la primer hija mujer de Rhaenyra es utilizada para empezar la guerra. Secretos guardados saldrán a la luz y viejas alianzas, trairan nuevos amores.
La platinada entró a los aposentos de su sobrina quien estaba acostada en la cama y levantó su mirada que era sombría, noto la ligera sonrisa que no demostraba felicidad, solo se lograba ver tristeza y arrepentimiento. Esto no desánimo a Helaena quien se acostó animada a su lado, le mostró un libro.
- ¿Insectos y plantas?. - Leyó el título del libro confundida.
- Si es mi libro favorito.
La joven sonrió mirándola viendo como abría el libro que tenía dibujos, Lyra observo estos mientras Helaena comenzaba a leer y explicar los contenidos que ya se sabía de memoria. La ceno llegó la castaña con mechas platinadas se puso un vestido enfrente del espejo y observo su vientre, el silencio en la habitación parecía incrementarse y la leña que se quebró hizo que esta se diera vuelta, ahora miraba a las sombras.
En otra parte Jacaerys miraba una manta y sus dedos trazaron el bordado sin saber como sentirse, Lyra estaba viva y Lucerys muerto. Una parte de él se sentía culpable y otra estaba dolido, suspiro mientras ponía la manta en su brazo y se levantaba de su cama.
- Jacaerys.
Helaena entraba a su habitación mientras sostenía un insecto en sus manos, el sonrió ligeramente mirándola y su corazón se aceleraba más en cada segundo.
- Mira lo encontré en el patio, es hermoso.
- Deberías guárdalo.
- Se lo iba a ir a mostrar a Lyra.
- ¿Ella está mejor?, espero verla hoy en la cena... volvió hace dos semanas y solo la veo si voy a sus aposentos.
Helaena se quedo en silencio mirándolo, sabía que debía mantener el secreto de que Lyra se encontraba llevando una juega vida en su vientre y que no debía decírselo a nadie.
- Ella está bien, solo está cansada.
Jacaerys sonrió acariciando la mejilla de Helaena, sin miedo unió sus labios con los de la platinada quien correspondió el beso cerrando sus ojos y se separon luego de unos segundos.
- ¿Y si vienes a dormir aquí hoy?.
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En la penumbra de su alcoba en el castillo, Lyra Velaryon observaba con gesto pensativo las sombras danzar en las paredes, sumida en un mar de emociones encontradas. La noticia que cargaba en su interior la llenaba de una mezcla de alegría y temor, una chispa de esperanza en medio de la oscuridad que envolvía su corazón.
Benjicot Blackwood, su esposo amado, entró en la habitación con pasos cuidadosos, notando de inmediato la expresión pensativa en el rostro de Lyra. Se acercó a ella con cariño y preocupación, tomando su mano con suavidad y buscando su mirada con anhelo.
- ¿Qué te preocupa, mi amor? Estás tan distante... - Murmuró con ternura.
Lyra inhaló profundamente, buscando las palabras que aún le resultaban difíciles de pronunciar.
