38.

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En una playa bañada por el resplandor dorado del sol poniente, la Reina Rhaenys Targaryen caminaba con paso lento y melancólico, sus pensamientos envueltos en recuerdos dolorosos y en la añoranza de su nieta perdida, Lyra Velaryon. Los susurros del mar y el suave crujir de la arena bajo sus pies parecían acompañar su tristeza, recordándole la ausencia de la joven que murió.

- ¿Por qué dioses?.

Cerro los ojos recordando al joven Lucerys Velaryon y como el pequeño siemore parecia nervioso, los ojos marrones llenos de vida y curiosidad por el mundo.

- Me han quitado a mis hijos y me han quitado a mis nietos.

Mientras las olas rompían suavemente en la orilla, Rhaenys se detuvo y cerró los ojos, dejando que las lágrimas brotaran libremente en su rostro. Recordaba a Lyra, con su risa contagiosa y sus ojos azules llenos de vida, y el dolor de su supuesta pérdida la embargaba una vez más.

A la distancia Lyra que se encontraba inconsciente sobre la arena y el mar golpeaba sus pies descalzos dejándolos fríos, el perro se acercó latiendo su cara intentando despertarla. Abrió sus ojos lentamente estos fueron golpeados por el fuerte sol y por instinto levantó su mano intentando aliviar el dolor de sus ojos.

- Mi niño...

Levantó la mirada viendo la cabeza cubierta por la manta y se arrastro sintiendo la arena clavarse en sus rodillas, sujeto con sus manos temblorosas la cabeza dejándola sobre sus muslos.

- Mi niño... - Murmuró con la voz quebrada. - Luke...

Lyra no había tenido tiempo de llorar su perdida, en esos días que la tuvieron que rehén la habían humillado y ni si quiera se le permitía dormir. Se permitió dejar salir todo ese dolor que se estuvo guardando y soltó un fuerte grito.

- ¡Hum... AAHH!.

Su grito salió quebrado mientras abrazaba la cabeza de su hermano pequeño contra su pecho y las lágrimas salían de sus ojos, miro al perro quien estaba sentado observándola.

- Vamos boy.

Se levantó sintiendo sus piernas temblar cayendo de nuevo a la arena, volvió a ponerse de pie y camino durante unos minutos junto a la orilla. El perro iba delante suyo guiandola, debido a que la mirada de Lyra estaba perdida en el suelo y pensando cuando vio como le cortaban la cabeza a Lucerys.

Benjicot quien vio a la reina que nunca fue, se acercó hacia ella con cuidado no quería alertar a la dragona Meleys quien dormía y se poso al lado de la mujer, el pelinegro no sabía como comenzar.

- Mi esposa... es una mujer muy...

No supo encontrar palabras para seguir un nudo se formaba en su cuello, bajo la mirada al agua que tocaba sus pies.

- Lyra fue mi nieta favorita. Lucerys también ha pesar de que no lo demostré, amaba a ese niño.

De repente, un suave murmullo en la brisa marina la sacó de su ensimismamiento. Al abrir los ojos, vio a una figura en la distancia, con el cabello castaño con mechas platinadas ondeando al viento y los ojos azules brillando con una mezcla de decepción y miedo. Era Lyra, su nieta amada, caminando hacia ella con pasos decididos y un brillo de tristeza en su mirada.

Rhaenys contuvo el aliento, sin poder creer lo que veían sus ojos. Lyra se acercó lentamente a su abuela, con los brazos extendidos en un gesto de cariño y afecto. Sin decir una palabra, las dos mujeres se fundieron en un abrazo cálido y reconfortante, la reina que nunca fue la abrazo muy fuerte.

Tanto que la joven soltó un quejido al ser apretada demasiado.

Rhaenys soltó a su nieta besando con fuerza si frente y uniendo estas en un silencio que a la vez decía todo, la observo sonriendo con tristeza y las lágrimas caían por sus mejillas.

En la suave brisa marina de una playa dorada, Benjicot Blackwood caminaba con el corazón cargado de tristeza y remordimiento. Había creído que su amada esposa, Lyra Velaryon, había perecido en un destino trágico, y el peso de su ausencia lo había consumido por completo. El sonido de las olas rompiendo en la orilla parecía susurrarle el eco de sus penas.

Se había acercado a Rhaenys en un intento de consolarla en medio de eso, vio como su esposa venía hacia ellos y pensó que era una simple alucinación. Como los sueños que había tenido donde ella volvía sana y salva con esa hermosa sonrisa en el rostro, pero despertaba en la cruda realidad en la que su esposa estaba muerta o eso pensaban.

Lyra se separo de su abuela sujetando algo en sus brazos y miró fijo a su esposo, viendo como los ojos de este se llenaban de lágrimas que caían como una cascada y este se acercó con temor. El se acercó a ella, y en un gesto casi instintivo, la abrazo con mucha fuerza, como si temiera que esta fuera a desvanecerse con el viento.

Las lágrimas brotanaban de los ojos de ambos, Lyra apoyo su mentón en el hombro de su esposo y soltó un suspiro cargado de muchas emociones. Se separo ligeramente para mirarlo y con sus manos temblorosas acaricio su mejilla con ternura en un acto de amor.

- Tu mano está helada.

Fue lo primero que le dijo tomando su mano con cuidado como si se fuera a romper y soplo en ella en un intento de calentarla. Lyra no dijo nada y sonrió mirándolo sintiendo como este le acariciaba la mejilla a ella.

- ¿Que te paso?.

La castaña lo miro a los ojos y decidió que aún no era momento de recordar lo sucedido, solo por unos minutos quería disfrutar de su esposo, su familia y desearía poder decir que también de su dragón Stwind. Unió sus labios con los suyos en un beso corto y hablo en voz baja.

- Lo contaré luego.

El asintió sin queres presionarla y volvió a abrazarla con fuerte besando su cabello sin importarle que estuviera sucio, lleno de arena pegada. Cuando se separaron Lyra miro a su abuela y sintió como Benjicot sujetaba su mano con fuerza.

- Deberíamos llevarte con los maestres. - Rhaenys habló preocupada acercándose a su nieta. - ¿Que paso cariño?.

La princesa con cuidado acaricio la mejilla de su nieta quien la miró a los ojos, la anterior Lyra se hubiera roto y hablado mientras lloraba, si bien algunas lágrimas empezaron a caer hablo sería.

- Fue todo una trampa y nosotros caímos, mordimos su anzuelo. - Explicó con rabia en su voz, aunque luego fue preocupación. - No se como veré a la reina a la cara...

Rhaenys no dijo nada en cambio acaricio el cabello de su pequeña quien la miró y luego miro lo que sujetaba en sus brazos.

- Es la... la cabeza de Lucerys. - Hablo apretando esta contra su pecho y miró al perro. - El es Boy.

Mis bebés se reencontraron

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Mis bebés se reencontraron.

Danza De Lazos. | Benjicot Blackwood.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora