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Benjicot quien llevaba mayas y ropa puesta junto a su capa que relucia el broche de su casa, la portaba con orgullo mientras el viento golpeaba su rostro y miraba fijo al oriente sabiendo lo que se estaba por venir significaba perder pocos hombres, por que bajo su mando no perdeneria a nadie más.

- Mi esposa... hermosa. - Hablo hacia Lyra quien llevaba puesto la armadura de su abuela Rhaenys.

- Mi querido esposo.

Camino con gracia hacia el y unió sus labios en un beso corto, paso sus dedos por el broche de la casa Blackwood y se giro viendo a su suegro quien estaba parado mirando a ambos jóvenes. La castaña se separo de Benjicot, dejando a padre y hijo hablar a solas.

- Caraxes. - Saludos al enorme dragón que soltó un pequeño grito hacia ella. - Tanto tiempo.

El dragón bajo su cabeza buscando el afecto de la joven y lo consiguo esta sonrió mientras levantaba su mano acariciando con ternura a la enorme criatura, no pudo evitar llenarse de nostalgia recordando a Stwind.

Lo había perdido tan rápido de una manera injusta, recordó cuando los verdes la ataron a la carreta que llevaba su cabeza y se maldijo mentalmente por no haber hecho suficiente para proteger a su querido dragón. Stwind lo había dado todo por ella, la mirada que le dio antes de morir fue como un perdón para Lyra.

Soltó un suspiro mientras cerraba con fuerza sus ojos y apretaba la armadura obligándose a ocultar el dolor que llevaba cargando en sus hombros, abrió sus ojos mirando a Caraxes quien olía su vientre y soltó un chirrido.

- Sh es un secreto.

Daemon quien ya tenia su armadura puesta y su casco se acercó a sus bestias, vio a Lyra acariciando a Caraxes y sonrió al ver una escena linda desarrollarse ante el.

- Extrañaba tus caricias.

- Al parecer si las extrañaba. - Murmuró sonriendo y Caraxes se acercó a Daemon. - ¿Nervioso?.

- Nunca.... ¿y tu?.

Lyra lo miro asintiendo levemente con su cabeza, el platinado se acercó dándole un abrazo reconfortante y luego le dijo al oído.

- Lo que pasó no fue tu culpa, jamás lo será.

La castaña se separo mirándolo sintiendo que sus ojos picaban y hablo con cierto pesar, dolor y tristeza en su voz.

- Perder a mi hijo me dolió... ni si quiera llegue a poder cargarlo en mis brazos. Lucerys... cuando lo perdí me sentí muerta en vida, morí dos veces cuando perdí a Baelon y perdí a mi dulce niño...

El platinado miraba a esta mientras hablaba y explicaba lo que había sentido, siguieron hablando de otros temas para poder dejar tranquila la mente de la joven.

- Joffrey.

Lyra cargo en brazos a su pequeño hermano abrazándolo el pequeño correspondió el abrazo, la castaña cerró sus ojos unos segundos acariciando su cabello. Miró a Jacaerys que habló.

- No te puedo convencer de que no vayas.... ¿Verdad?.

- Tu sabes que no...

Los hombres de Benjicot y Daemon se subían a los barcos entregados por Lord Corlys, Lyra los observo teniendo a su hermano pequeño en brazos y lo bajo al suelo besando su frente. Miro a Jacaerys acercándose y ambos se unieron en un abrazo, se separon luego de unos segundos.

- Los quiero...

Jacaerys la miró mientras se esforzaba por no llorar y cargo a Joffrey en sus brazos, vieron como Lyra se acercaba a Benjicot tomando su mano y ambos se subían a uno de los barcos. Daemon se subían en Caraxes, mientras el dragón soltaba un rugido al cielo abriendo sus alas tomando vuelo y lanzando fuego en el proceso.

Los barcos sarparon mientras eran despedidos por los hombres del desembarco del rey, Lyra observo a Helaena junto a sus dos hijos y sonrió agitando su mano hacia ellos. La platinada imito su gesto con una sonrisa en su rostro, aunque las lágrimas también estaban ahí.

- Ella estará bien...

- Lo se. Los dragones danzaran en el aire y derrotaran al enemigo que debió rendirse al ver al dragón enojado.

La luna estaba en su punto más alto, los hombres descansaban en cubierta mientras algunos hacían guardia y Lyra estaba en la habitación sentada en la cama, se estaba sacando la armadura dejándola con cuidado en el suelo y entonces Benjicot entró m...

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La luna estaba en su punto más alto, los hombres descansaban en cubierta mientras algunos hacían guardia y Lyra estaba en la habitación sentada en la cama, se estaba sacando la armadura dejándola con cuidado en el suelo y entonces Benjicot entró mirándola se quedó ahí a un lado sin decir nada.

En la penumbra de la cabina del barco, el silencio se había adueñado del ambiente, interrumpido solamente por el suave murmullo de las olas rompiendo contra el casco de la nave. Benjicot Blackwood observaba a Lyra Velaryon con gesto sombrío, notando la tensión que se había instalado entre ellos desde hacía días.

Lyra, con la mirada fija en el suelo, comenzó a desabrochar lentamente las hebillas de su armadura, sintiendo el peso de la tensión que se había acumulado entre ella y Benjicot. Cada clic metálico resonaba en la habitación, marcando el ambiente cargado de emociones no expresadas.

Benjicot permanecía en silencio, observando a Lyra con gesto impasible, aunque en su mirada se reflejaba una mezcla de dolor y frustración. La distancia emocional que se había abierto entre ellos parecía insalvable, como un abismo que separaba sus corazones.

Lyra dejó caer la armadura con un suspiro, revelando la fragilidad de su ser bajo la dura coraza de metal. Se volvió hacia Benjicot, buscando en sus ojos alguna señal de comprensión o empatía, pero solo encontró una mirada de lástima.

- Benjicot, necesitamos hablar. - Murmuró Lyra con voz temblorosa, sintiendo el peso de las palabras no dichas que pesaban sobre su corazón. - No me mires con lastima, soy tu esposa.

Benjicot la miró con intensidad, sus ojos oscuros reflejando una mezcla de dolor y anhelo.

- Lyra, no sé cómo superar esta brecha que se ha abierto entre nosotros. La guerra, el dolor, la pérdida... todo ha dejado cicatrices en nuestras almas, pero sobre todo en la tuya. - Respondió con voz grave, revelando la lucha interna que lo consumía.

Entre ellos, en la penumbra de la cabina del barco, la tensión se hizo palpable, como una cuerda tensa a punto de romperse. Lyra y Benjicot se enfrentaban a sus propias emociones y a lucha por el miedo de perderse el uno al otro en la guerra.

- Todo.

Esa palabra salió de los labios de su esposa, sentía que no la escuchaba hace mucho tiempo y su mirada recorrió su cuerpo se encontraba en ropa interior su mirada se detuvo momentáneamente en su vientre que apenas se notaba. Se acerco uniendo sus frentes y suspiró mientras cerraba sus ojos.

- Eres todo.

¿Van a cojer o no?

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¿Van a cojer o no?.

Danza De Lazos. | Benjicot Blackwood.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora