Capítulo 6 - La prisión de Lillian

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El día estaba envuelto en una pesada manta de nubes grises, la lluvia caía incesantemente contra las ventanas del hospital, creando una atmósfera sombría y opresiva. Kara, ya en su escritorio, miró su reloj y luego la puerta, esperando la llegada de Lillian. Habían acordado que para las siguientes actividades se reunirían en la oficina de Kara. Y era la segunda vez que Lillian iba sola hasta la oficina. La rubia podía sentir en el aire que hoy sería un día difícil.

Cuando Lillian finalmente entró, Kara notó de inmediato el cambio de energía. Su postura estaba tensa, sus movimientos eran cortos y su cuerpo estaba rígido. Había una expresión de tormento en su rostro que contrastaba con la frágil paz que habían construido en las sesiones anteriores.

—Hola, Lillian. ¿Cómo estás hoy?— preguntó Kara, intentando mantener un tono calmado y acogedor como siempre lo hacía. Pero Lillian apenas levantó la vista, su expresión era dura y su voz cortante.

—No estoy bien. No quiero hablar hoy. Solo quiero salir de aquí— Kara sintió un pinchazo de preocupación, pero se obligó a mantenerse serena.

—Entiendo que estés pasando por un momento difícil. Si estás dispuesta a compartir, me gustaría saber qué te está afectando.

Lillian se mostró a la defensiva, sus ojos evitaban a Kara y su ansiedad era notable. Sus respuestas eran cortas y evasivas, como si estuviera levantando un muro inquebrantable entre ella y el mundo.

—Siento que no hay salida. Todo parece empeorar y no puedo dejar de sentirme atrapada. Es como si estuviera en un pozo sin fondo.

Lillian comenzó a sollozar, su cuerpo temblaba por la intensidad de su ansiedad. Su respiración se volvió irregular, y sus palabras se entrecortaron por el llanto. La sensación de impotencia y desesperanza era abrumadora. Kara se levantó y se acercó a Lillian, manteniendo un contacto visual constante, mostrando empatía y paciencia.

—Vamos a respirar profundamente juntas. Vamos a enfocarnos en cómo podemos manejar este momento difícil.

Kara guio a Lillian a través de una técnica de respiración profunda, inhalando y exhalando lentamente, intentando calmar su sistema nervioso. Su tono era suave y tranquilizador, buscando crear un espacio seguro para que Lillian pudiera procesar sus emociones sin sentirse juzgada.

La mayor, aunque evasiva al principio, comenzó a seguir las instrucciones de su doctora. Sus respiraciones se hicieron más profundas y controladas. Poco a poco, el temblor en su cuerpo comenzó a disminuir, aunque las lágrimas continuaban cayendo.

—Es completamente normal tener días difíciles— dijo Kara, con su voz llena de comprensión. —Solo hay que tener la fuerza para enfrentarlos y estoy aquí para ayudarte. Cada paso, incluso los retrocesos, es parte del camino hacia la recuperación.

Lillian asintió ligeramente, aún con la mirada baja. Kara tomó una manta de una silla cercana y la envolvió suavemente alrededor de los hombros de Lillian, reconociendo la necesidad de confort físico en medio del estrés emocional.

—Gracias— murmuró Lillian, su voz era apenas audible.

Kara se sentó a su lado, permitiendo que el silencio llenara el espacio por unos momentos, dándole a Lillian tiempo para recuperar la calma. Luego, con una suavidad que reflejaba su profundo respeto por la lucha de Lillian, comenzó a hablar de nuevo.

—Sé que puede parecer que estás en un pozo sin fondo, pero quiero que recuerdes algo. Cada vez que te sientes así y vienes aquí, estás dando un paso hacia la superficie. Hoy puede parecer que nada está bien, pero en realidad, es un avance porque estás enfrentándolo en lugar de huir.

𝑺𝒉𝒂𝒅𝒐𝒘𝒔 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora