Kara suspiró y se levantó de su escritorio, había sido otro día cansado. Decidió que era hora de irse a casa, descansar y prepararse para el día siguiente. Lo que había ocurrido hoy podía cambiar muchas cosas y al parecer no contaba con las fuerzas para enfrentarlo.
Mientras se dirigía a su auto, no podía dejar de pensar en la pelinegra. La imagen de la mujer fuerte y resiliente que había visto contrastaba con la vulnerabilidad que había escuchado en su voz por teléfono. Kara sabía que Lena estaba enfrentando una batalla interna y aunque su papel era ser una profesional objetiva, no podía evitar sentirse personalmente involucrada. ¿Qué más pudo haber sucedido en el pasado para que se sintiera tan afectada por el episodio de su madre? Porque de algo pudo darse cuenta la rubia y era el dolor en los ojos de Lena. Esos ojos color esmeralda que no se había tomado el tiempo para observar detenidamente.
En el camino a casa, Kara se permitió un momento de introspección. Sabía que debía mantener los límites claros entre su vida profesional y personal, pero la situación con Lena y Lillian la había afectado más de lo que quería admitir. Se recordó a sí misma que su prioridad debía ser el bienestar de sus pacientes y que cualquier otra cosa debía quedar en segundo plano. Pero ahora... resultaba difícil.
Llegó a su apartamento y se encontró con Diana en la cocina.
—Hola, amor. Te estaba esperan... ¿Quién te hizo eso? — la morena se acercó a su novia para inspeccionar su rostro más de cerca.
—Tranquila, estoy bien. Mi paciente tuvo un episodio y serví de escudo para que no lastimara a su hija.
—¿Te revisaron?
—Sí, estoy bien, no te preocupes. En unos días desaparecerá.
—Ve a bañarte, te prepararé algo para que comas. Debes estar exhausta.
—Gracias— Kara sonrió agradecida y se dirigió al baño.
El agua caliente ayudó a relajar sus músculos tensos, pero no podía sacarse de la mente la imagen de Lena y el caos de la visita. Seguro estaba devastada. No sería la primera vez que Lillian intentaba atacarla y eso inquietó más a la rubia. Lena le había dicho que Lillian intentó matarla y tan solo imaginarlo le ponía la piel de gallina.
Estaba tan metida en sus pensamiento que no se habia percatado de que su telefono estaba sonando en la habitación. Terminó con el aseo y salió de prisa del baño. Cuando tuvo el móvil en sus manos vio un número desconocido y rápidamente contestó sin importar quien estuviera al otro lado. Solo estaba pensando en la pelinegra en ese momento.
—Dra. Zor-El, ¿está ocupada? — Kara escuchó su voz al otro lado de la línea.
—Srta. Luthor, no, no...
—Sé que no está en horario de trabajo y que es tarde... pero la necesito. En serio necesito a alguien.
—¿Puede decirme que sucede? — preguntó Kara preocupada mientras se vestía.
—¿Puede venir a mi casa, por favor? Le enviaré la dirección por mensaje.
—Sí, cla...— la rubia no pudo terminar porque Lena había colgado.
Kara miró el teléfono por un momento, sintiendo una mezcla de preocupación y responsabilidad. Sabía que Lena estaba pasando por un momento difícil y aunque lo más profesional era mantener cierta distancia, no podía ignorar la petición de ayuda. Rápidamente se vistió y se dirigió a la cocina en busca de Diana.
—Amor, tengo que salir un momento— dijo Kara, tratando de mantener la calma en su voz. Diana la miró con sorpresa. No era común que su novia saliera de noche, al menos no sola.
ESTÁS LEYENDO
𝑺𝒉𝒂𝒅𝒐𝒘𝒔 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈
FanfictionKara Zor-El es una doctora altamente respetada en el hospital psiquiátrico de National City, conocida por su frialdad y profesionalismo con sus colegas, pero con una calidez única para sus pacientes. Su vida da un giro cuando le asignan a Lillian Lu...