Capítulo 15 - La diferencia entre Kara y James

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Cuando James Olsen apareció en la puerta de Lena, Kara sintió una punzada de incomodidad. El ramo de flores que sostenía en sus manos contrastaba con la atmósfera que acababa de presenciar en la casa de la pelinegra. Sin embargo, Kara mantuvo su compostura, recordando su posición profesional.

James, al ver a Kara, esbozó una sonrisa que no llegó a sus ojos. —Dra. Zor-El, ¿trabajando hasta tarde? — dijo, intentando un tono casual, pero los celos se notaban. No entendía qué estaba haciendo la doctora en casa de su novia. ¿Por qué estaba ahí? ¿Qué estuvieron haciendo?

Kara notó su falso intento de cordialidad, pero se mantuvo distante. Asintió brevemente, evitando entrar en detalles sobre su visita.

—La veré luego, Srta. Luthor— la pelinegra, aun visiblemente afectada, miró a Kara con gratitud.

—Gracias por venir, doctora. Hablaremos pronto— dijo Lena, intentando sonar tranquila, aunque su voz traicionaba la emoción subyacente. No quería que se fuera, al menos no todavía.

Kara intercambió una última mirada con Lena antes de salir por la puerta, dejándola junto a James en la entrada. Mientras se dirigía a su auto, no pudo evitar sentir de nuevo el nudo en su estómago. La dinámica entre Lena y James era algo que Kara apenas había comenzado a comprender, y ahora se encontraba en una posición delicada, navegando entre su deber profesional y sus sentimientos personales.

James entró y esperó a que la puerta se cerrara antes de volverse hacia Lena, sus ojos reflejando una mezcla de preocupación, confusión y claramente celos. Algo con lo que la pelinegra no estaba dispuesta a lidiar.

—Lena, ¿todo está bien? ¿Por qué ella estaba aquí? — preguntó, ofreciendo las flores. Lena tomó el ramo, sus manos temblaron ligeramente apenas las tocó y se dio la vuelta para buscar un lugar donde ponerlas. Trató de sonreír, pero la expresión se veía forzada.

—Sí, James, todo está bien— dijo, aunque su voz carecía de convicción. —Hoy fue un día complicado. La Dra. Zor-El solo vino a asegurarse de que estuviera bien— James frunció el ceño.

—Ella no tenía por qué estar aquí. Debiste haberme llamado. Podría haber venido antes para estar contigo— dijo, mientras extendía una mano para acariciar la mejilla de Lena. La pelinegra cerró los ojos ante el gesto, solo para evitar mirarlo a la cara y asintió lentamente.

—Solo... necesitaba un momento para procesar todo— admitió. —Además de seguro estabas ocupado atendiendo a tus pacientes, no quise molestarte con algo tan tonto.

James la atrajo suavemente hacia un abrazo, susurrando palabras de consuelo. Palabras que no tenían ningún efecto en ella. Sabía que James se preocupaba, pero en ese momento, su mente se encontraba con Kara y eso le había sido suficiente.

Mientras se abrazaban, Lena no pudo evitar preguntarse qué significaba todo esto. Su vida estaba en un punto crítico y la visita de Kara había añadido una nueva capa de complejidad a sus emociones. Sabía que tenía que tomar varias decisiones, no solo sobre su madre, sino también sobre su propio bienestar y las personas que elegía tener cerca.

Sin embargo, se permitió un momento de "consuelo" en los brazos de James, buscando la fuerza para enfrentar el día de mañana.

El abrazo de James era cálido, pero no lograba calmar del todo la tormenta de emociones en el interior de la pelinegra. Se sentía atrapada entre la lealtad hacia James, quien siempre había estado a su lado y la conexión inesperada que había encontrado junto a la doctora minutos atrás. Era una sensación que no había anticipado y que la desestabilizaba.

Después de un rato, James se apartó ligeramente, mirándola con una mezcla de cariño y preocupación. —Lena, quiero que sepas que estoy aquí para ti. Sé que ha sido difícil con todo lo que está pasando con tu madre, pero estoy aquí. No olvides eso— dijo James.

Lena asintió, agradecida por el apoyo, pero también sintiendo un peso sobre sus hombros. La expectativa de ser fuerte y manejar todo de manera impecable era abrumadora. Aun así, se obligó a sonreír, sabiendo que James solo quería lo mejor para ella.

—Gracias— respondió cortante, ya que su mente seguía divagando. Preguntándose cómo habría sido si la doctora se hubiera quedado un poco más. Decidió que no era el momento de pensar en eso y se centró en el presente, en James.

Mientras Lena preparaba una taza de té para ambos, se dio cuenta de que la presencia de James no lograba llenar el vacío que ahora sentía. Se sentaron en el sofá, el silencio entre ellos era cómodo, pero para Lena también estaba lleno de pensamientos no dichos. James tomó la iniciativa de hablar primero.

—¿Quieres hablar más sobre lo que pasó hoy?— preguntó él mientras bebía un sorbo de té.

Lena dudó por un momento, sabiendo que debía ser honesta con él, pero también queriendo protegerse a sí misma de la vulnerabilidad. Decidió hablar, aunque no completamente. Debía mantener su máscara, guardar todo su pasado.

—Fue solo... difícil. Ver a mi madre en ese estado y luego... bueno, todo el estrés acumulado, me ha afectado— confesó, mirando su taza de té en lugar de los ojos de James.

James asintió, extendiendo una mano para tomar la de ella. —Lo entiendo. Y estoy aquí para ayudarte a pasar por esto. Puedes recargarte de mí cuando lo necesites— aseguró, apretando suavemente su mano.

—Estaré bien— Lena levantó la mirada y sonrió. Sin embargo, una parte de ella deseaba poder expresar la confusión interna que sentía, pero ese no era un tema que pudiera abordar fácilmente, ni siquiera con James.

El resto de la noche pasó en relativa calma. James hizo su mejor esfuerzo por hacerla reír, intentando aligerar el ambiente. La pelinegra agradeció el esfuerzo, pero no pudo evitar sentir que algo había cambiado dentro de ella. Sabía que debía tomar decisiones sobre su vida, decisiones que inevitablemente afectarían su relación con James y su incipiente conexión con Kara.

Mientras se preparaba para dormir, Lena miró su teléfono, contemplando si debía enviarle un mensaje a la doctora para agradecerle nuevamente. Decidió dejarlo para el día siguiente, sintiendo que ya había mucho que procesar. Se acostó al lado de James, quien pronto se quedó dormido y ella se quedó despierta un rato más. Mirando al techo, pensando en el futuro incierto que se cernía sobre ella.

A la mañana siguiente, Lena se despertó temprano, sintiendo el peso de la noche anterior aún sobre sus hombros. El sol se filtraba por las cortinas, iluminando suavemente la habitación. Se giró y vio a James todavía dormido, su rostro estaba relajado. Lena sabía que había muchas cosas que necesitaba resolver, tanto en su vida personal como en la relación con su madre, sin mencionar su trabajo que tampoco le estaba yendo del todo bien.

Se levantó con cuidado para no despertarlo y se dirigió al baño. Al mirarse en el espejo, notó las ojeras bajo sus ojos y el cansancio que se reflejaba en su rostro. Lavó su cara con agua fría, intentando despejar su mente. Sabía que debía enfrentar el día con fuerza, a pesar de los desafíos que le aguardaban.

Después de vestirse, se dirigió a la cocina para preparar el desayuno. Mientras hervía agua para su té, su mente volvía una y otra vez a los eventos del día anterior. La imagen de su madre, la visita de Kara y la llegada de James se entrelazaban en un torbellino de emociones y pensamientos. Lena sentía una mezcla de confusión, culpa y determinación. Sabía que no podía seguir ignorando la realidad de su situación, especialmente con respecto a su madre y su salud mental.

James se despertó poco después y la encontró en la cocina. —Buenos días— dijo, acercándose para darle un beso en la mejilla y Lena sonrió débilmente.

—Buenos días— respondió, entregándole una taza de café.

Se sentaron en la mesa de la cocina, disfrutando de un desayuno sencillo. Lena intentó mantener la conversación ligera, pero James notó su distracción.

—¿Estás bien? Pareces tener mucho en mente— comentó, con una preocupación evidente.

Lena asintió, tomando un sorbo de su taza antes de responder. —Sí, solo estoy pensando en todo lo que tengo que hacer hoy— explicó, mirando a James con una expresión seria.

Él asintió, comprendiendo la situación. —Si necesitas ayuda con algo, solo dime, te ayudaré en lo que sea— ofreció él mientras comía.

—Lo sé y lo aprecio mucho— respondió Lena, tocando su mano brevemente.

𝑺𝒉𝒂𝒅𝒐𝒘𝒔 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora