𝑺𝒉𝒂𝒅𝒐𝒘𝒔 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈

Capítulo 8 - ¿Episodio y despido?

POV Lena

Había intentado contactar a la Dra. Zor-El ya que quería ver como estaba yendo todo el proceso con mi madre. Pero no conseguía respuesta del otro lado de la línea, así que decidí ir al hospital en persona. Claro, con precaución. Si Lillian volvía a verme solo agravaría todo, estaba consciente de eso. Caminé por los pasillos cautelosamente para no toparme con la doctora y mi madre de pronto, y en eso me encontré con James.

—Lena, ¿qué haces aquí? Pensé que nos veríamos más tarde— dijo al verme.

—James— fue lo único que alcancé a decir por la sorpresa. La verdad no esperaba encontrármelo, aunque era seguro que si lo haría. Me acerqué a él y deposité un beso en su mejilla.

—¿Eso será todo?

—Sí. En la tarde podré darte más— respondí, acomodando el nudo de su corbata con un toque nervioso.

—Entonces no viniste a verme.

—No, solo quería ver a la Dra. Zor-El para preguntarle si mi madre estaba mejorando. Llamé al número que me diste, pero no contestó y por eso estoy aquí.

—De seguro estaba ocupada con tu madre, debió ser eso. Ven, te llevaré a su oficina para que nos diga cómo le va— James tomó mi mano y me llevó por uno de los pasillos.

De pronto un grito agudo resonó en el lugar. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda y nos giramos hacia donde venían los gritos. James comenzó a caminar apresurado y yo lo seguí.

Un grupo de enfermeras estaban corriendo de aquí para allá. Seguí con la mirada a la multitud hasta un rincón visible, allí estaba Lillian. En medio de una escena de caos. Estaba de pie, su rostro era una máscara de desesperación y angustia.

La Dra. Zor-El se encontraba ahí también, su rostro estaba lleno de sorpresa y preocupación. Alzó la mirada y la vi directo a los ojos por un segundo, entonces reaccionó rápidamente y se acercó a Lillian, bloqueándome para que mi madre no pudiera verme.

Iba a caminar hacia ellas, pero me detuve. Por más que quisiera no podía hacerlo. No podía hacer nada. Solo observar con el corazón en la garganta. La mente de Lillian parecía haber perdido el control. Ella estaba enojada, sus manos temblaban de rabia, y su cuerpo se movía de manera descontrolada. Eso solo me traía recuerdos que no hacían más que provocarme escalofríos.

La habitación estaba en desorden, con sillas volcadas y papeles esparcidos por el suelo. Los gritos de Lillian y los murmullos preocupados del personal médico llenaban el lugar. El miedo se apoderó de mí al ver a mi madre actuar con tanta violencia y desesperación. A pesar de que había oído hablar de las crisis y episodios asociados con su diagnóstico, desgraciadamente había presenciado varios de esos ataques violentos.

Pude ver cómo la doctora intentaba calmar a Lillian. Sin embargo, ella parecía no escucharla, sus movimientos seguían siendo erráticos y el control de su cuerpo se desmoronaba.

—Traigan un tranquilizante— la voz de James me hizo despegar la mirada por unos segundos, iba a decir algo, pero la doctora fue más rápida.

—¡No! — gritó la Kara al escucharlo. —No intervengas. Soy la doctora encargada, así que hazte a un lado y déjame manejar esto.

—Lillian, necesito que te tomes un momento para respirar conmigo. Puedes hacerlo, ¿verdad?

Las palabras de Kara parecían perderse en el mar de confusión de Lillian. Vi cómo la situación se intensificaba. Kara trataba de acercarse con cuidado, sin hacer movimientos bruscos que pudieran asustar más a mi madre. Sus intentos por calmarla eran meticulosos y condescendientes, pero era evidente que el episodio estaba fuera de control.