Capítulo 11 - Lillian, Diana y Lena

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Kara continuó observando el progreso de Lillian en las sesiones grupales y su participación en las actividades terapéuticas. Cada sesión parecía traer un nuevo nivel de apertura y aceptación en Lillian, y Kara estaba satisfecha con el ritmo de la recuperación. La mayor se estaba adaptando bien a las actividades grupales, mostrando un nivel de compromiso y una disposición a enfrentar sus temores.

Mientras revisaba el progreso de Lillian y preparaba las notas para la próxima sesión, Kara recibió una llamada de Lena. La voz de la pelinegra estaba cargada de expectativa y nerviosismo.

—Dra. Zor-El, ¿cómo va el progreso de mi madre? ¿Cree que sería posible planear una visita pronto? — Kara sintió un ligero cosquilleo de anticipación. Era un paso importante, pero también uno que debía ser manejado con cuidado.

—Srta. Luthor, entiendo que este ansiosa por ver a su madre, pero no voy a mentirle, ese momento parece estar más cerca de lo que parece. Lillian ha estado progresando de manera significativa y me parece que está lista para tener una conversación más profunda con usted. Podemos coordinar una visita en un entorno controlado, donde puedan sentirse cómodas.

—Eso suena excelente— contestó Lena. —¿Cuándo podríamos programarla?

—Primero debería hablar con ella y ver su reacción. No le prometo nada, pero si todo sale bien podría ser la próxima semana. Esto dará tiempo para preparar a Lillian y asegurarnos de que el entorno sea adecuado para ambas. Voy a coordinar todos los detalles y la mantendré informada— respondió Kara con confianza.

—Perfecto. Estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario para que esto funcione. Gracias de nuevo por todo— dijo Lena antes de colgar.

Cuando Kara estaba a punto de levantarse de su silla para dirigirse a la habitación de Lillian para hablar acerca de la visita de Lena, el teléfono volvió a sonar. No tuvo de otra más que contestar, podía ser un emergencia.

Llamada

—Buenos tardes, habla la Dra. Zor-El— habló mientras escribía algo en su libreta de notas.

—Eso sonó muy sexy— dijeron al otro lado de la línea y una sonrisa se formó en sus labios al reconocer su voz.

—No lo dudo. ¿A qué debo su llamada Dra. Prince? Pudiste haberme llamado a mi teléfono personal.

—Lo sé, pero sabía que no ibas a responder. Solo llamé porque te extrañaba. Lamento no haber podido llegar anoche. Llegó un paciente y debía atenderlo de urgencia.

—Lo sé, últimamente tienes más trabajo y no puedo disfrutar de ti. Debes estar muy cansada.

—Un poco, pero logré dormir a escondidas de mi jefa, así que no te preocupes.

—Siempre me voy a preocupar.

—Te recompensaré por no haberte maravillado con mi presencia anoche. Ya que hoy saldré más temprano, ¿quieres ir a cenar a ese restaurante que te gusta mucho?

—Eso suena bien.

—Entonces te veo más tarde, ya comenzaron a llamarme. Te amo.

—También te amo— la rubia colgó y con una sonrisa en sus labios caminó hacia la habitación de Lillian.

La mayor se encontraba leyendo el mismo libro que tenía la vez que escribió la carta para Lena y lo dejó a un lado para prestarle atención a su doctora preferida.

—¿Qué tal la lectura, Lillian? — preguntó la rubia mientras cerraba la puerta.

—Aburrida hasta que llegaste.

𝑺𝒉𝒂𝒅𝒐𝒘𝒔 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora