El reloj en la pared de su oficina marcaba las 11:45 a.m. cuando Kara revisaba por enésima vez el informe de uno de sus pacientes. No estaba del todo concentrada. Había regresado al trabajo después de la suspensión y algo en su rutina diaria había cambiado de forma irrevocable. Las tareas que solían ocupar su mente por completo ahora se sentían distantes, como si una parte de ella estuviera operando en piloto automático.
Justo cuando estaba a punto de cambiar la página, sintió una vibración en su bolsillo. Su teléfono encendido, mostraba un nuevo mensaje. El nombre en la pantalla la hizo detenerse. La sorpresa inicial se mezcló con una oleada de ansiedad. Era la primera vez que Diana se ponía en contacto desde que se habían distanciado.
Kara miró el mensaje durante unos segundos, sintiendo un nudo en el estómago.
Diana: ¿Podemos hablar?
Los dedos de la rubia flotaron sobre el teclado por un momento, dudando entre responder de inmediato o posponer lo inevitable. Pero sabía que no podía seguir evadiendo esa conversación. Había algo en la manera en que Diana había formulado la pregunta que le decía que esto era algo que debía enfrentar ahora.
Kara: Claro. ¿Dónde estás?
Diana: Estoy cerca del hospital. ¿Podemos vernos en el café de siempre?
Kara tragó saliva. El "café de siempre" no era solo un lugar para tomar café era un espacio lleno de recuerdos buenos y era posible que se añadiera uno doloroso. Sabía que volver allí significaría revivir esos momentos, y enfrentarse a lo que había perdido y a lo que estaba en juego.
Dejó el informe en el escritorio y salió de la oficina con pasos medidos. El camino hasta el café fue corto, pero cada paso parecía alargar la distancia entre ella y la tranquilidad que tanto anhelaba. Al llegar, vio a Diana sentada en una de las mesas junto a la ventana. Su figura recortada contra la luz natural que entraba por la ventana, la hacía ver igual de hermosa que la última vez que la vio.
Kara se acercó con temor. Cuando se sentó frente a Diana, notó las pequeñas señales de cansancio en su rostro, los ojos un poco más hundidos de lo habitual y la ligera rigidez en sus hombros.
—Hola— dijo Diana, con una voz que intentaba sonar casual. Kara intentó sonreír, pero solo logró una mueca de incomodidad.
—Hola, Diana— respondió la rubia, evitando mirarla a los ojos.
El silencio que siguió fue tenso. Ninguna de las dos parecía saber por dónde empezar, como si estuvieran caminando sobre terreno minado, temiendo que una sola palabra desencadenara una explosión emocional. Pero Diana decidió romper el silencio mientras sus dedos jugueteaban nerviosamente con la servilleta de papel frente a ella.
—He estado pensando mucho en lo que pasó entre nosotras— comenzó, también evitando el contacto visual. —En cómo dejamos las cosas, en cómo me sentí y en lo que todo esto significa para mí. Necesitaba tiempo para aclarar mis pensamientos y sé que tú también lo necesitabas. Pero no podía seguir adelante sin saber si todavía hay algo entre nosotras, algo que pueda salvarse.
Kara sintió una punzada en el pecho. Sabía que esta conversación era inevitable, pero no había esperado que fuera tan directa, tan cargada de emociones que ella misma había tratado de enterrar. Sabía que cualquier respuesta que diera tendría un peso enorme.
—Diana, yo...— Kara vaciló, intentando organizar sus pensamientos. —No puedo negar lo que tuvimos. Porque fue real e importante para mí. Pero las cosas han cambiado. Durante estas semanas... este tiempo... he cambiado.
Diana finalmente levantó la mirada y los ojos de Kara se encontraron con los suyos, llenos de dolor y resignación.
—Lo sé, Kara. Puedo sentirlo. Pero necesitaba escucharlo de ti. Necesitaba saber si debía seguir adelante o si todavía hay algo por lo que valga la pena luchar.
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𝑺𝒉𝒂𝒅𝒐𝒘𝒔 | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈
FanfictionKara Zor-El es una doctora altamente respetada en el hospital psiquiátrico de National City, conocida por su frialdad y profesionalismo con sus colegas, pero con una calidez única para sus pacientes. Su vida da un giro cuando le asignan a Lillian Lu...