17: Efectos secundarios

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Hermione no lo podía creer… en esa centésima de raciocinio, se preguntaba ¿Qué demonios la había impulsado a irrumpir la habitación de Alessa y decirle que dejara a Draco? ¡Ellos habían quedado en tener un amor secreto! ¡Ahora lo echaba todo a perder! ¿Cómo se había atrevido? ¡Todo se descubriría cuando Alessa le reclamara a Draco y entonces él la dejaría!

¡NO, NO, NO!

El pánico se apoderó de Hermione…

¡Draco no podía dejarla, no a ella que lo amaba tanto! ¡No podía separarse de él si es que solo esperaba pacientemente a que se aburriera de Alessa y la eligiera a ella como compañera definitiva! ¿Qué haría ahora? ¿Tenía que darle una explicación a Alessa? Pedirle que… no dijera nada

Sus labios temblaron… ¡Tenía que ser una bocona! Y solo se centró en confiar que Alessa no diría nada a Draco, y ella tendría que guardar sus impulsos, había prometido mucha discreción con tal de que Draco anduviera con ella…

-¡Control, control Hermione, no pasa nada… solo control! Alessa no le dirá nada a Draco… y el seguirá siendo tu amor secreto, del que nadie podrá separarte… y cuando tomemos valor ¡El mundo se enterará y seremos libres para gritarle al mundo que nos queremos!

Esas ideas macabras no surgían de la claridad de la mente de Hermione, si no del poder malsano del talismán, que la obligaba a “amar” de un modo insano a Draco, era como un amor enfermizo, como una droga de amor tan potente que no paraba, si no al contrario, cada vez avanzaba más…

Y solo una cosa podría parar tal situación…

Solo una… tan simple, tan sencilla… pero ese era el problema, porque si esa cosa simple, paraba el encantamiento, y la otra persona hechizada no correspondía exactamente a su amor, terribles tragedias podrían desencadenar…

Pero el cerebro embotado de Hermione… no tenía ni idea…

Draco en cambio…

Tampoco tenía ni idea… El rubio yacía en la cama de su habitación mirando al techo, pensando en todo lo que sucedía… como que una vez lejos del talismán, se les aclaraban las ideas… bueno, al menos a él… porque no concebía, simplemente no entendía…

¿En qué momento del partido Hermione Granger se había enamorado de él? ¿Por qué? El… que toda su vida odió a los sangre sucia, que a ella más que a nadie, porque era inteligente, más o menos agraciada, que todo mundo (Excepto Snape) la adulaban, que tenía amigos fieles y que muchos le querían… que la odió con todo su corazón…

No lo entendía

Si el asco era mutuo, se aborrecían, en lo que jamás pensaban era siquiera en tener un acercamiento… recordaba aquel hechizo que le había echado en el que sus incisivos le crecieron tanto que tuvo que parar en la enfermería… cuando por defenderla Ron se auto hechizó y estuvo escupiendo babosas todo un día, porque no dudó en decirle “Sangre Sucia”… cuando no perdía oportunidad de echarlos de cabeza y hacerlos miserables…

Si… era más por envidia que por otra cosa… por sus padres, por lo que le habían inculcado, por sus ideas equivocadas quizás, por seguir temerosamente al señor oscuro, que tampoco era puro, que era un mestizo igual que Potter…

Pero con todo eso…

Era para que Hermione no quisiera verlo ni en pintura… luego entonces ¿Por qué lo besaba de ese modo? ¿Por qué con cada presión de sus labios suaves sentía la proyección de mil mariposas revoloteando a su alrededor?

¿Por qué de repente le gustaba el olor de su pelo, de su piel, el sabor de sus labios? ¿Y la repugnancia que siempre le había tenido?

El rubio se revolvió en su cama, mientras una lágrima escudriñaba el rabillo de su ojo derecho… liberándola, aquel diamante acuoso, recorrió su mejilla pálida hasta evaporarse… Respiró profundamente y carraspeó ¿Estaba perdiendo estabilidad emocional dejándose llevar por esa mujercita?

Se incorporó lentamente de la cama, sentándose pegado a la pared, mirando a su alrededor, el cuarto vacío, la cama de Goyle vacía, con un moño negro en señal de luto… Crabble no había vuelto al colegio, mucho había cambiado después de la guerra… hasta el…

Seguía siendo el apestado con suerte… por andar con aquella que parecía una súper modelo… con Alessa Tugwood, que no necesitaba ninguna pócima de amor o belleza como los que hacia su antecesora Sascharisa… porque sin necesidad de ella, era preciosa y muchos chicos le seguían como moscas a la miel.

¿Y porque cambiar los diamantes por circonias?

Quizás la respuesta era simple… porque pese a que el diamante es precioso, posee destellos de luces espectaculares y son costosos, su frialdad era evidente, era un objeto frío, de temple. Y la piedra falsa, la circonia… era barata, si… era sencilla, si… su brillo quizás no se comparara nunca con un diamante… pero… esa sencillez, esa calidez que emanaba, provocaba mas sonrisas que nunca, pese a que se sabía, que el valor era mínimo…

Draco cerró los ojos…

Recordó los besos que Hermione le daba y sus dedos acariciaron sus labios… esa circonia castaña, le había removido sus sentimientos y había alterado su mundo imperfecto a perfecto con ella a su lado, invitándolo a un atrevido romance secreto lleno de caricias verdaderas que disfrutaba enormemente…

Pero nadie debía saberlo… mucho menos sus amigos, ni los de él, ni los de ella… nada bueno acabaría, aunque… ¡El no la había buscado! Era ella, la que lo había hecho y no sabía porque… para ser una broma de mal gusto… estaba yendo muy lejos y sus consecuencias serían desastrosas…

Tomó una almohada y se la pegó a la cara emitiendo un gruñido y un grito de coraje y de angustia ¿Hasta dónde estaba dispuesto a llegar? ¿Y si le ponía un alto? ¿Y le decía que mejor lo dejara en paz? ¡NO! Necesitaba un beso más de ella…

Porque sus besos lo hacían sentir vivo, lo hacían sentir vanas esperanzas, las caricias hacían que su cuerpo temblara y su corazón latiera a mil por hora, dándole a entender que era un ser humano, gracias a ella…

De solo pensar en no verla, lo hacía sentir vacío… no era nada sin el… ¡NO; MALDICION! ¿PORQUE TENIA ESOS PENSAMIENTOS? ¡EL NO SE MORIRIA SI ELLA NO ESTABA CON EL! ¡DESPIERTA DRACO MALFOY, MALDITA SEA, DESPIERTA, LA REALIDAD ES QUE ES SOLO UNA ILUSION, QUE NO DEBES ESTAR JUNTO A ELLA, ALESSA ES TU REALIDAD!

NO…

No era a Alessa a la que necesitaba en ese momento, era a ella ¿Por qué? ¡No lo sabía! Pero así era… se estaba volviendo nada de solo pensarla lejos.

Aventó con furia la almohada y se levantó de golpe, mirando a través de la ventana… su desesperación crecía con enormidad… sentía que se ahogaba dentro de esas cuatro paredes… y salió a toda prisa, buscando, necesitando…

Solo un lugar le vino a la mente…  y fue de inmediato ¡Claro! Ahí estaba ella, en la biblioteca… solitaria, porque solo la señora Pince estaba ahí, revisando minuciosamente sus tarjetas, ni siquiera se había percatado de él…

Draco no ocultó sus impulsos, fue directo a ella y la jaló con suavidad del brazo, llevándola hasta los estantes de libros más apartados, ahí, en lo más oscuro, mas oculto, la abrazó con intensidad, oliendo si pelo, y buscando sus labios…

Hermione tuvo que parase de puntas para alcanzarlo bien, mientras que dejaba que Draco la besara, de un modo romántico, amable, lleno de sensaciones agradables que le inundaban el corazón de paz y armonía.

Por primera vez, también, ella besó de modo distinto a Draco, sin ese falso apasionamiento, sin ese ardor insano que le provocaba el cuerpo del rubio… no… era un beso suave, inteligente, solo labio con labio, sabor por sabor, evocando la ternura que podrían irradiar juntos, ella acaricio la piel tersa, porcelánica de Draco, metiendo sus manos dentro de su espesa cabellera rubia.

Me siento vivo… me siento viva…

Eran los pensamientos… sus pensamientos…

Era la magia del talismán sin duda, que inundaba el corazón de Hermione que le hacía sentir tal falsedad, ahora que ella estaba bajo su completo influjo, ahora que actuaba de modo irracional… podía hacer con ella lo que quisiera… y quizás lo que la salvaba, era que Draco, ya no era el mismo de antes…

El TalismánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora