30: Huele a tristeza

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Todos le miraban… en el gran comedor había un gran silencio, era pesado, era horrible, no era nada agradable, pero ahí estaba ella, de pie, altiva, mirando a todos desafiantes… Draco no miraba a nadie, solo contemplaba su copa mientras había escuchado a Alessa confesar “su culpa”

-¡Lo sabía! – De pronto brincó Ron de su asiento - ¡Sabía que ese enamoramiento era una farsa!

Draco procuró no romper la copa, él debía victimizarse también, ella había confesado a todos su culpa, que por sus inseguridades, había intentado embrujar a Draco y en el camino se había atravesado también Hermione… atrapando a los dos en el embrujo que era solo para él…

Había dicho también, que Draco ya había salido de su estupor y que obviamente habían tronado por haberlo puesto en ese apuro, que no se preocuparan por Hermione, en un par de días, ella estaría como siempre, odiando al rubio… al igual que él, seguiría para con ella.

Ron siguió en su estúpido juego, al que Alexander estuvo a punto de romperle la cara, mientras que Hermione, miraba todo sin mirar, escuchaba como si no hablaran de ella, aún bajo ese hechizo, que poco a poco amenazaba con disolverse…

Al finalizar… Alessa no se atrevió a mirar siquiera a Harry, salió del comedor acompañado de Alexander, obvio que en el pasillo se encontró a McGonagall que los llevó con Dumbledore… esa bromita había llegado muy lejos y los filtros amorosos por así decirlo, estaban prohibidos.

Ron terminó su baile ridículo, mientras se lanzaba a ver a Draco, quien lo ignoraba como podía, rabiando infinitamente, aguantando, pero al menos, la compasión y el apoyo no se hizo esperar… todos estaban de acuerdo en que Alessa era una loca psicópata que había provocado aquel infortunio.

Pero le dolió… le dolió mirar a Hermione y no ir hacia ella, sentir sus besos y sus abrazos, escuchar su voz aterciopelada, su risa contagiosa y su ternura… Ahogó un suspiro y salió a prisa del comedor… claro, Hermy aún bajo el hechizo de amor, quiso seguirlo pero la detuvieron…

-¿Qué les pasa? – Chilló revolviéndose en los brazos de Ron

-Deja solo a Malfoy

-¡Es mi novio, algo le pasa Ron!

-No lo verás ahora… el no quiere verte…

-¡Eso no es verdad! ¡Me necesita!

-Basta Hermione, no irás con Malfoy, siéntate – espetaba el pelirrojo

-¡Tú no me mandas! – Chilló y volvió a ponerse en pie, pero fue Ginny quien la sujetó

-¡Hermione, estás hechizada, tu piensas que amas a Malfoy, pero no es cierto! – le dijo molesta

-¡Mentirosa! – espetó la castaña

-Gin, ella no lo va a entender – se quejó Harry – tenemos que esperar a que se le pase el efecto…

-¿Y si por eso Malfoy se aprovecha de ella?

-¡Por favor! ¿No le viste la cara? Está avergonzado de haber caído con ella… no dejará que Hermione se le acerque… jamás

Hermione siguió forcejeando con sus amigos, pero éstos permanecieron estoicos… en lo que Draco, salía a toda prisa del colegio ¡Le urgía aire puro! Al salir fue a dar precisamente al lugar en donde alguna vez, ella le diera un puñetazo en la cara…

Recordó todo claramente… los nubarrones comenzaron a poblar el cielo de modo rápido, y las gotas de lluvia comenzaron a caer suavemente… sin que él se moviera.

Se sentó en el pasto, dejando que toda la llovizna le cayera en la cabeza, que le mojara la ropa, que su pelo rubio se desplazara hacia su rostro… que sus lágrimas se confundieran con la lluvia…

Mas la lluvia se convirtió en tormenta, pero el permaneció bajo los truenos, bajo la violencia con que comenzó a caer… Hasta que Alessa lo buscó y lo tomó del brazo, llevándolo bajo techo, procuró un hechizo de calor, pero Draco parecía no sentir nada… porque su mundo ahora estaba perdido.

-Lo superarás…

El no dijo nada, solo miró el infinito, contempló la soledad pese a estar con ella, cerró los ojos y su única fortaleza, serían los besos que ella le había dado, cuando la creía enamorada, añoraría el calor de su cuerpo… la amaría siempre…

Su pequeña impura…

Hicieron cuanto pudieron unos días para contener a Hermione, Draco siempre evitaba el contacto físico y visual, ella estaba insoportable, porque no la dejaban estar con él y aparte, él, no se dejaba ver, le enviaba muchos mensajes de amor… por el otro lado, los gemelos ya no eran bien vistos, Luna estaba sumamente decepcionada, los pocos que les hablaban, solo era para intentar saber detalles escabrosos sobre como habían hechizado a Draco y Hermione.

Hasta que las cartas obsesivas, las llamadas de amor, las palabras dulces suplicándole verlo, cesaron… entonces Draco comprendió que todo había pasado, ella ya no estaba más bajo el influjo del talismán… apretó las notas de amor en su pecho, mientras la opresión no lo dejaba en paz…

Odio tanto a todos… por arrebatarle el sueño hermoso

De pronto le entró la desesperación ¿Ya había hablado Alessa con Hermione explicándole las cosas? Lo ignoraba, ellos tampoco hablaban mucho, ella todo el tiempo estaba igual de triste… seguramente porque Harry la ignoraba… claro, debido a la mentira por salvar a Draco, ella había quedado como la peor…

Por lo menos, los tres estaban tan enlodados hasta el cuello

En ese momento, era cierto, ante las cosas que Hermy escuchaba y las burlas a sus espaldas, había ido a pedir explicaciones a Alessa, quien contó la misma versión que les había dicho a todos… pero para la castaña era muy extraño…

Hermione como que no había creído la explicación de Alessa, para empezar desde su llegada, jamás le había visto el brillo del amor cuando estaba con Draco… al contrario, eran tan fríos… y hubiese querido descubrir la verdad…

Y estaba resuelta a descubrir la verdad, porque como que últimamente tenía sueños en los que estaba con Draco de modo tan… acalorado que era imposible para ella imaginarlo… Y no es que ese rubio le interesara… lo odiaba y lo detestaba, pero quería llegar al fondo de todo eso, sabía que los gemelos Tugwood tenían mucho que ver y que aquello no había sido solo una pócima...

En todo aquello había algo más involucrado… claro, ya de nada valió decirle de todo a Alessa, por obligarla a perder la cabeza por el idiota de Malfoy, por permitir que lo besara, que la perjudicara y en ocasiones se preguntaba si entre ellos dos había pasado algo más.

Pero Alessa no soltaba más…

Y Harry también sufría mucho… pasaba las noches en su habitación sin la visita de Alessa, la extrañaba, pero le dolía que hubiese usado a su amiga de ese modo… lo más odiado, eran que esas noches, le dolía todo, la pierna, su cara, sus ojos…

Y ahora ni las pociones ni los emplastes parecían apaciguarlo, al contrario, ya no estaba muy seguro por donde le empezaba el dolor, aunque suponía que en el corazón.

Deseaba estar muerto…

El TalismánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora