18: La misma luna

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Luna miraba hacia la nada en medio de la sala de Ravenclaw, sus ojos húmedos, reclamaban en ella, una ansiedad que trataba de colmar bebiendo sus penas… ¿Quién era ella? Nadie… De nada le había valido luchar fielmente al lado de Harry durante la batalla, siempre sería… Nadie…

Un suspiró llegó desde el infinito y pensó en Alexander Tugwood y su odiosa transformación ¿Por qué paso de ser un chico ideal a un patán? ¿Por qué la había besado de esa manera y la había amenazado con hacerle cosas?

¿Por qué su primer beso no fue del modo en que ella se lo imagino? Su primer beso debía ser dado por un chico que la quisiera tal cual era, que la aceptara con sus ideas y sus pensamientos, que la abrazara de manera tierna y que la colmara de palabras dulces, que presionara suavemente sus labios, haciéndola volar con las hadas…

Por un momento… solo por un momento, pensaba que Seamus Finnigan era el indicado, pero el gusto le duró poco, el gryffindor solo había tenido un gesto caballeroso con ella durante la batalla… y con Alexander jamás lo habría pensado, luego entonces ¿Qué era lo que se proponía?

¿Por qué atacarla de ese modo? ¿Por qué acosarla cuando la primera impresión era de un chico dulce y de sonrisa amable? De nuevo las lágrimas azotaron sus mejillas y rodaron hasta las manos, cuyos dedos estrujaban intensamente su falda hasta enrojecer los nudillos.

“Ya deja de lamentarte lo que no tiene remedio” – Escuchó una voz a su alrededor y no se movió, sorbió sus propias lagrimas y aflojo las manos…

Miró a su alrededor pero no la vio

“Luna… No te dejes vencer, no le tengas miedo”

La pequeña rubia emitió un suspiro hondo, cerró los ojos con firmeza y al abrirlos, ahí estaba ella… Rain…

“Luna, mi querida niña ¿A que le temes? No debes ceder a Alex-Alexander a esa pelirroja”

-No hago competencia – susurró Luna con su parsimoniosa voz – Además, Alex me da miedo ahora…

“Puedes controlarlo”

-Para ti sería fácil – le dijo Luna a Rain mientras miraba a su visión, era como una versión de sí misma, pero mejorada, porque en su visión espectral, era alta, de piernas largas y torneadas, con un cuerpo que mataría a cualquier chico, un rostro enmarcado por una larga y espesa cabellera rubia y perfecta, sedosa, unos ojos grandes, si, pero expresivos, la nariz recta y una boca perfecta… todo lo que Luna no era…

Ni seria nunca… eso era Rain

-Alex solo quiere jugar conmigo, darme miedo… eso es lo que él quiere… era tan lindo… ¿Por qué se convirtió en un monstruo?

Rain cambió su posición, desapareciendo y apareciendo al lado de Luna, mientras se inclinaba hacia ella y pasaba su mano invisible a través de sus hombros…

“Pequeña, créeme, solo tú puedes dominar a Alex, porque esa chica Weasley no obtendrá lo que tu si puedes”

Luna esbozó una escueta e incrédula sonrisa

“Solo tú puedes tener el talismán sin temer a su poder”

-¿De qué hablas Rain?

“Ahora no puedo decirte mucho, pero ya que me has despertado, estaré contigo, junto a ti, mi querida niña, y cuando sepas a lo que me refiero, verás que no hay nada que temer”

Luna cerró los ojos y recordó a Alex… era indudablemente un muchacho muy guapo, no podría haber en Hogwarts otro igual que él, y hubiese sido más perfecto si ante ella hubiera permanecido con esa misma actitud… parecía estar viento su cabello negro como boca de lobo, que le caía sobre su frente enmarcando tan precioso rostro ovalado, sus ojos, eran dos almendras orientales porque estaban ligeramente rasgados, el azul que le acompañaba era sin duda, una chispa de electricidad…

Un suspiro más… y esa nariz griega, recta y grande, delineada, que enmarcaban esos labios delgados que eran fuego al besar, y cuando sonreía parecía que el sol salía, pero cuando la había besado la había hundido en las tinieblas…

“No pierdas la fe Luna… solo tú puedes controlarlos”

Rain se esfumo como en una delgada neblina y dejo a Luna sumida en sus pensamientos, ella se acercó a la ventana y la luz de luna iluminaba todo esa área del castillo, tan apacible, tan brillante, tan plácida…

Se preguntaba si alguien más estaba viendo lo mismo que ella…

Alexander…

Estaba en el canto de los ventanales, mirando la redondez de la brillante luna, con un dejo de tristeza, pensando en Elizabeth… en esa bella pero quizás insignificante chica que caía una y otra vez por el puente del castillo… diciéndole que moriría por el… y lo había cumplido…

¿Es que acaso Alex no lo entendía?

Luna le agradaba, pero no quería que Alex se aferrara de nuevo a alguien que quizás no le gustara a Alexander, a él… por eso tenía que ponerlo a dormir con esa espantosa pócima, que tenía un efecto secundario… hacía que entrara en una depresión y lo dejaba desganado…

Y con esos pensamientos, no se acordó de la cena, prefirió echarse a la cama y viajar en sueños, al menos así, se olvidaba de ella, de ellos, por un buen rato.

Al día siguiente, sus rostros no eran de mucha felicidad… Alessa estaba de lo más ida, como que estaba en otro planeta y muchos lo notaban y murmuraban si su “perfecta” relación con Draco estaba en picada porque ni juntos se les hallaba tan seguido…

Alexander, desde su mesa con sly, tampoco estaba tan animoso como siempre, su rostro tenía un rictus de cansancio y apenas y masticaba los alimentos… De repente entró ella, Luna, lenta y apenas percibiendo al mundo… No falto de la mesa de slytherin que se le “ocurriera” aventarle una migaja de pan…

Hubo un desconcierto y un enojo generalizado, pero nadie se levanto a reclamar la afrenta, dado que los mejores amigos y defensores de Luna no estaban… que eran Harry y Neville, ya que uno estaba en la sala común y el otro con la profesora Sprout…

Alex rechinó los dientes… maldito idiota ¡Pero ya se las pagaría! ¿Cómo osaba hacerle esa grosería a la señorita Lovegood? Por un momento Luna se quedo a dos mesas frente a Alexander, al levantar los ojos, vio que el chico la miraba…

Desvió la mirada y supo que no se podría concentrar así, por lo que procuró sentarse de espaldas, al menos así, no lo vería pero… durante el tiempo del desayuno, sintió la mirada de Alex sobre su espalda… pero no se volvería para corroborar si el chico lo hacía o solo eran ideas suyas.

La verdad es que Alexander ni siquiera había terminado de desayunar, de inmediato se había subido a clases de runas antiguas… al menos así, procuraría olvidarse de ella, por lo menos la clase de runas siempre lograba distraerlo mucho, pese a que ya sabía todo lo que enseñaban en ese momento.

Una semana más tarde, contemplaba el talismán en sus manos y las copias relucientes… habían tres copias y el original… sonrió porque el joyero pensó que le podría timar la original, mas no contaba con que la joya tuviera una contraseña para asegurar su originalidad y con toda la pena y la amenaza de ir a parar a Azkaban, había regresado la original

Había mandado a pedir solo un par de copias, pero, en vista de lo sucedido, ahora tenía el original, tres copias por si las dudas… claro que cuando junto los cuatro talismanes en total, envolviéndolas en un manto de seda, toda la noche… el siniestro talismán de amor, impregnó a las otras falsas joyas con parte de su amor malsano

Porque sabía que alguna de las copias, llegaría a manos de Draco… la sangre del chico que había caído en sus finos cristales aún palpitaba dentro de él con la impregnación, así que cualquiera que llegara, se encargaría de seguir con lo mismo y no pararía con facilidad

Cuando Alessa recibió el falso talismán, sonrió, sin duda, Draco no notaría la diferencia y de inmediato corrió a dárselo ya que se lo había prometido y ella siempre cumplía sus promesas… El rubio no objetó al ver de vuelta tan costosa joya, y no dudó que fuera la misma… finalmente Alessa era su novia… tan falsa como el talismán, pero era su novia.

La colocó escondida en la solapa de la túnica, y sintió una calidez especial, el talismán lo hacía sentir bien, aunque no sabía porque… pero de cierto modo, las imágenes de Hermione le rondaban…

El TalismánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora